En ascenso
Pese a que la faena es mucho más alta que el año pasado (12 por ciento
superior en julio) y que la oferta de sustitutos es récord histórico (48 kilos
de pollo y 17 kilos de cerdo por habitante y por año), los continuos episodios
de lluvias mantienen al mercado ganadero tenso, con subas circunstanciales, pero
subas al fin. "A esta altura del año, de no haberse registrado las lluvias
acumuladas en los últimos meses, la oferta ganadera debería ser más alta y los
precios deberían haber bajado", afirma Ignacio Iriarte, director de Informe
Ganadero.
No se da, especialmente en la zona pampeana, una ventana de 10-15 días de tiempo seco que permita que la oferta se exprese con todo su potencial. "Los feedlots están llenos como nunca en los últimos nueve años, pero los engordes están atrasados por las lluvias y el barro, y los animales tienden a recriarse y a demorar la terminación", alerta el consultor. Si bien algunos corrales han comenzado a vaciarse muy lentamente en los últimos días, las entradas en los feedlots de junio-julio resultan un 23% más altas que en igual bimestre del año pasado.
Invernada firme
La invernada pastoril suplementada también está atrasada por las lluvias, el barro, la falta de sol, los caminos cortados y por las dificultades para dar de comer a la hacienda. Cada vez son más los partidos de la provincia de Buenos Aires complicados por inundación o por encharcamiento y gran parte del rodeo de cría ha comenzado la parición en condiciones muy adversas. La napa está muy alta y la mayor parte de la zona pampeana no resiste la ocurrencia de nuevas lluvias.
En tanto, según Iriarte, la invernada se mantiene firme porque la oferta es muy reducida -mucha no se puede sacar de los campos- y porque muchos feedloteros reponen automáticamente conforme venden el gordo. Es el caso de los corrales de matarifes o de frigoríficos; de los corrales alejados de los puertos, que pagan el maíz más barato, o de muchos productores que tienen maíz propio.
Los feedloteros confían en que el pico de oferta de gordo liviano proveniente de los corrales se distribuirá a lo largo del cuatrimestre septiembre-diciembre y que la baja de precios, de producirse, no será muy importante.
Bajo el agua
A las inundaciones en el noreste de La Pampa, noroeste y centro de Buenos Aires, sur de Santa Fe, sudeste de Córdoba y en Corrientes debe agregarse la crecida del Paraná, que ha obligado a la evacuación de la hacienda en las islas y en campos bajos aledaños de Santa Fe y de Entre Ríos. Esta última zona ganadera, que hace 15 años llegó a tener 2,5 millones de cabezas, fue evacuada hace unos meses. Ahora el agua ha bajado un poco, pero la hacienda no volvió.
Las continuas crecidas han traído como consecuencia una fuerte caída del stock ganadero, que en algunos casos se ha reducido a una tercera/cuarta parte de las existencias que había antes de este ciclo de crecidas, que son cada vez más frecuentes. Esto también repercute en la oferta global de hacienda. "En las islas y en los campos bajos del Paraná, y en las otras zonas inundadas, se observa un éxodo de personal ganadero: las familias son evacuadas, se van a vivir a los centros poblados más cercanos y los chicos se anotan en las escuelas urbanas. Después, si las aguas bajan, al puestero se le hace muy difícil volver a radicarse en el campo", observa Iriarte.