"Compartimos la edición más grande desde que lanzamos el Consejo de las Amé ricas en la Argentina. No sólo por la cantidad de asistentes, sino también por el optimismo reinante", resumió Jorge Di Fiori, presidente de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC).
El seminario "Argentina: perspectivas económicas y políticas", organizado
junto al Council of Americas, fue el primer gran evento empresario del segundo
semestre y fue testigo de los nuevos vientos post PASO. Por los pasillos todos
celebraban el triunfo electoral de Cambiemos y minimizaban el resultado de
Cristina Kirchner en la provincia. "Es sólo una anécdota. Lo importante es lo
que ocurrió a nivel nacional", coincidían los hombres y mujeres más influyentes
del establishment local.
Susan Segal, presidenta y CEO del foro de empresarios norteamericanos con intereses en la región, fue más allá: "Desde que el presidente Macri y su equipo formaron gobierno, la Argentina se ha convertido en un ejemplo de cómo las políticas consistentes pueden beneficiar a un país". La baja en los precios y la mejora en el consumo fue otra de las razones de consenso. Tanto desde la cámara que representa a los supermercados, como la de la asociación de bancos y la de electrodomésticos, afirmaron que empiezan a concretarse decisiones de compra que antes de las primarias habían sido postergadas y que el ritmo de crecimiento de los precios se aminora.
El debate sobre shock o gradualismo terminó. No sólo en el Gobierno sino también entre los empresarios, que lo asocian ahora con una acertada decisión de gobernabilidad. "Evidentemente el resultado de las elecciones da un crecimiento del Gobierno extraordinario. Quiere decir que en los dos últimos años han trabajado muy bien. Algunos dicen demasiado rápido, otros, demasiado despacio. No me sorprendió", dijo Cristiano Rattazzi, presidente de FCA.
Las nuevas generaciones -Sebastián Bagó (h), Ludovico Rocca (hijo de Agostino y directivo de Techint) y Hugo Eurnekian (sobrino de Eduardo y a cargo del negocio energético de Corporación América)- también dijeron presente. A esa altura, algunos de los 1100 asistentes miraban de reojo a los que irónicamente denominaban como conversos. Es decir, a aquellos directivos que ahora viraron al amarillo pero que supieron izar otras banderas cuando las encuestas no acompañaban al oficialismo. "Yo creí en el proyecto desde la primera hora", se le escuchó decir a un dirigente industrial. A lo que otro respondió: "De la primera hora en la que se conocieron los resultados de las urnas". Ambos rieron cómplices.
"La Argentina avanza hacia una normalización de su economía y de su vida republicana. Pero no se trata sólo de normalizar, sino también de transformar", afirmó Di Fiori.
Atrás quedaron los power point eternos de la ex ministra de Industria, Débora Giorgi, donde les explicaba a los empresarios que estaban viviendo "el proceso de industrialización más fuerte desde que se tenga memoria". "Teníamos que tolerar en silencio todo ese mundo de fantasías, porque si no venían las represalias", se sinceró el presidente de una multinacional tecnológica.
O las anécdotas de aquellos cierres interminables del entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, que mientras daba cátedra de macroeconomía excedía ampliamente el tiempo disponible para su participación.
"La economía es como un avión que despega, el punto más crítico en un vuelo. Si crece, el modelo cierra. Si no crece, como nos estamos endeudando parcialmente, uno tiene que bajar el déficit para que el endeudamiento vaya convergiendo a un nivel apropiado del producto bruto; si no, te pasa lo de la década del 90", graficó Eduardo Costantini, creador de Nordelta y presidente de Consultatio.
La agenda que piden los empresarios está en línea con la que presentaron algunos de los principales ministros, como Nicolás Dujovne, titular de Hacienda, que confirmó que enviará la reforma tributaria al Congreso antes de fin de año. La apuesta fue clara: el Gobierno relanzó su modelo económico. Ahora con un discurso más cohesionado que en los inicios y con una apuesta clara para los próximos meses: atraer, con un escenario previsible, más inversiones a la economía real.
"Trabajando con gente idónea en el Gobierno y dándole velocidad y respuesta a los desafíos, no nos preocupa nada de lo que viene. A la agroindustria, a los productores, como en otros sectores, no hay que explicarles las cosas, dándoles las condiciones rápidamente saben lo que tienen que hacer", se entusiasmó Luis Miguel Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural Argentina.
"Después de octubre se puede priorizar la agenda con una reforma laboral que te permita insertarte mejor en el mundo y una reforma tributaria que genere más competitividad. Esto es una maratón, no una carrera de 100 metros", graficó Gabriel Martino, del HSBC. El empresario Santiago Soldati se mostró exultante. "Nunca vi tanta gente. El país piensa en ser parte del mundo. Se ha abierto al exterior con visión global y eso ya es una realidad", destacó orgulloso. Al salir del hotel todos se encontraron con un inusual vallado, que está en línea con el futuro inmediato. El Gobierno se prepara para lo que será su gran prueba global: la cumbre presidencial del G-20 de 2018, que traerá a Buenos Aires a más de 20 líderes de potencias y países emergentes.