El transcurso de 2017 no ha hecho más que fortalecer esta tendencia, donde a gran escala los sobrantes pluviales predominan y en muchas zonas producen mucho daño. Dentro de este contexto, hubo pulsos secos extendidos, como por ejemplo el que afectara buena parte de BA en la última parte del año pasado y comienzos de este año. Claro, el recorrido pluvial observado desde febrero ha borrado aquellas deficiencias y las condiciones actuales imponen una foto que es crítica, en el sentido contrario, para gran parte del territorio bonaerense y la pampa deprimida.

Dentro de las regiones trigueras del este, las lluvias a la fecha, como piso han completado el valor correspondiente a todo el año. En el centro y sudeste de BA hay casos extremos muy destacados. En Bolívar por ejemplo (1115mm al 18/8), las lluvias acumuladas duplican el valor normal que deberíamos tener a esta fecha. El año va derecho a quebrar records de precipitación si tenemos en cuenta que aún no ingresamos al semestre cálido (record desde 1953, 1583mm en 2012). Con mayor o menor impacto sobre la historia pluvial, este comportamiento se repite en gran parte de BA, LP, centro sur de SF, sudeste de CB, el este del NEA y casi toda la Mesopotamia. Estamos hablando de una zona muy vasta, afectada por una sobreabundancia de lluvias que sólo cede hacia el oeste cordobés, hacia donde se recienten las reservas.

Este es el contexto en el que se desarrolla la actual campaña triguera y sin duda ya tiene impacto sobre su proyección. En primero lugar, es poco probable que se haya podido completar la intención de siembra en el sudeste de BA y por otra parte, se reportan problemas sanitarios en etapas tempranas, claramente vinculadas con los excesos hídricos.

Al analizar las reservas para el cultivo, no sorprende el extendido despliegue de suelos saturados que impactan sobre buena parte de la zona núcleo tributaria de Rosario y obviamente sobre el núcleo triguero del sur. El contraste de esta situación se va definiendo a medida que avanzamos hacia la zona mediterránea del oeste de CB. Las áreas productivas del oeste cordobés son casi las únicas que en lo que va del año tienen una performance pluvial deficitaria, predominando registros cercanos a los 350 milímetros, áreas reducidas que llegan a 400, con una mejor oferta hacia el sur que ya se marca influenciado por las lluvias abundantes que recibió LP. El oeste cordobés no entró mal de reservas al inicio de campaña, pero las lluvias de mantenimiento de finales de otoño, ausentes o muy raleadas en todo lo que va del invierno, terminaron impactando negativamente sobre la actual disponibilidad de humedad. De todos modos el impacto es más notorio por contraste con las reservas del este que por las deficiencias propias. El punto es que la zona quedará muy dependiente del retorno de las lluvias de septiembre.

A continuación mostramos la situación hídrica para trigo al viernes pasado y su comparación con la misma fecha del año pasado.


De un golpe de vista podemos decir sin equivocaciones groseras, que la situación del año pasado era mejor para el cultivo. Hoy en día los excesos son una complicación que no solo genera perjuicios para el cultivo, sino que se extiende a toda la actividad agropecuaria. Podemos ver como positivo que estos sobrantes de agua en las zonas con posibilidades de drenaje, se convertirán en reservas ante una situación de demanda que coincida con un pulso seco. Hay que decir sin embargo, que un pulso seco extendido parece difícil de esperar bajo las actuales circunstancias.

Para esta fecha algunas zonas del centro norte de Río IV parecen acusar un mayor ajuste de humedad. La provincia de CB debería tener una buena evolución de las sementeras de trigo si la primera quincena de septiembre trae algunas precipitaciones, no necesariamente abundantes, lo suficiente como para recomponer o mantener el patrón adecuado. De mantenerse la oferta de agua escasa, pasando esa fecha, la demanda le pasará factura a las reservas y el cultivo no encontrará un contexto favorable para ingresar a la floración. De nuevo es difícil esperar que esto suceda en áreas del este.

La campaña fina está marcada por los excesos sobre el este. Podemos conjeturar, que este patrón se puede moderar a medida que avancemos sobre el semestre cálido si las lluvias no se presentan por encima de los valores normales. Entendemos que estratégicamente, gran parte de la franja productiva del este debe pensar en el manejo de situaciones asociadas a la continuidad del ambiente húmedo. Eventualmente la capacidad de las reservas para responder a períodos secos, es más que suficiente. Con lo cual la preocupación necesariamente deriva sobre la continuidad del patrón de reservas excesivas.