Los datos sobre la evolución de la inflación siguen siendo claves a la hora de tomar dicciones económicas y a poco de que arranques las paritarias. La emisión de bonos y la inversión en Vaca Muerta, otro de los puntos centrales de la semana. A continuación un repaso por los tres datos de la semana que pasó y que hay que tener en cuenta hacia adelante.

Inflación

Uno de los datos más relevante de la semana fue la evolución de la inflación. Según la Ciudad de Buenos Aires, el año pasado cerró con el registro de aumento de precios más elevado desde el 2002, 41% diciembre 2016/15, 16 p.p. arriba de la meta máxima que se había fijado el BCRA. Como consuelo, el registro de diciembre del INDEC, 1,5% mensual, arroja una inflación anualizada levemente por debajo del 20%.

Ambos números sintetizan la evolución de los precios del año pasado. Contrariando del despedido ministro Prat Gay y su tesis de precios fijados al blue, la devaluación con que inició su gestión en el marco de la unificación del mercado de cambios, aceleró bruscamente la suba de los precios. Los precios tuvieron un impulso adicional con la suba de tarifas y aumentos del combustible, contrariando esta vez la tesis de Sturzenneger de que no le pegarían a la inflación porque serían compensada por el descenso de otros precios en el marco de una mal comprendida teoría del equilibrio general (se le pasó considerar stocks e incrementos del presupuesto de las familias como las paritarias, además de ajuste por cantidades en lugar de precios como las menores ventas).

Posteriormente, la política de estabilidad en el valor de la divisa (cuya evolución se mantuvo muy por debajo de la dinámica de los precios internos aunque parcialmente compensada por la apreciación del real y el euro) y de apertura importadora, se transformó en la principal herramienta de disciplinamiento de los precios. La clave entonces para comenzar a dominar a la inflación, fue el acceso a una oferta de divisas que no estuviera condicionada a mantener un elevado valor del dólar (como exigían los sectores agro-exportadores para liquidar stocks). El pago a los fondos buitres permitió obtener esa oferta de dólares, sustentada en un masivo endeudamiento externo público y privado. Al respecto, en lo que va del año el gobierno Nacional acordó un REPO con bancos extranjeros por u$6.000 millones, planea colocar bonos por u$7.000 millones más y hasta febrero las provincias planean colocar hasta u$950 millones y los privados hasta u$3.000 millones.

Bonos

Como dato de color en la política de activa vuelta a los mercados, la semana pasada se develó la incógnita sobre la racionalidad de quienes habían adquirido masivamente bonos en pesos a largo plazo a tasas muy por debajo de la inflación local. Los bonos emitidos hace pocos meses por montos cercanos a los u$5.000 millones, fueron incorporados a un índice de bonos del JP Morgan (GBI-EM). Esa incorporación genera un mercado para su reventa a fondos de inversión internacionales por una cifra similar a la que habían adquirido los misteriosos inversionistas que parecían tener una confianza desmedida en nuestro porvenir económico. En realidad, se trataba de un grupo de delincuentes financieros que estaban en el secreto de la futura incorporación al índice, y sabían que obtendrían un buen retorno con su reventa a fondos internacionales. Un uso de información confidencial que es calificado como un delito por la mayor parte de las legislaciones.

Volviendo a la política de estabilización de precios mediante la estabilidad del dólar y apertura importadora financiada con el endeudamiento externo, sus costos (sin considerar la insustentabilidad de mediano plazo de la toma indiscriminada de créditos), se hicieron sentir en la crisis de gran parte del aparato productivo interno con dificultades para competir con los productos extranjeros. Como botón de muestra, esta semana Alpargatas cerró una de sus en San Luis despidiendo a 150 trabajadores y anunció el cierre de otra en Florencio Varela. La decisión de la empresa se da tras un año donde las ventas de calzado en el mercado interno se contrajeron un 25% y las cantidades importadas aumentaron un 21%.

El incremento del desempleo generado por la descripta política macroeconómica, es utilizado por el gobierno para avanzar sobre una serie de derechos laborales y del sistema de seguridad social. Es decir, por un lado, se fomenta el desempleo mediante la apertura importadora y la contracción del mercado interno generado por la política regresiva de distribución del ingreso y el ajuste del gasto público (en un contexto de déficit record por recorte de impuestos a sectores concentrados y la recesión provocada). Por el otro, se plantea una nueva agenda de desregulaciones (contratos temporales, rebaja de aportes...) justificada en la necesidad de “bajar los costos laborales para crear empleo”. Demás está decir que la implementación de dicha política en el actual contexto, sólo serviría para profundizar la recesión al facilitar despidos (un desocupado más es un consumidor menos) y desfinanciar el sistema de seguridad social que es uno de los elementos que brinda mayor estabilidad al consumo interno.

Petroleros

Por último, en la semana se conoció un amplio acuerdo entre el gobierno nacional, provincial de Neuquén, el gremio petrolero y una serie de empresas de hidrocarburos para la explotación de Vaca Muerta. Más allá de los detalles a conocerse (especialmente en torno a si existen cláusulas castigos si las empresas no cumplen con los planes de inversión y cómo se distribuyen las millonarias cifras entre las diversas firmas), el acuerdo implicó un presunto compromiso de inversiones por u$5.000 millones el primer año y 15.000 millones en los años siguientes. Un número nada despreciable que muestra uno de los pocos puntos de continuidad entre la administración de Cristina Kirchner y Mauricio Macri, la voluntad por desarrollar los hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta.

La continuidad de dicha política se explica por su funcionalidad para los dos proyectos de país competitivos electoralmente. En el proyecto industrializador-mercado internista, Vaca Muerta es una pieza fundamental para recuperar la soberanía energética y cerrar el déficit de divisas por importación de combustibles que jaqueaba el proceso de industrialización. Para el proyecto primario-exportador de Cambiemos, los hidrocarburos no convencionales son, junto a los granos y minerales, el tercer gran rubro de exportación para nuestra inserción internacional.