Tras la quita de retenciones, el Gobierno apuesta a que la recuperación de la actividad económica empiece por el campo. Para muchos inversores, se trata de un negocio ajeno y difícil de desentrañar. Sin embargo, existen varias alternativas para que todos aquellos que no entienden ni de siembra ni de vacas puedan aprovechar el potencial que tiene el sector.
Después de años de malaria, los analistas coinciden que las perspectivas para
la ganadería son inmejorables. "La Argentina tiene la ventaja de un mercado
interno como no tiene otro país, un consumo per cápita altísimo, que da una base
interesante, más allá de que recientemente esté cayendo un poco", explica Juan
Garzón, economista jefe de IERAL, de la Fundación Mediterránea.
"Pero además, hay un potencial en la exportación de carne: la Argentina llegó
a tener, no hace mucho, hace diez años, 6 o 7% del mercado mundial de carne,
exportando 700.000 toneladas. Hoy estaríamos en apenas 200.000 mil toneladas. Si
se van alineando las variables macroeconómicas, el margen para crecer es
grande", explica el coordinador del área de agricultura del instituto.
La inversión en ganadería ofrece un retorno en moneda dura que podría ir del 5%
hasta el 20%, en el mejor de los casos. Existen, para ello, fideicomisos que
permiten participar del negocio, y de los que se puede participar desde los
10.000 pesos, con un horizonte de inversión de entre 12 y 18 meses, en línea con
el periodo productivo de la ganadería.
Tal es el caso de los fideicomisos estructurados por el Club del Inversor Ganadero, que se dedica básicamente a unir a pequeños y medianos inversores con pequeños y medianos productores ganadores en la zona del Este de la Pampa y del Sudoeste de la Provincia de Buenos Aires.
"El proyecto nació con un fin social, que es evitar que se siga despoblando el interior ganadero, como sucedió en todos los años del boom de la soja", explica Gregorio Aberastury, presidente del Club. "Nosotros le damos a los productores todo el respaldo: un equipo con veterinarios, ingenieros agrónomos, contador", agrega.
El fideicomiso del Club del Inversor Ganadero ya va por su tercera ronda de inversiones, con una rentabilidad en moneda constante de entre el 18 y el 23 por ciento. "Dentro de las inversiones conservadoras, como los inmuebles, el plazo fijo o el dólar, debería estar la carne", dice Aberastury. "Y es una inversión que además tiene un plus que es la parte social, porque ayuda a crear mano de obra en los pueblos de zonas ganaderas".
Mientras que Openagro ofrece un fideicomiso de ganadería, donde la inversión mínima es de $ 200.000 y el horizonte de inversión es de 2 años, ya que se ocupan de la cría y re cría de los animales. En otras palabras, en lugar de venderlos con 160 kilos, los venden engordados, con 300 kilos.
Pero también la agricultura tiene excelentes perspectivas en la próxima campaña. Garzón estima que la rentabilidad de un pool de siembra podría estar entre el 15 y el 20% a precios constantes, dependiendo en gran medida del costo del alquiler de los campos que consigan.
"Un pool tiene posibilidad de diversificar áreas e ir compensando zonas donde le bien, con zonas donde no le va muy bien, cosa que para un productor individual es difícil. La diversificación que ofrezca es algo muy importante para tener en cuenta, más allá del número de rentabilidad que prometa. También la diversificación de cultivos", aconseja Garzón. "Está todo muy fluctuante en el mundo, a veces, conviene perder algo de rentabilidad esperada, para tener diversificación", agrega.
Openagro ofrece la posibilidad de invertir en fideicomisos de siembra, con un mínima de $ 200.000,y un horizonte de inversión equivalente al de una campaña, esto es, 12 meses. "Aquí el inversor puede invertir montos menores y obtener una renta anual sin tener que ocuparse del negocio, porque uno se suma a un esquema que viene funcionando hace mucho tiempo, que sabe cómo producir y que tiene la escala necesaria para diversificar los riesgos y ser eficiente en los costos productivos", dice Guillermo Villagra, de Operagro, que tiene un fideicomiso que funciona desde 2003 y ha sembrado mas de 500.000 hectáreas.
Si bien, dice Villagra, aún es prematuro para hablar de una rentabilidad, proyectan para la campaña 2016-2017 retornos del 15% en dólares. "Hay un detalle importante que al inversor le gusta, y es que Openagro es socio de ellos en las ganancias pero también lo es en caso de que existan perdidas, ya que nosotros invertimos junto a ellos", aclara.
Más opciones
En el mundo financiero, existen a su vez algunos instrumentos que, si bien no permiten directamente invertir en campo, sí pueden replicar en gran medida los beneficios de un repunte del negocio agropecuario.
Hay acciones de empresas como Cresud o Adecoagro pueden ser apuestas atractivas, dice Ricardo Baccarin, secretario del Matba (Mercado a Término de Buenos Aires). Cresud, aseguran los analistas del mercado, podría verse beneficiada de un incremento en la valuación de los campos, no sólo si mejoran las perspectivas del campo, sino también a partir del blanqueo.
En el año, acumula una suba del 36,8%, y cotiza tanto en la Bolsa porteña como en Nueva York. Mientras que Adecoagro, que cotiza en el NYSE, en Wall Street, acumula una ganancia en dólares del 1% en lo que va del año, y según Baccarin, ofrece excelentes perspectivas a mediano plazo.
Para quienes conocen más de instrumentos financieros, y tienen un perfil más especulativo, los futuros agropecuarios podrían ser una opción más para contemplar. Uno puede comprar futuros no sólo apostando a la apreciación de un cultivo, por ejemplo, sino también previendo que puede caer de precio. "Es un negocio no para todos los bolsillos", admite Baccarin. "El mercado más liquido es el de soja, y el de maíz", dice.
En el Mercado a Término de Buenos Aires también se pueden comprar los productos Chicago, que replican al mercado de los Estados Unidos en su precio y en su cantidad, con la ventaja de que en lugar de poner dólares afuera, se pagan en el país y en pesos, al tipo de cambio del día.