El fondo hídrico, una caja que se nutre mayoritariamente con aportes de cada uno de los argentinos que cargan nafta en su auto, acaba de dar inicio a un paquete de obras olvidado hace décadas. Se trata de una suma de proyectos en la cuenca del Salado, un río de llanura que cruza de Oeste a Este la provincia de Buenos Aires y que es el responsable de gran parte de las inundaciones bonaerenses, pampeanas y de una zona de Córdoba.
El presidente Mauricio Macri formalizó ayer el inicio de la construcción de estas obras. Esta etapa, la cuarta, insumirá una inversión de $ 1680 millones, que se aplicarán a la recuperación de 6500 hectáreas de provincia, para beneficiar a 95.000 vecinos. "El objetivo de la obra es dotar de mayor capacidad al río para evitar desbordes e inundaciones en zonas aledañas y productivas, lo que significa que el cauce va a tener más capacidad para conducir el agua evitando que zonas bajas queden anegadas", informó el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda en un comunicado. "Las obras impactarán de manera directa en los municipios de la cuenca central del río Salado: Lobos, 25 de Mayo, Roque Pérez, San Miguel del Monte, Navarro, Chivilcoy, Alberti y Bragado", agregó.
La licitación es el final de un proceso y el inicio de otro. En principio, dicen en el Gobierno, quedó atrás la tarea de regularización del fondo hídrico. ¿Qué viene? La utilización de esos millones para la finalidad con la que se recolectan: obras que tienen que ver con el manejo del agua.
El manejo del agua en la cuenca del Salado es uno de los principales
problemas que tiene la producción bonaerense. De hecho, el año pasado quedaron
bajo el agua 800.000 hectáreas después de las lluvias que provocaron, entre
otros registros, la inundación de la zona de Luján.
El fondo hídrico, con el que las provincias se ilusionaban con tener
financiamiento para obras caras y de ejecución prolongada, estaba prácticamente
paralizado, pese a tener dinero. Sucede que esta caja se financia con el aporte
de un porcentaje del precio del litro de nafta. Sin embargo, el Gobierno decidió
ingresar dinero del fisco para aumentar la masa de inversiones.
En la primera parte del año, se actualizaron los pagos adeudados de obras,
como la tercera etapa de la cuenca del Salado, y, como sucedió en varias áreas,
se evaluó la pertinencia de varios trabajos. Según datos oficiales a los que
accedió LA NACION, el fondo hídrico tenía iniciadas 72 obras, y la mayoría de
ellas estaban paradas por falta de pago. De ese total, 11 se finalizaron, 18 se
enviaron a cerrar el convenio por no considerarlas de importancia alta y 34
están en ejecución (30 reactivadas y cuatro obras nuevas). Entre las que se
volvieron a poner en marcha están la estación de bombeo Arroyo del Rey, en Lomas
de Zamora, por 147 millones, y un desagüe pluvial en Mar del Plata, por 99
millones.
Además, se iniciaron las reparaciones y los ajustes de defensa en Concordia,
Entre Ríos ($ 128 millones), y obras de control de inundaciones y defensas en la
provincia de Corrientes (Barrancas, Lavalle y Paso de los Libres), por $ 600
millones. En el Gran Buenos Aires hay un proyecto de redes de pluviales y una
estación de bombeo en Quilmes ($ 43 millones).
Pablo Bereciartúa, subsecretario de Recursos Hídricos, contó que hubo que realizar una reformulación hacia obras de importancia relativa alta y de impacto importante. "Nos enfocamos especialmente en obras de control de inundaciones y de defensas, pero también obras importantes de agua y saneamiento", dijo el funcionario.
El fondo hídrico tiene fuerte impronta federal. La gran mayoría de las obras postergadas durante décadas tienen que ver con obras ubicadas en zonas rurales con escaso impacto electoral en el corto plazo. Justamente, la idea del Gobierno es usarlo de complemento para mejorar la productividad de enormes áreas que sufren con las inundaciones o con la sequía.
"La inversión pública real per cápita en infraestructura para el período 2005-2014 muestra que la provincia con mayor nivel de inversión fue Santa Cruz, mientras que las de menor nivel de inversión fueron Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza, Córdoba y Corrientes. Por lo cual las acciones iniciales incluidas en el Plan Nacional del Agua buscan compensar este atraso relativo incrementando la inversión en las provincias menos favorecidas", dice el plan maestro elaborado por la Subsecretaría de Recursos Hídricos.
Otro de los ejes del destino del fondo será el Plan Belgrano Aguas. Se trata del correlato hídrico del Plan Belgrano. El portafolio incluye inversiones en las provincias de Tucumán, Jujuy, Santiago del Estero, Catamarca y Chaco. La idea es sumar, además de obras de agua potable, saneamiento y pluviales, otras que sumen superficies de riego.
"Sinónimo de alegría, no de corrupción"
El presidente Mauricio Macri buscó diferenciar su gestión de la del kirchnerismo, al señalar que las obras públicas "tienen que volver a transformarse en un sinónimo de alegría, entusiasmo, futuro y nunca más de estafa, corrupción y mentira". Macri presidió el acto de inauguración de la cuarta etapa del plan maestro del río Salado, en la localidad de General Belgrano, provincia de Buenos Aires. También participaron la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal; el ministro del Interior, Rogelio Frigerio; el secretario de Obras Públicas, Daniel Chaín, y el intendente local, Osvaldo Dinápoli. "Hoy estamos comenzando una nueva etapa, con un plan maestro que hace veinte años está escrito. Eso da bronca, porque son veinte años que podríamos haber aprovechado para progresar y no sufrir las consecuencias de las inundaciones", enfatizó.