El girasol fue uno de los cultivos más golpeados de los últimos años. Las
elevadas retenciones al cultivo (32%) y el avance de la soja dejó a la
oleaginosa fuera de las rotaciones. Pero este año, sin retenciones y con un
precio más atractivo que campañas anteriores, los productores se lanzaron
masivamente a sembrar de vuelta la oleaginosa.
Dos de las zonas que picaron en punta esta campaña son el NEA y el
centro/norte de Santa Fe, ambas regiones características del cultivo. En la
primera zona se implantaron 325.000 hectáreas, un 81% más que el ciclo anterior
y en la, 230.000 hectáreas, 65% más que el ciclo previo, según datos de la Bolsa
de Cereales de Buenos Aires.
“El número nos cierra y nos da alivio financiero a fin de año. Ante la quita
de las retenciones, el girasol fue al cultivo que más benefició”, destacó a
Clarín Rural Eduardo Kempe, productor de Charata, Chaco. “Nosotros somos
girasoleros desde siempre”, remató Kempe, quien junto a sus tres hermanos y su
padre, manejan Agro y Servicios.
Normalmente, la familia Kempe trabaja alrededor de 600 hectáreas y este año,
ampliaron el área a 850 hectáreas. “Sembramos del 25 de julio al 10 de agosto,
la ventana de siembra óptima en aquella zona. No aspiramos a implantar una fecha
más temprana porque si bien hay posibilidad de un mayor rinde, hay riesgo de
heladas tardías”, explicó.
En este sentido, Kempe sostuvo que la oleaginosa venía desarrollándose muy bien hasta los últimos 20 días ya que hizo mucho calor y no se dieron las lluvias. “Las tormentas no descargaron en esta zona. Pero por donde está lloviendo en esta zona, caen piedras. Así que no sé que es mejor”, bromeó Kempe.
Con respecto al valor del girasol, el productor de Charata hizo catarsis y
apuntó que, a pesar de que el precio es muy bueno, hay un desfazaje entre el
mercado real y lo que se paga. “Hay alguien que se está quedando con con esa
diferencia que es muy importante, alrededor de U$S 40 por tonelada”, advirtió. Y
agregó que el flete sigue siendo un tema importante. “Cuesta entre $800 y $1.000
por tonelada, el 30% del costo de producción del cultivo”, indicó.
Por su parte, las condiciones fueron favorables agronómicas y económicas
fueron el principal motivo para que Benjamín Czyruk, productor y contratista de
Tres Isletas, al norte de Chaco, haya incrementado la superficie girasolera
alcanzando las 450 hectáreas versus las 150 hectáreas producidas en la 2015/16.
“Sembré en los primeros días de agosto, que es la fecha óptima en esta zona,
y previamente, se hizo el barbecho con preemergentes”, dijo Cziruk. Y agregó:
“Las malezas más complicadas son el pasto ruso, el sorgo de Alepo y chloris”.
Ante esta circunstancia, la estrategia de manejo del productor fue sembrar
50% en siembra directa y el resto, en convencional, para frenar el avance de
chloris y nivelar los lotes tras la última cosecha que se dio con mucho barro.
“Un 50% de la siembra agregué fertilizantes como arrancador para fortalecer las
raíces e incrementar el rinde, que en la campaña pasada fue de 1.300 kilos por
hectárea y este año las expectativas son mayores”, destacó quien a diferencia de
Kempe, a Czyruk lo complicó las fuertes tormentas de los últimos 15 días.
“Están espectaculares los girasoles” se entusiasmó Dacio Vicentín, productor
de Margarita, al norte de Santa Fe. Las perspectivas para Vicentín, ante las
buenas condiciones climáticas, es incrementar el rinde y llegar a los 2.300
kilos por hectárea. Para esto, el paquete tecnológico aplicado fue superior a
otros años, apuntando a una mejor fertilización incluyendo más urea y fósforo
por hectárea. “El problema es que el clima es muy inestable en esta zona”,
aclaró.
El productor implantó cerca de 500 hectáreas, un 35% del total de la
superficie trabajada por el productor. Pero apuntó que arma el esquema de
siembra independientemente de las condiciones económicas y políticas. “Para esta
campaña los números dan mejor que otros años pero alertó que el precio en
dólares cayó. “El costo de producción está en 260 dólares por hectárea. El flete
tiene un gran peso”.
El NEA es una de las zonas que renació tras los cambios en retenciones. Y los productores ya lo están demostrando con el girasol.