Una de las restricciones que encontrábamos para respetar la fecha de siembra era la falta de humedad en el perfil o la pérdida de humedad durante los días de siembra, por falta de precipitaciones. Así fue como desarrollamos una máquina accesoria a la sembradora, permitiendo la aplicación de un caudal de agua variable en el surco al momento de la siembra, proveyéndole a la semilla la humedad necesaria para una correcta germinación y posterior emergencia. Luego de observar los beneficios de la aplicación del riego arrancador, decidimos aprovechar el mecanismo de entrega del dispositivo Black Soil para aplicar fertilizantes líquidos y micronutrientes junto con el agua en el surco al momento de la implantación, proporcionándole al cultivo los nutrientes y la humedad necesaria para las primeras etapas.
Uno de los nutrientes limitantes en nuestra región es el fósforo. La mayor
parte del fósforo del suelo se encuentra en forma de baja o muy baja
disponibilidad dadas sus características químicas, lo que genera que un gran
porcentaje del mismo quede inmovilizado y no sea aprovechable en la campaña.
Debido a esto, creímos innovador el desarrollo de un fertilizante fosforado
líquido proveniente de roca fosfórica pero sin las limitantes del ácido
fosfórico, por lo que creamos una molécula de fósforo poco acomplejable en el
suelo, que permite que esté rápidamente asimilable para la planta.
Al estar el elemento en solución, la distribución del mismo en el surco es
más uniforme con respecto al sólido, encontrándose el nutriente en la zona de
confort de la semilla. Al ser el pH de la mezcla cercano a neutro, no produce
fitotoxicidad pudiendo aplicarlo sobre la semilla sin quemarla y, al mismo
tiempo, preservar los microorganismos del suelo. Otra ventaja del dispositivo
fue la aplicación de cal agrícola líquida junto a la mezcla de fertilizante y
agua. La misma es una suspensión líquida de carbonato de calcio y magnesio
aplicada en el surco para corregir la zona radicular del cultivo a implantar. La
aplicación no reemplaza el encalado tradicional, ya que corrige el pH
subsuperficialmente, pero permite mejorar la zona de confort de la semilla,
disminuyendo los costos y preservando el suelo de labranzas.
El riego arrancador permite independizar la siembra de la humedad del suelo,
respetando las fechas óptimas y disminuyendo los días a emergencia. La
incorporación de nutrientes inmediatamente disponibles en la zona de confort de
la semilla nos permite aumentar las tasas de germinación, incrementar
notablemente el desarrollo radicular, tanto en volumen como en longitud,
permitiendo un correcto anclaje y mejorar la eficiencia de implantación,
obteniendo cultivos con un crecimiento inicial fuerte y más uniformes. El
incremento en la cantidad de nódulos es notorio, mejorando la fijación de
nitrógeno por parte de la planta. Asimismo, todos estos beneficios nos ayudaron
a conseguir aumentos importantes en los rendimientos para diferentes cultivos y
zonas.
Considero que la tecnología ayudó a solucionar una problemática inicial y mejorar situaciones actuales a través de una innovación sencilla y accesible con beneficios notables.