Ultimando detalles de un primer pacto político, las negociaciones fueron
contra reloj estos días en Bruselas y continuarán la semana que viene en la
cumbre ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en esta ciudad.
Con suerte, el presidente Mauricio Macri logrará usar esa vidriera para anunciar el acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea (UE). En caso de que las negociaciones se dilaten, todo estaría listo para sellar el acuerdo en Brasilia, en la próxima cumbre del Mercosur, que se realizará el 21 diciembre. En esa definición influyen -además de las discusiones técnicas- las definiciones sobre qué liderazgo se convertirá en faro regional: Macri parece tenerla sencilla ante un impopular y saliente Michel Temer.
"Se está trabajando para que sea en Buenos Aires. Todo depende de las
negociaciones y de la voluntad política", contaron a LA NACION cerca del
canciller Jorge Faurie. Para eso, al encuentro ministerial de la OMC, que se
realizará entre el 10 y 13 de diciembre en Buenos Aires, vendrán los comisarios
de la UE de Comercio, Cecilia Malström, y de Agricultura y Desarrollo Rural,
Phil Hogan, claves en las tratativas.
Sin embargo, en Bruselas dicen que en realidad todo se firmaría en el primer semestre de 2018, cuando se revisen los aspectos técnicos y legales de un acuerdo que abrirá un mercado de más de 600 millones de consumidores a esta región. También permitirá el ingreso de productos de la UE, algo que preocupa al empresariado local, sobre todo a la industria y los laboratorios.
Los negociadores de ambos bloques intercambiaron anteayer ofertas "mejoradas"
en Bruselas. Hubo del lado europeo avances en los sectores de la carne y el
etanol, estimaron los negociadores, sin más precisiones. "El Mercosur se reservó
posibles concesiones para Buenos Aires", contaron. La delegación local la
encabezan Horacio Reyser (Cancillería) y Marisa Bircher (Agroindustria). La
primera reunión en esta ciudad está prevista para antes del comienzo, la semana
que viene, del encuentro ministerial de la OMC.
En la ronda que comenzó a fines de noviembre en Bruselas se cerraron los capítulos de competencia, facilitación de comercio y cooperación aduanera. En el Gobierno estiman que están "próximos a concluir" los temas de las medidas sanitarias y fitosanitarias, servicios, pymes, defensa comercial y desarrollo sostenible. La idea, contaron los negociadores desde Bruselas, es lograr un acuerdo marco al modelo UE-Japón.
El Gobierno minimizó los miedos que debe tener el sector privado local. Por ejemplo, los empresarios de la Unión Industrial Argentina (UIA) afirmaron días atrás en la conferencia industrial que no conocían "la letra chica" del acuerdo.
Sin embargo, fuentes oficiales estimaron que hace un año y medio trabajan con todas las cámaras. "No hay sectores que tengan riesgos inminentes", estimaron en el Ejecutivo.
"Las canastas de productos que serán desgravados tienen plazos que van de 10 a 15 años", alertaron fuentes oficiales. "Si en ese tiempo no pueden competir con Europa que se dediquen a otra cosa", ironizaron.
La mitad de los productos negociados está en la canasta de 15 años, pero la UE quiere llevar un porcentaje mayor a los 10 años, según contaron a LA NACION fuentes al tanto de los detalles de la negociación.
Existen algunos puntos sensibles, sobre todo relacionados a la propiedad intelectual. Es en ese rubro donde el sector de los laboratorios locales está haciendo más ruido. La UE pide cinco años de exclusividad en las ventas en el mercado local sin que los laboratorios locales puedan usar "los datos de prueba" para competir. En el Gobierno ya afirmaron que se negarán a ese reclamo. Lo mismo ocurre con los agroquímicos.
Una cuestión de nombres
Otro de los temas a resolver es el de las indicaciones geográficas (los nombres Parmesano, Champagne, Reggianito, entre otros, que sirven de denominación de origen) de los productos. Actualmente hay unas 350, pero sólo 100 en conflicto. La idea de la delegación argentina es lograr la coexistencia para que los empresarios locales no pierdan derechos de propiedad.
Otro debate abierto es el de las compras públicas, en el que Europa pide incluir a provincias y municipios, algo que el gobierno central no puede hacer por ley. Esos distritos podrán sí adherir. El acuerdo cerrado con la UE estará por encima de lo que determine la ley de compre nacional en el Congreso, a pesar de que en el Gobierno advirtieron que se mantendrán las preferencias para las pymes.
Todo puede definirse en la reunión de la OMC la semana que viene en Buenos Aires. En el Gobierno saben que sin la decisión estadounidense de coordinar grandes acuerdos, ese encuentro será sólo una gran vidriera.
Todas las fichas oficiales están puestas en la innovación local: el foro empresarial, un "Mini Davos II", que se realizará el martes en el CCK con la presencia de importantes figuras del sector privado internacional y que abrirán el Presidente junto con Roberto Azevedo, director general de la OMC, y el presidente del gigante chino Alibaba, Jack Ma, que vuelve al país.
Más vagas, en cambio, son las apuestas a los tratados de libre comercio con Canadá o con Australia -aún en construcción-, o el debate por la baja de subsidios a la pesca, al campo o la facilitación de inversiones. Ningún alivio habrá esa semana, cuentan, para el biodiésel argentino.