En el comienzo de la cosecha de peras y manzanas de Río Negro y Neuquén, productores de la región advierten que todavía no se recuperaron de la crisis que arrastran desde los últimos años.
Un documento de la comisión de economías regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) sostiene que la campaña de este año se presenta "con bajos precios, costos en dólares altos, menor calidad y tamaño de la fruta cosechada, dificultades para exportar a Brasil, alta presión fiscal y escaso financiamiento".
En cinco años, según cálculos del sector, la fruticultura de esa región patagónica perdió 4000 hectáreas de superficie plantada y "se estima además que hay otras 15.000 en estado de abandono", de acuerdo con el informe realizado con datos de la Federación de Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén.
Entre 2011 y 2016, la producción de manzanas y peras cayó un 42 por ciento. A su vez, las exportaciones de esos mismos productos cayeron un 36 por ciento y se calcula que "el sector se descapitalizó en más de 787 millones de dólares, lo que lo posiciona con un fuerte déficit en capital de trabajo y sin recursos para invertir en tecnología", destaca el trabajo recopilado por la CAME.
Reclamo a Brasil
El Gobierno eliminó en diciembre de 2015 las retenciones del 5% que pesaban
sobre las exportaciones de frutas y restituyó el 7% de reembolsos para la
producción que salga por los puertos patagónicos.
Además, la semana pasada los funcionarios del Ministerio de Agroindustria que acompañaron a Brasil al presidente Mauricio Macri en la reunión con su par brasileño, Michel Temer, pidieron que ese país tenga normas "claras" en materia fitosanitaria.
No obstante, los productores sostienen que esas medidas, por ahora, no "ayudaron a mejorar la rentabilidad de la actividad". En el documento dicen que "el aumento de los costos en dólares desde 2009 ha sido muy fuerte", lo que sumado a la caída de los precios hizo poner al sector "en jaque". La suba de los costos en dólares, afirman, los deja fuera de mercado por la competencia que enfrentan con productores de Chile y de Sudáfrica. Eso "explica la baja de las exportaciones", sostienen.
Esa diferencia, apuntan, se refleja también en la baja productividad del sector si se la compara con otros países. "Mientras que en la Argentina se producen 34 toneladas por hectárea promedio tanto de peras como de manzanas, en Sudáfrica la producción promedio es de 45 toneladas por hectárea para peras y 57 toneladas para manzanas y en Chile (la productividad) es de 49 y 59 toneladas por hectárea, respectivamente", señala el trabajo.
Los fruticultores señalan también que la presión tributaria que soporta la actividad en el país es superior a la de los competidores y están preocupados por el "alto costo para importar tecnología".
Los problemas económicos se agravaron con una temporada de granizo, lluvias y heladas en diferentes momentos del año. Por ese motivo el Ministerio de Agroindustria de la Nación declaró el estado de emergencia en diversas regiones de Río Negro y entregó aportes no reintegrables (una forma de subsidios) por 10 millones de pesos a productores del sector.
Según la CAME, las heladas y los granizos que afectaron la zona del Alto Valle provocaron daños en las frutas y se estima que sólo entre un 30 y un 35 por ciento de lo cosechado llegará en "óptimas condiciones comerciales al galpón de empaque".
"Luego de años sin rentabilidad, pérdidas de mercados y donde muchos productores fueron dejando la actividad, se necesitan acciones combinadas entre el sector público, las instituciones intermedias y los mismos productores para salir de la crisis actual. El reclamo es generalizado por parte de las distintas cámaras del sector en la necesidad de una reconversión estructural", concluye el informe.
Conflicto por la yerba mate
Luego de la convocatoria impulsada por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) en la ciudad de Posadas, provincia de Misiones, quedaron al desnudo las diferentes posturas respecto al precio al que debería comercializarse ese producto.
Mientras que las cooperativas se expresaron en favor de mantener el precio vigente, que se ubica en $ 5,10 para el kilo de hoja verde, los productores reclaman $ 6,20 para el mismo producto. Los demás sectores, industriales y molineros principalmente, se excusaron de proponer un valor ante la falta de información con respecto a la evolución del precio del producto en las góndolas.
Si tras concretarse las próximas reuniones no se alcanza un acuerdo, será la Secretaría de Agricultura de la Nación la encargada de definir los nuevos valores.