Debemos tener en cuenta que el primer mes de la transición estacional, presenta una estadística de lluvias que puede considerarse elevada. En esta ocasión como en los dos años anteriores los 140 milímetros de abril fueron satisfechos de manera oportuna en gran parte del domo central algodonero, con un fuerte gradiente positivo hacia el este y mermando hacia el oeste. La sobreoferta de agua fue contundente en la franja este de Chaco, Formosa, norte de Corrientes y Misiones, donde los registros pluviales llegaron hasta triplicar la oferta normal de abril. La moderación de las lluvias hacia el oeste ha sido clave para la cosecha y a pesar de que se han observado excesos temporarios, es fácil pensar lo que hubiese sucedido en la zona algodonera principal con registros pluviales como los observados en el este donde orillaron los 500 milímetros.
El cambio en el comportamiento de las lluvias de abril para mayo es muy contundente en la zona mediterránea del Chaco algodonero. Las precipitaciones decaen en este mes a la tercera parte de lo que normalmente se observa en abril. En este punto debemos hacer una pausa y decir que los 50 milímetros normales ya se han sumado. En base a esto, tenemos por delante un mes pluvialmente sobrado y que por otra parte ya se refleja en suelos con reservas que también se ubican por encima de los valores normales, traccionadas por el arrastre del mes de abril.
Mientras se observen ventanas de buen tiempo que permitan el laboreo de la cosecha, la carga de los perfiles durante mayo puede considerarse aún favorable. Esto siempre quedará contextualizado por la medida de la sobreoferta de agua que debería sobrevenir si el mes mantiene el comportamiento pluvial que se viene observando. Es decir, no llamaría la atención que el mes de mayo vuelva a repetir un volumen como el de abril en la zona algodonera. Hasta ahí es soportable, eventos como los observados en el este durante abril, replicados en mayo, serían muy perjudiciales. En resumen, es bueno ingresar al invierno con reservas sobradas que permitan desarrollar estrategias para siembras tempranas de girasol o incluso hacer algo de fina, pero a todas luces nadie quiere lidiar con inundaciones en pleno invierno.
Tendencias
Lentamente la situación del Pacífico Ecuatorial central, evidencia un crecimiento de las temperaturas superficiales. El estado que predomina pude considerarse aun neutral, sin embargo a lo largo de las últimas semanas las temperaturas han mantenido una ligera tendencia positiva.
Considerando la presión hídrica a la que se ve sometida la región algodonera, una mala lectura del indicador ENSO, puede reflejarse en conclusiones apresuradas.
La región pampeana y buena parte del área productiva de Argentina ya presenta problemas hídricos que no se vinculan al incipiente desarrollo de un potencial evento El Niño. Los problemas que puede causar este fenómeno no se deberían concretar si nos limitamos a la intensidad prevista para el mismo. Una potencial sobreabundancia de lluvias en el invierno, no podría ser explicada por el fenómeno de El Niño y de alguna manera ya estaría marcando el terreno para el inicio de la próxima campaña de granos gruesos.
La clave sigue estando en la escala regional. Se mantiene el litoral Atlántico muy cálido y como estamos viendo la circulación del noreste encuentra la dinámica para reposicionarse. El transporte de humedad es alto y esto fortalece un escenario pluvial desfavorable, superador de las marcas normales.
De mantenerse esta tendencia de circulación y sobre todo si el avance de air frío no es potencialmente persistente, puede validarse una coyuntura que evolucione hacia un invierno de temperaturas suaves, con escasos enfriamientos de rigor y con mayores probabilidades de que se concreten lluvias sobreabundantes.