Este es el mejor Gran Campeón que tuve”, dijo esta semana, en plena pista
central de La Rural, el reconocido criador de Angus Horacio Gutiérrez, quien con
sus 22 cucardas blanquicelestes es el máximo ganador de ese premio en Palermo.
Pero lo curioso es que esta vez el Gran Campeón no era uno de los suyos, sino un
toro Braford criado en Corrientes por su hijo, Juan Gutiérrez, y su nuera
Tiziana Prada, en la cabaña El Chañar. La certeza de un legado transmitido fue
el premio máximo.
El primer proyecto conjunto de “Johnny” -así lo conocen en el ambiente- y
Tiziana, incluso antes de formar una familia, fue fundar una cabaña. Él nació
entre los toros de Tres Marías, en la bonaerense Benito Juárez, y la familia de
ella tenía campo en Feliciano, en el norte de Entre Ríos, con rodeo Hereford.
Fue en 2001 cuando decidieron fundar la cabaña Braford en el campo de los Prada.
Empezaron comprando unas vacas viejas de la cabaña Pilagá. “Al bajarlas desde
Corrientes a los pastos más tiernos de Entre Ríos las vacas se adaptaron muy
bien y tiraron bastante tiempo”, recuerda Tiziana. Con el tiempo ampliaron el
plantel de hembras, sumaron machos y se mudaron a Mercedes, Corrientes, un
bastión Braford.
“Crecimos mucho a través del transplante de embriones. Elegimos las mejores
donantes nuestras y en un campo de Colonia Carlos Pellegrini, en medio de los
Esteros del Iberá, empezamos a agrandar la población. En vez de tener 30
pariciones por año pasamos a tener 50 o 60, un número chico pero interesante
para lo que manejábamos nosotros”, explica Johnny.
En 2005 la pareja tuvo su primera prueba de fuego en la Nacional Braford y la
superaron con éxito sacando a la ternera campeona. En 2006 pisaron Palermo por
primera vez de la mano de sus Braford y este año les tocó la gloria. Payé, un
toro que cumple dos años en octubre, es su primer Gran Campeón de Palermo. “Es
un hito”, asegura Johnny, y comenta que el animal se venía luciendo en las
exposiciones de la región. “El año pasado fue Campeón Ternero y Gran Campeón en
la Exposición Braford de Mercedes. Lo que tiene muy bueno es la profundidad, la
corrección de aplomos, el color y la pigmentación. Son varios requisitos que
todos juntos son importantes”, dice Johnny. Y Tiziana agrega: “Tiene mucha
clase. Pesa 850 kilos y caminaba en la pista como si fuera un ternero, que es lo
que más ponderó el jurado”.
Otra conocida familia de criadores son los Peyrano, que con su cabaña Rancho
Grande no paran de sumar galardones. Esta semana le tocó a Espartano, una mole
negra de 910 kilos, con 43,5 centímetros de circunferencia escrotal, que en
octubre va a cumplir tres años. En su tercera participación en Palermo, el toro
finalmente se alzó con el premio mayor de los Brangus. “Vino de ternero, después
de dos años y ahora como senior. Siempre fue Reservado Campeón de su categoría
pero nunca había tenido el premio máximo”, comenta Cristian Vázquez, integrante
del área de genética de la cabaña.
“Estos toros, si son sanos estructuralmente, cuando llegan a los tres años
terminan de desarrollarse y ahí es donde demuestran todo su potencial”, agrega.
Espartano es sobrino de Francesco, un semental que hace algunos años causó
sensación en Palermo cuando se soltó en la pista central. El año pasado, el tío
Francesco vendió 30.000 dosis de semen, lo que quiere decir que si hubiera solo
un 50 por ciento de preñez, unos 15.000 hijos suyos poblarían el norte
argentino. Y ese es el destino de la genética de Espartano, cuyo 50 por ciento
se vendió el año pasado a la cabaña Pastizales, de Formosa.
El toro ya estuvo en un centro de inseminación donando semen y ahora le toca
volver a la donación, pero para su alegría no todo es artificial. “Para que se
termine de hacer toro hay que largarlo con las vacas para que dé servicio, así
se asienta”, dice Vázquez.
Ahora, le guste o no, a Espartano le toca lidiar con la fama. Se lo ve muy
dócil con la gente que lo cuida, pero no duda en lanzar patadas a los curiosos
que se quieren sacar selfies con él. Al parecer, “es bueno que tenga un poco de
temperamento, que no sea un toro dormido, porque se muestra muy bien en la
pista”, dice Vázquez.
Muy cerca de Espartano está la vaca Gran Campeona de la misma raza, de la
cabaña La Sultana, de Bell Ville, Córdoba, y también se trata de un animal con
estirpe ganadora. Es hija de Yamana, campeona en Palermo en 2012, y de
Lonquimay. “Es un transplante de embriones donde las tres crías fueron
campeones”, cuenta orgulloso Dante Groppo, su propietario, a quien se pudo ver
explotar de alegría y revolear el sombrero por el aire en la tribuna de la pista
central.
La vaca tiene 27 meses y llegó a Palermo junto a su primera cría, un ternero
de tres meses. “Sabíamos que la vaca podía andar muy bien porque tiene la
femineidad de una hembra y la triangulación hacia atrás con los cortes
carniceros más caros perfectos, justos. ”, dice Groppo.
Ahora, a la campeona le toca volver al campo a disfrutar las pasturas de alfalfa del sudeste de Córdoba, y a prepararse para la producción de embriones.