Desde que el grupo alemán Bayer tocó la puerta de Monsanto para dejarle un sobre con una oferta de compra de 62.000 millones de dólares, el agro mundial registró un sismo. De concretarse la operación estaría pariendo el mayor conglomerado de agroquímicos y semillas del mundo con una facturación superior a los 26.000 millones de dólares. El proceso de concentración de empresas parece no tener fin. Si en los años ochenta y noventa el espectáculo consistía en que los grandes compraban a los chicos, ahora la cuestión se vuelve más inquietante: los gigantes multinacionales ya casi no les queda bocado chico por probar y sólo compran a otros gigantes.
Así, Bayer, la número 2 de agroquímicos del mundo, intenta comprar a la
empresa líder en semillas, Monsanto. A ese se suma la compra de Syngenta por
ChemChina, por US$ 43.000 millones, y nada menos que la fusión como iguales de
Dow y Dupont. Y está Basf, la química número 1, con apetito de sobra por
engullirse algo grande o a todo el resto, quién sabe. Esta nueva ola de macro
fusiones y compras genera a nivel local realineamientos en los canales de venta
y distribución y muchos interrogantes en los productores sobre su futuro poder
de negociación en la compra de insumos.
Luis Mogni, consultor en gestión agroindustrial, Horacio Busanello, CEO de Los Grobo, Pedro Rugeroni, gerente comercial de Atanor y Fernando Aftalión (H) consultor y socio del grupo Agrarius, fueron convocados por LA NACION para analizar este fenómeno y sus consecuencias.
-¿Es justificada la preocupación de los productores por la concentración que están teniendo las empresas proveedoras de insumos?
Pedro Rugeroni: esto no es nuevo, es un proceso de concentración que se viene
dando desde los años ochenta. La última fusión grande fue la de Syngenta a
principios del 2000. Antes quedaron en el camino al fusionarse más de 50
empresas de gran envergadura como ICI, Zéneca, Ciba, Hoescht, Agrevo, Sandoz o
Stauffer. Es cierto que se consolidaron negocios pero también aparecieron otras
empresas. Habida cuenta de la historia, no veo un riesgo. Habrá más masa crítica
en Investigación y Desarrollo.
Horacio Busanello: esto tiene un trasfondo. Las empresas enfrentan un mercado mundial de 110.000 millones de dólares entre semillas, semillas transgénicas, agroquímicos e inoculantes. Las grandes multinacionales ven que la segunda ola de biotecnología no es tan disruptiva como la anterior. Entonces optan por fusionarse para bajar al máximo los costos de estructura, de investigación y desarrollo y también para consolidar su red de distribución. Estamos ante una consolidación muy importante porque estamos hablando de las cinco empresas más grandes del mundo. Syngenta fue comprada por Chem China, la fusión de Dow y Dupont y Bayer que quiere comprar a Monsanto. Vamos a tener una concentración de la oferta muy importante.
Luis Mogni: desde el punto de vista de los productores la concentración es más riesgosa en el tema de las semillas, en la que van a quedar dos o tres, que en agroquímicos donde todavía hay una atomización de empresas con productos que van quedando afuera de las patentes. En semilla el agregado de valor es muy claro mientras que en los fitosanitarios las empresas deberían pensar cómo mejorar la aceptación de sus productos por la sociedad. La consolidación es una cuestión obligada porque los costos de la cadena de distribución comienzan a ser creciente. Pero a las empresas esta consolidación les va a generar una mayor presión social, regulatoria y ambiental.
Fernando Aftalión (h.): en la década del noventa, la ley de Paretto decía que
4 empresas manejaban el 25% del share en agroquímicos. En el 2011 las cuatro más
grandes ya manejaban el 60% del share. Ante esta situación ineludible, cabe
preguntarse ¿qué están haciendo los productores? Creo que si no tienen
iniciativas diferentes van a pasar a degüello. Para empezar tienen una
dirigencia dividida en 4 entidades y si se hace un benchmarking con la
dirigencia australiana, la brasileña o la americana, es notable la diferencia en
equipos técnicos y de lobby en los poderes ejecutivos y legislativos. Deberían
comenzar a preguntarse que recursos van a contar para no estar tan vulnerables.
Esto desde el lado gremial. Desde lo empresario no veo en los productores un
mayor asociativismo como para mejorar su poder de negociación. Creo que los
productores la van corriendo muy de atrás.
-¿ Los Estados no van a estar obligados a incrementar sus presupuestos de investigación para no depender de las decisiones que tomen las multinacionales sobre qué investigar?
Mogni: un Estado debería poder direccionar las inversiones que vayan en la dirección del desarrollo del país. Se hace necesario pero para que esa investigación sea sustentable debe desarrollar mecanismos de captura de valor.
Busanello: las multinacionales desarrollan productos para Estados Unidos o Europa y después ven como se adapta a la Argentina. Si vos dejás toda la investigación en manos de las grandes empresas van a desarrollar lo que les conviene.
Con la colaboración de Cristian Mirá