El frigorífico brasileño Minerva, el nuevo dueño de las plantas que su
coterránea JBS tenía en la Argentina, podría comenzar a evaluar el próximo año
la reapertura de alguna de las unidades que continúan cerradas en el país,
aunque eso no significa que la reapertura se concrete durante 2018.
En junio pasado, tras haber quedado envueltos en un escándalo en Brasil por corrupción, JBS, el mayor frigorífico del mundo, anunció la venta de sus operaciones en la Argentina, Paraguay y Uruguay a Minerva. Esta última empresa, la segunda exportadora del mundo en el rubro y propiedad de la familia Vilela de Queiroz, pagó US$ 300 millones por nueve plantas frigoríficas.
En el caso de la Argentina, el negocio de JBS estaba compuesto por cinco
plantas de faena, más otra de productos industrializados en la zona de Pilar y
una grasería en Pontevedra. Como dato de color, al tomar Minerva el control de
la compañía, el 1° de agosto pasado, recuperó el anterior nombre, que era Swift
Argentina.
De las plantas de faena, ubicadas en Pontevedra, Venado Tuerto, Berazategui, Jesús María y Rosario, sólo en esta última está faenando hacienda vacuna. El resto de las unidades están cerradas desde hace años tras la política de intervención del gobierno anterior en el sector.
En Rosario, la empresa está trabajando a pleno con la faena. En esta línea, según contó a LA NACION Gustavo Kahl, director ejecutivo de Minerva en la Argentina, la firma va a terminar 2017 faenando un 8% más respecto de 2016.
"Vamos a estar cerca de las 400.000 cabezas [de faena]", señaló el ejecutivo. La empresa tiene planes de crecer entre 5 y 10% el próximo año. En 2009, todas las plantas faenaban 800.000 cabezas al año.
De acuerdo con el director ejecutivo de la compañía, por ahora no tiene prevista la reapertura de alguna de las plantas cerradas. Consideró que antes se debe concretar la apertura de más mercados para la Argentina (el país está aguardando que se haga operativa la reapertura de los Estados Unidos) y el negocio tiene que mostrar más resultados, en este punto, por el combate contra la informalidad.
"No por ahora [la reapertura de otra planta], no en el corto plazo, hasta que no se abran más mercados y el negocio esté más consolidado en cuanto a los resultados que pasan por la formalidad y esa apertura de mercados", dijo el directivo. En esta línea, Kahl explicó: "Recién ahí, cuando esté más consolidado, vamos a pensar en abrir una segunda planta. A partir del año que viene empezaremos a pensarlo, pero no está en el plan inmediato".
Desde marzo pasado, el Gobierno está llevando adelante un fuerte control sobre la cadena de la carne, con cierres de pseudocooperativas y de frigoríficos que no están en orden. Sobre este punto, Kahl valoró las acciones en marcha. "Se está trabajando con el Gobierno en tener una industria más formal. Se está avanzando, y en la medida que la industria esté más formal, ahí nuestra competencia va a ser más clara. Hoy no podemos competir contra plantas o empresas que no cumplen con las reglas", alertó.
"Cuando veamos que sea oportuno, recién ahí veremos de abrir una segunda planta. Cualquier cosa que una empresa formal pueda ganar por eficiencia no alcanza cuando competís contra alguien que no paga impuestos o no cumple las reglas", añadió.
Según el ejecutivo, el negocio en la Argentina tiene "un excelente futuro" porque "está volviendo a los mercados y tiene potencial para crecer". Este año el país cerraría con ventas por encima de las 300.000 toneladas, volumen que lo pondría en el noveno puesto del top ten de exportadores.
La empresa, que tiene unos 2000 empleados, considera que "los últimos meses del año terminan positivos" en materia de resultado del negocio. Desde 2015 lleva invertidos US$ 40 millones en ampliaciones de sus plantas operativas y en modernización de las mismas.
Radiografía de una empresa
400.000 - Cabezas: Son las que faena por año Minerva en Rosario
5/10% - Producción: Es la estimación de crecimiento para 2018
2000 - Empleos: Es la cantidad de empleados que tiene Minerva en el país