La llegada al país de inversiones, nuevos productos fitosanitarios y eventos biotecnológicos que traería todo este movimiento de concentración de empresas también estuvo en la mesa de discusión. Sin anestesia, las opiniones de los referentes fueron críticas sobre las condiciones que se ofrecen actualmente desde el agro. La escandalosa proporción de "bolsa blanca" en los cultivos de trigo y soja y fue la primera anomalía en observarse, pero no la única. "Más del 50% de la producción en Uruguay está en manos de argentinos. El índice de pago de la semilla y regalías es del 92%. ¿Por qué el argentino paga en Uruguay y aquí no? Es fácil de responder: porque allá funcionan normas, multas y sistemas de control" observó Pedro Rugeroni.

De esta cultura del no pago de las mejoras genéticas y biotecnológicas en la semilla se desprendió una pregunta inquietante: ¿los productores argentinos adoptan la tecnología más rápidamente que sus pares brasileños o norteamericanos porque creen en ella o porque saben que no la terminarán pagando? ¿Adoptan porque es gratis o adoptan porque están convencidos y realmente tienen inquietudes innovadoras? "El americano es más desconfiado, adopta cualquier herramienta recién cuando está bien probada. En cambio el argentino se tira de cabeza", acota Rugeroni.

La Argentina, concluyen, está generando un registro de defaults en lo tecnológico que resulta muy poco atractivo para atraer innovaciones y eventos. Los entrevistados se preguntaron qué podría llegar a ocurrir si se complican las resistencias de malezas e insectos: ¿vendrán eventos que están disponibles en el mundo para solucionarlos?

"Si se observa lo que pasó con Monsanto y el conflicto por el cobro de Intacta, el error fue haber traído la tecnología con esta reglas de juego. Nos tenemos que preguntar: ¿cuál es el modelo de captura de valor que tenemos para la biotecnología y para el germoplasma?" afirmó Busanello.

También en fitosanitarios

Pero el problema de la informalidad no termina en las semillas. "Argentina tiene una buena legislación en fitosanitarios, pero no la aplica. En los papeles es una cosa, pero en la realidad es otra. Lo escrito no se cumple. En algunos aspectos tenemos estándares inferiores a cualquier país latinoamericano" agregó Horacio Busanello.

Los referentes creen que son los productores los que se tienen que poner al frente de estos problemas para que se resuelvan. Por ejemplo, exigir un Senasa con altos niveles de calidad en los servicios y el control. También concuerdan que las inconsistencias no ayudan y que ir contra la corriente global tendrá sus costos. "El primer mandamiento para cualquier inversor es analizar si en los países existen leyes y si estas se cumplan. Si no, es la anarquía. Lamentablemente tenemos una trayectoria totalmente inestable, poco confiable. Para ganar la confianza se tienen que realizar transformaciones muy grandes", afirmó Fernando Aftalión (h.).

26.000 millones

Es lo que a nivel mundial facturaría Bayer de comprar Monsanto. En el ranking la seguirían Syngenta y Dow-Dupont con facturaciones de 15.000 millones de dólares. En cuarto lugar quedaría Basf con 5000 millones de dólares