Por quinta semana consecutiva, los precios de la soja cerraron con saldo negativo en la Bolsa de Chicago, producto de la sobreoferta global y de las favorables perspectivas para la campaña 2017/2018 en los Estados Unidos, donde el área sembrada con la oleaginosa crecería más de un 7%.
La última rueda del segmento dejó altibajos para las cotizaciones, con leves
subas para las posiciones cercanas y con bajas para el mediano y el largo plazo.
Los contratos mayo y julio sumaron US$ 0,19 y 0,18, en tanto que sus ajustes
fueron de 346,13 y de 350,26 dólares por tonelada. En el balance semanal, estas
posiciones perdieron un 0,42 y un 0,39% frente a los valores vigentes el viernes
anterior, de 347,60 y de 351,64 dólares.
Pero desde el inicio de la tendencia bajista de los precios de la soja en la
plaza estadounidense las pérdidas acumuladas son mucho más notorias. En efecto,
los actuales valores de las posiciones antes citadas marcan caídas del 9,20 y
del 8,87% respecto del cierre del viernes 3 de marzo, cuando los ajustes fueron
de 381,22 y de 384,34 dólares por tonelada, respectivamente.
El avance de la cosecha en Brasil tuvo mucho que ver con la tónica bajista de los precios de la soja, dado que los rindes obtenidos se fueron incrementando hasta niveles no previstos por el mercado. Ayer, la consultora AgRural relevó el avance de la recolección sobre el 82% del área apta, frente al 74% de la semana anterior y al 78% promedio de las últimas cinco campañas. Además, elevó de 107 a 111,60 millones de toneladas su cálculo sobre el número final de la cosecha.
En cambio, si bien la producción de soja en la Argentina hoy se estima entre 55,50 y 56,50 millones de toneladas, muy por encima de las proyecciones de pocos mese atrás, las lluvias excesivas de los últimos días y las previsiones de más precipitaciones durante el fin de semana limitaron las pérdidas en los precios internacionales de la oleaginosa y son en la actualidad en único fundamento potencialmente alcista para las cotizaciones en el corto plazo, dado que podrían demorar la cosecha y afectar la calidad del grano.
En ese sentido, ayer la corredora Morgan, García Mansilla y Cía. SA indicó que el nivel de avance de la cosecha argentina de soja, relevado sobre el 5,9% del área apta por Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), comienza a preocupar a los operadores y a los productores. "Ese dato gana relevancia cuando la comparamos con igual momento de 2016, del 13,7%; de 2015, del 13.8%, y de 2014, del 14%. Como vemos, el retraso es importante, especialmente si tomamos en cuenta los pronósticos de lluvias para el fin de semana y la condición de suelos ya saturados en buena parte del país", explicó la firma en su análisis diario del mercado.
En cuanto al inicio de la campaña 2017/2018 en los Estados Unidos, donde se prevé cubrir con soja unos 36,21 millones de hectáreas, los suelos del Medio Oeste presentan, en general, un buen estado y las lluvias previstas para los próximos 8 a 14 días contribuirían a dejar en condiciones óptimas las principales zonas agrícolas estadounidenses para el desarrollo de la implantación. Un dato a tener en cuenta: ayer la posición noviembre de la soja en Chicago -marca la entrada de la nueva cosecha- cerró con un valor de US$ 348,88 dólares, es decir, apenas un 0,79% por encima del precio del contrato mayo, lo que marca la poca expectativa de los operadores respecto de una recomposición de las cotizaciones.
En el mercado local, las fábricas ofrecieron ayer $ 3450 por tonelada de soja con entrega contractual (dentro de los 30 días) sobre las terminales del Gran Rosario, $ 50 menos que anteayer y lejos de los $ 3650 que se llegaron a pagar el miércoles por mercadería con descarga en el muy corto plazo. "Durante la rueda no se comercializaron más de 15.000 toneladas, un volumen muy bajo que volvió a marcar la resistencia de los vendedores a convalidar el actual nivel de precios", contó a LA NACION un operador. Añadió que no hubo negocios por mercadería de la nueva cosecha para descarga en mayo.
Esto último respondió a que la oferta de los compradores por la soja nueva fue de US$ 220 por tonelada, 5 dólares menos que anteayer. En el Mercado a Término de Buenos Aires (Matba), las posiciones mayo y julio de la oleaginosa perdieron US$ 0,30 y 1, mientras que sus ajustes fueron de 237,30 y de 242 dólares.
Cereales
El maíz se negoció en baja ayer en la Bolsa de Chicago, donde los contratos mayo y julio perdieron US$ 0,49 y cerraron con ajustes de 141,53 y de 144,58 dólares. En el balance semanal, estas posiciones resignaron un 1,30 y un 1,21% frente a los valores vigentes el viernes anterior, de 143,40 y de 146,35 dólares.
En la plaza local, la exportación ofreció $ 2400 por tonelada de maíz para Bahía Blanca, $ 50 más que anteayer, mientras que para el Gran Rosario y para Necochea propuso 2300 y 2250 pesos, respectivamente, sin cambios. El cereal para las entregas durante el mes próximo osciló de 248 a 253 dólares.
Acerca del trigo argentino, los exportadores pagaron ayer $ 2480 por tonelada para Necochea y $ 2400 para Bahía Blanca y para el Gran Rosario, sin cambios. La BCBA informó que los molinos pagaron entre 2200 y 2850 pesos por tonelada, según calidad, procedencia y forma de pago.
La oferta por el trigo de la nueva cosecha se mantuvo estable, en US$ 155 por tonelada. Lo mismo ocurrió en el Matba con la posición enero, que cerró con un valor de 159,50 dólares.
En China sería leve la caída de la cosecha de maíz
Pese a los esfuerzos del gobierno de China por impulsar una diversificación de su oferta de granos y por reducir -al menos temporalmente- la producción de maíz para descomprimir las abundantes existencias domésticas del cereal, los agricultores no parecen convencidos de incorporar nuevos cultivos a su programa de siembra.
Así lo dejó en claro ayer el agregado agrícola del USDA en China, que proyectó la cosecha 2017/18 de maíz chino en 217 millones de toneladas, apenas un 1,16% por debajo de los 219,55 millones recolectados en el ciclo 2016/17. Cabe recordar que en su informe de marzo el organismo estimó el stock final chino de maíz en 102,31 mill./t.
En 2016 el gobierno de China impulsó incentivos para que los productores sembraran trigo, arroz y soja, entre otros cultivos.