CÓRDOBA. Las exportaciones argentinas cada vez dependen más del campo. "Esto es parte de un fenómeno que en parte refleja el mayor peso de la soja en la economía, como un significativo efecto colateral de la vigencia de los cepos al cambio y al comercio exterior", señaló el economista Francisco Alvarez Reyna, del Ieral de la Fundación Mediterránea.
La participación de Productos Primarios y Manufacturas de Origen Agropecuario
(MOA) en las exportaciones totales del país pasó del 59 al 70 por ciento,
comparando el primer semestre de 2011 con igual período de este año. Entre 2011
y este año ese segmento, además, verificó una caída en los precios del 23 por
ciento.
Con la lupa sobre la variación de los precios y de las cantidades desde el
primer semestre de 2011, el Ieral construyó un índice para rankear cómo fueron
las variaciones porcentuales de las exportaciones. Hay un aumento de las
cantidades de los Productos Primarios de un 34% seguido de las Manufacturas de
Origen Agropecuario que incrementaron sus volúmenes un 18%.
Según el informe, las exportaciones de Manufacturas de Origen Industrial (MOI)
pasaron de 13.300 millones de dólares en 2011 a 7500 millones en igual período
de este año. Antes del cepo representaban el 33% del total de las exportaciones
y ahora se achicaron a 27%. Sus precios cayeron 32% desde 2011 hasta ahora.
El Ieral acompañó este informe con uno de Juan Manuel Garzón que analiza si la recuperación de la renta agrícola alcanzará para empujar al resto de la economía. Es claro que la mejora del agro es positiva para otros sectores tanto por sus efectos directos como indirecto, pero el economista advirtió que, si bien los márgenes del negocio se acercan al nivel del período 2011/2014, siguen "muy por debajo" del registrado en los mejores años del sector (2002/2008).
EFECTO DERRAME
Garzón señaló que hay que tener en cuenta que la mejora llegará con cierta
demora por las complicaciones climáticas de la cosecha que fueron en paralelo a
la necesidad de muchos establecimientos de recomponer capital de trabajo, "muy
afectado en el ciclo previo".
Las proyecciones apuntan a que el "efecto derrame" del sector tendrá más fuerza si el clima acompaña el crecimiento del área sembrada y la mayor inversión por hectárea para que deriven en un incremento en la producción.
De todas maneras, planteó que esos factores deben ser acompañados de una reducción de la inflación y de una baja sostenida de las tasas de interés. "También se debe consolidar la percepción de una vuelta de página definitiva a los ciclos de cambios bruscos e inesperados de política económica", remarcó.