Si el único motor es maximizar la renta en el corto plazo, hoy habría que comprar Lebac u otros bonos con renta asegurada y respaldo del Estado. Y fin de la historia.
Sin embargo, por suerte no todos los inversores piensan igual. Esto se
refleja en inversiones de capitales locales y extranjeros (Brasil, Inglaterra,
China) que actualmente inmovilizan fondos en proyectos de la agroeconomía real
que son de mediano o largo plazo.
Si tuviéramos que orientar a un potencial inversor en el sector, le preguntaríamos: ¿Ya es inversor del agro? ¿Le gustan las inversiones de mayor o de menor riesgo? ¿Quiere invertir mucho o poco? ¿Busca retorno rápido o de mediano plazo? ¿Prioriza la rentabilidad o hay otros aspectos que lo motivan? ¿Desea involucrarse en la gestión del negocio donde invierte?
Si el inversor es alguien que define que es su primera inversión en el sector, que prefiere un negocio clásico del agro, que le gusta el riesgo, que no invertirá mucho dinero y que busca un retorno corto, la recomendación sería participar de grupos de siembras agrícola, donde las rentabilidades esperadas pueden estimarse a priori entre un 15 a 20% anual.
Si el plazo no es problema y la capacidad de asumir riesgo es menor, se recomendaría participar del negocio ganadero, donde se pueden obtener rentas del 8 al 10% en sistemas de invernada, y del 3 al 8% en sistemas de cría, o cría-recría. Los sistemas ganaderos, comparados con los agrícolas, poseen menor renta, pero un resguardo mayor del capital invertido, y más posibilidades de recuperación ante un evento desfavorable.
Si el objetivo es una inversión de largo plazo, una especie de seguro de retiro, lo orientaríamos hacia negocios con mayor barrera de salida como el tambo, los frutales o los cerdos. Algunas de estas producciones están actualmente en crisis (buen momento de entrada), y podemos esperar rentas del 10 al 15%, cuando superen la coyuntura. Otra inversión que se podría incluir dentro de esta categoría es la compra de tierra, donde la rentabilidad esperada es del 1 al 3% y cuya característica principal es el resguardo del capital invertido, y la potencial valorización del mismo a futuro.
Por último, para aquellos inversores que les guste la tecnología e innovación, donde el monto a invertir sea una pequeña parte de su portfolio, y piensan que vale la pena asumir riesgos en negocios con alto potencial de retorno futuro, las startups del agro serían la recomendación. Así se podrían enumerar diversas combinaciones.
Ahora, si usted se siente atraído a invertir en el sector, el momento es hoy, porque el cambio de expectativas políticas y económicas, la definición de que el agro es estratégico para el desarrollo del país y la necesidad creciente de alimentos se han alineado como hace mucho tiempo no ocurría.
¿Que nos falta? Si el sector busca atraer inversiones, debe generar vehículos formales y procesos profesionales para la captura de fondos. Aquellas empresas que primero entiendan y se adapten a esto serán las que más aprovechen el actual contexto.