No hay discusión alguna acerca de quién es el protagonista de la apuesta económica del gobierno de Mauricio Macri. El inversor no sólo se convirtió en una figura de culto, sino que carga con una fuerte expectativa ciudadana para el segundo semestre del año. ¿Derramará el maná en cantidades suficientes como para mover la economía?

Todo el complejo agroalimentario también aguarda a los inversores con los brazos abiertos, convencido esta vez de tener mejores herramientas de seducción que los últimos años. Las inversiones en el agro tienen como común denominador el alto riesgo climático al realizarse a cielo abierto pero componen un universo muy dispar. No sólo por el tamaño de los proyectos que van desde la compra de empresas alimenticias o el montaje de plantas de elaboración hasta pequeños emprendimientos locales de siembra de unas pocas hectáreas.

La esperada llegada de inversores no encuentra desprevenido al campo ya que desde hace muchos años la agricultura, ganadería, lechería y actividades como el pecán o los olivos desarrollaron sus formatos para capturar capital con promesas muy distintas de rentas y plazos de devolución. Hay una oferta muy amplia de proyectos para invertir, casi de todos los colores:

1) Los inversores de corto aliento, no más de 15 meses, encontrarán una opción en la siembra de cultivos agrícolas mientras aquellos que se animen a inmovilizar el capital por dos o tres años pueden estudiar proyectos ganaderos. Y para los que puedan invertir en el largo plazo con menores tasas de riesgo tienen alternativas con Fondos especializados en olivos y frutales.

2) Los montos a invertir son la otra divisoria de aguas. "Una inversión chica es mejor canalizarla en la agricultura. Para un grupo de siembra, lo mínimo va de 10.000 a 50.000 dólares. Para el resto de las actividades los montos suelen ser más importantes, aunque depende la escala del proyecto. En agricultura hay más variedad de empresas que toman inversiones. En cambio, en la ganadería está menos profesionalizada la captura de inversores y hay menos jugadores", detalla Teo Zorraquín, consultor en agronegocios.

3) En cuanto a las rentabilidades que se ofrece a los inversores, históricamente los jugadores del mercado de siembra de cultivos intentaron seducirlos con una tasa que va del 20 al 25% anual en dólares. "Con el objetivo de lograr esta renta surge el valor para arrendar los campos. Se sabe que en la zona núcleo y en suelos sin limitaciones se paga más y la tasa al inversor desciende al 15% pero se consigue más seguridad y estabilidad de rinde. En cambio, en campos marginales hay posibilidades de obtener rentas más altas porque se paga menos por los arriendos aunque por la variabilidad de rindes se toma mayor riesgo en la inversión", afirma Santiago Casares, presidente del estudio Cazenave y Asociados.

4) La renta de la ganadería apunta a entre el 30 y el 35% en pesos. "Si bien parece ser menos rentable que la siembra, hay que tener en cuenta que el riesgo es mucho menor. Por otro lado, el negocio de la ganadería puede mejorarse si se decide pasar de la cría a las próximas etapas de recría y engorde", afirma Willy Villagra de Openagro. La opción ganadera funciona en la medida que el proyecto tenga una escala adecuada.

5) También existen opciones para invertir en olivos, viñedos, limones, pecanes y arándanos que ofrecen rentas atractivas, pero con plazos más largos de devolución del capital invertido, de cinco años como mínimo. Se realizan por medio de fideicomisos y generalmente vienen acompañados de una participación en la superficie en la que se realiza el proyecto. En este sentido, Faro Capital el principal operador del cultivo de nuez pecán con una plantación que supera las 1200 hectáreas, ofrece la posibilidad de invertir en chacras náuticas productivas que permiten a un pequeño inversor comprar un chacra y sumarse, con una parte de la misma, a un "pool" de parcelas para operar en conjunto un plantación de gran escala. La promesa de renta es del 14% anual en dólares y la inversión promedio es 150.000 dólares.

6) Y no hay que descartar a aquellos que apuestan a la compra de campos no para explotarlos sino con la idea de alquilarlos. La renta histórica se ubica entre el 1 y 3% anual.

Es evidente que el cambio de reglas de juego que propone el gobierno renovó el interés por la inversión productiva. "En la campaña 2015/2016 el negocio agrícola que se presentaba era pésimo para todos, para los inversionistas, los que sembraban y los dueños de los campos. Se pagaron los arrendamientos más bajos de los últimos 40 años. Ahora las condiciones en que se desenvuelve la actividad cambiaron y son más amigables", afirma Casares. "Es cierto que para los que quieren invertir en siembras de cultivos no somos más "la niña bonita" que fuimos del 2006 al 2008, pero por lo menos ahora se les puede ofrecer un negocio. Con cautela y una mirada más profesional, la agricultura sigue representando una buena opción para distribuir riesgos", añade.

Mientras mejoren las condiciones de inversión y arriben los inversionistas extra sector, la próxima campaña de granos se sostendrá por el aporte de capital del circulo cercano a la producción. Profesionales del interior o parientes de agrónomos que se largan a sembrar, acopios y agronomías son los que aportarán buena parte de los 12.000 millones de dólares necesarios para la implantación de cultivos. Con más fe que instrumentos jurídicos que los resguarden, estos inversores volverán a apostar para tomar revancha de las campañas pasadas.

Con una dosis de cautela

Teo Zorraquín

Consultor

"Hay inversores pasivos que sólo buscan la renta y los que quieren gestionar. "

Santiago Casares

Presidente de Cazenave

"Los inversores en siembras tienen más consciencia del riesgo climático"