Tiempos que son contestados por el empresario y profesor de Princeton, Tony Seba, quien explica de forma plausible que, en sólo 15 años y sin ninguna intervención mayor del Estado, toda la energía que consumiría la humanidad sería renovable ("Clean disruption of energy and transportation", 2014).
La trascendencia para nuestro país y para el mundo de esa diferencia de
tiempos es monumental ya que, por acción o inacción, le estamos dando forma hoy
al sistema económico, y sobre todo energético, que utilizaremos en los próximos
10, 30 o 50 años. Y de ser cierta la tesis de Seba, quedarán obsoletos para el
año 2030 el petróleo, la energía atómica para electricidad, los grandes sistemas
de transmisión eléctrica y los vehículos tradicionales, que serían entonces
eléctricos, autónomos y compartidos.
Este nuevo sistema, junto a los avances tecnológicos necesarios, proveerían
energía abundante y barata que alimentaría un crecimiento económico
extraordinario del país, sobre todo en un territorio tan extenso y poco habitado
como el nuestro, sería un impulso imprescindible para la protección del medio
ambiente y abastecería de energía de calidad a toda la población, por aislada o
pobre que sea su condición.
Los cambios previstos por Seba consistirían en: 1) un nuevo modelo de
negocio, donde todo sería eléctrico, pasando de un sistema centralizado a uno
distribuido y o domiciliario; 2) un gran desarrollo de la energía solar y de la
eólica que, junto con las baterías o acumuladores, mejorarían su rendimiento y
bajarían fuertemente sus costos; ) una mejora formidable en la eficiencia del
transporte con vehículos eléctricos, compuestos de pocas piezas, autónomos y
compartidos, que podrían reducir el parque actual de automóviles y así darle
otros usos a la cantidad de estacionamiento que hoy se derrocha en las ciudades;
y 4) un progreso notable en las tecnologías de la energía y el transporte, con
grandes sinergias entre sí y un aumento exponencial de sus mercados, lo que hará
posible la obtención de todos los inventos necesarios para tal disrupción, como
por ejemplo de sensores, software, inteligencia artificial, robótica,
comunicaciones, "big data" y otros.
Parecería que esta idea tan revolucionaria y trascendente merecería ser
analizada con mucho detenimiento, con gran sentido crítico y confrontada con sus
principales detractores, pero jamás ignorada. Considerando además que algunas
veces los expertos se han equivocado sobre su campo de conocimiento, como fue la
empresa Kodak que tenía casi el monopolio mundial del film fotográfico pero no
supo ver que precisamente la fotografía digital sería su ruina. Algo parecido le
sucedió en los Estados Unidos durante los años 70 a las empresas aéreas y de
comunicaciones, ya que pocas superaron los cambios tecnológicos y regulatorios
que acaecerían entonces.
Tenemos todo para ganar estudiando, debatiendo y discutiendo estas ideas, con un objetivo de mínima de aprender mucho del futuro que, se reitera, estamos construyendo todos los días.