La etapa de euforia seguida de tranquilidad para el Gobierno, tras el espaldarazo del 1-A, se vio súbitamente alterada esta semana por el inesperado fallo de la Corte Suprema de Justicia que benefició al ex represor Luis Muiña y el fuerte aumento de la inflación en el último mes. Mauricio Macri se las ingenió para soportar la andanada de chicanas desde el kirchnerismo por una sentencia en la que el Gobierno nada tuvo que ver. Pero mucho más difícil le resulta explicar la seria probabilidad de que la meta inflacionaria del 12 al 17 por ciento anual no sea cumplida.
Con una inflación acumulada del 9,1% en el primer cuatrimestre, el incremento
del costo de vida debería promediar en adelante menos del 0,9% mensual para
alcanzar el objetivo de mínima fijado para 2017.
Algunos economistas están advirtiendo sobre el riesgo de que la generalización
de la indexación conspire contra el propósito de bajarla. Efectivamente,
distintas variables de la economía, como salarios, jubilaciones, préstamos
bancarios, plazos fijos, letras del Banco Central y alquileres, se están
ajustando en función de la inflación pasada, por lo que esta inflación pasada se
convierte en inflación futura.
Víctor Beker, ex titular del Indec y actual director del Centro de Estudios
para la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano, señala que la indexación
puede ayudar a disminuir la conflictividad social en el corto plazo, asegurando
que muchos no queden muy rezagados en sus ingresos respecto de la inflación,
pero también constituye otro obstáculo para reducir la inflación.
El economista Miguel Bein dijo ayer a Radio Mitre que la meta inflacionaria que
se fijó era demasiado exigente, teniendo en cuenta que se debía aplicar al mismo
tiempo un ajuste tarifario. Considera que la Argentina no puede darse el lujo de
que la empiecen a frenar cuando recién está carreteando para despegar, en
referencia a que no habría margen para seguir elevando las tasas de interés.
Este punto de vista ha comenzado a dividir aguas dentro del propio gobierno
nacional y ha desatado disidencias con la política del presidente del Banco
Central, Federico Sturzenegger, que ha seguido subiendo las tasas de Lebac hasta
el 25,25 por ciento.
El problema que otros analistas observan es que, tarde o temprano, no habrá tasa suficiente para compensar el riesgo cambiario de estar posicionado en la moneda que emite un gastador desenfrenado, que se endeuda cada vez más en dólares para bancar gastos ordinarios, como alerta Agustín Monteverde.
Funcionarios de Macri minimizan el costo electoral de la inflación, convencidos de que el kirchnerismo no puede ofrecer soluciones a un problema que él generó. Sin embargo, se admite que difícilmente se llegará al 17% anual y se declaran conformes si la inflación se reduce a la mitad del año pasado (41%).