El factor complementario para volver persistente el ambiente de agobio, fue la temperatura. La misma combinada con los altos registros de humedad mantuvieron muy alta la sensación térmica y por otra parte la conjunción de ambas variables han sido el motor de la alta frecuencia de precipitaciones, no todas distribuidas en forma pareja espacialmente, ni tampoco temporalmente.
El último fin de semana comenzó con una muestra de lo que luego sería un continuado de días inestables. Por entonces las tormentas más importantes se focalizaron en el norte, entrerriano, acompañando las grandes tormentas que se observaban en el sur correntino. Finalmente, las lluvias se generalizaron con variados milimetrajes en todas las provincias del centro y como decíamos, las condiciones atmosféricas nunca terminaron de encontrar un período de estabilidad que pudiera sostenerse, convergiendo durante la noche del lunes en nuevas tormentas que esta vez tuvieron máximos en áreas del sudeste entrerriano y todo el este de la provincia de BA.
Las lluvias superiores a los 50 milímetros cubren prácticamente toda la zona núcleo en el resumen de la última semana, con excepciones menores que se dan en zonas donde la demanda no es significativa.
En otros artículos hemos destacado que, para la época, eventos pluviales con acumulados que alcancen los 30 milímetros semanales, logran satisfacer las necesidades de los cultivos. Como vemos esta demanda hipotética está siendo superada y en gran parte de la las principales zonas productivas, los totales mensuales ya han quedado cubiertos.
El balance hídrico responde con excesos hídricos a la sobrada oferta pluvial que se viene dando en gran parte de la provincia de ER, parte de CB y sectores de SF, no así en el norte de BA, donde este problema no viene siendo tan común. En buen aparte de la zona núcleo, la situación parece más cercana a lo óptimo, sin embargo debemos decir que si bien los cultivos no tienen limitantes hídricas la situación ya comienza a transitar los bordes de la inconveniencia, sobre todo desde el punto de vista de las enfermedades de fin de ciclo.
Los maíces que ya superaron su período de mayor exigencia, quizá pretendan en este final de febrero una oferta menos voluminosa, una tendencia hacia un clima más seco. Por su parte, algunos cuadros sojeros todavía pueden verse beneficiados por estas sobradas lluvias. En todo caso, como decíamos estamos en una situación de borde donde es difícil contentar todas las demandas.
Entendemos que la situación resultante es favorable, más allá de los ocasionales inconvenientes que muchas lluvias intensas vienen ocasionando. La alta acumulación pluvial en cortos períodos de tiempo es perjudicial no solo para las zonas urbanas, sino también para el ámbito rural. En la provincia de ER por ejemplo, donde las lluvias de febrero han sido más recurrentes, se cuenta con la ventaja de su topografía y su red natural de drenaje, sin embargo, la tasa de eficiencia con las que las lluvias intensas logran infiltrarse hacia la profundidad del perfil, no necesariamente es tan alta como cuando las precipitaciones son más modestas. Por otra parte la continuidad de este tipo de ambiente, por lo general aumenta el riesgo de que se concreten eventos acompañados de tiempo severo.
Salvando las típicas amenazas climáticas y las enfermedades que se canalizan con un ambiente favorable, se perfila un cierre de campaña que parece converger en buenos resultados a gran escala, tanto para maíz como para soja.
Nos mantenemos dentro de un período donde la inestabilidad y el ambiente agobiante seguirán dominando el escenario climático. La alternancia de precipitaciones en base a tormentas convectivas de rápido desarrollo puede ser característica en los próximos días. El lunes se perfila como un día de precipitaciones importantes para el sur de la región pampeana.