Aunque resulte presuntuoso, vale destacar el pensamiento de Adam Smith quien, sobre la codicia -siguiendo la línea de Aristósteles- afirmaba que es “la obsesiva admiración de la riqueza, la mayor y más universal causa de la corrupción de nuestros sentimientos morales.”

Etimológicamente, la palabra codicia procede del latín cupiditas, es decir “deseo y pasión”. En rigor se trata del afán por querer más de lo que se ha conseguido. Es insaciable por naturaleza y termina, a largo plazo, nublando la razón.

En este sentido es recomendable ver la película “El maestro del dinero” para reflexionar sobre este tema.

Pero….vamos a lo nuestro. ¿A qué vienen estos párrafos?

En primer lugar, sólo nuestra razón -y no la recomendación de un externo- debería guiar nuestra decisión comercial. Informarse y escuchar es tan sólo un elemento a tomar en cuenta. Pero una vez hecho ello, la decisión debe partir de cada uno.

En segundo lugar, no es lógico pretender alcanzar exactamente el mejor precio. Cuando se inicia un período de alza, el tenedor no debe dejar nublar su vista por cualquier atisbo de codicia.

Lo que importa es tomar una buena decisión. Que no siempre es la mejor.

¿Hubo momentos de precios de soja por encima de $4.000? Claro que sí. Pero no por ello quien haya vendido a $3.800 o quizás $4.000 debe sentir que ha perdido.

Los fondos son elementos decisivos en los mercados y se mueven en buena parte con el ímpetu de la codicia.

Pero, así como logran elevar precios, también consiguen hacerlos caer.

Durante la semana pasada han fogoneado el mercado, mediante el aumento de su posición compradora.

Lo hicieron sobre la idea de que la siembra en EE.UU. camina sobre rieles de incertidumbre; y sobre los problemas derivados por las lluvias que demoran la cosecha del sur del continente, algo que hace un mes no se podía tomar en cuenta.

Los fondos privilegian la soja sobre otros commodities agrícolas y, por lo tanto, pesan mucho a la hora de formarse los precios.

Además China, tal como lo hemos sostenido, no muestra claros signos de baja en sus importaciones; pese a todo. Y, por si ello no fuera poco, India revela altas tasas de crecimiento en su consumo.

En nuestro país, influye claramente el hecho de que los cultivos aún en los lotes sufren pérdidas productivas y de calidad.

El jueves pasado, Chicago permitió que la soja superase el nivel de 420 dólares en la posición julio. Se trata de subas de algo más de 15 dólares.

Chicago debe haber tomado en cuenta, además, que el stock disponible en nuestro país se va achicando. Más rápido de lo pensado.

Según el ministerio de Agroindustria, las existencias al 30 de abril eran 8.008.898 toneladas. Para el mismo día del año pasado, el volumen era de 15.349.000.

Se estima que la producción de Sudamérica ha quedado este año en un nivel por debajo de lo esperado. El faltante se acercaría de 8 millones de toneladas.

También debe considerarse que, probablemente, Brasil no logre mejorar su performance exportador por los problemas internos que soporta. Al menos por un año.

Vale también remarcar la escasez de aceite de palma en el mundo. Ello empuja la demanda por sucedáneos como el aceite de soja.

Pero ahora, el tiempo ha mejorado. Y, en breve, las máquinas volverán a su tarea de recolección.

Así las cosas, vale aguardar subas. Pero, si el nivel logrado hasta el momento es satisfactorio… ¿podrá ser codicia espera más aún? Que cada uno decida, según sea su situación.