Cansado de escuchar estupideces sobre que critico pero no propongo nada o que
al gobierno hay que formularle las propuestas en privado, paso a contar una
historia no conocida, pero que creo que llegó el momento de darla a conocer y
que quienes hablan sin fundamento se llamen a silencio.
Antes que ganara la segunda vuelta electoral Mauricio Macri, convoqué a un grupo
de cuatro economistas, entre ellos a mi fallecido hermano Juan Carlos, para
redactar los lineamientos de un plan económico para enfrentar la herencia que
dejaba kirchnerismo. Ninguno de los economistas pertenecía a alguna fracción
partidaria. Ninguno militaba o milita en algún partido político.
Con los primeros que hablé fueron con mi hermano Juan Carlos y con Agustín Monteverde, con quién hacía rato veníamos intercambiando ideas sobre si valía la pena el esfuerzo de emprender esa tarea, y les propuse conformar un grupo y comenzar a trabajar en las medidas necesarias para dominar la herencia k. También fue de la partida otro economista más con quién habíamos hecho un trabajo similar allá por 1988.
A propuesta de uno de los integrantes del grupo inicial luego se sumó otro economista más y dos miembros de la Fundación Libertad y Progreso que conduce Manuel Solanet.
Nos reuníamos todos los jueves a partir de las 18.30 hs. en la casa de mi hermano Juan Carlos o en la casa de otro de los integrantes del grupo para intercambiar ideas sobre cómo enfrentar la crisis que dejaba el kirchnerismo. El documento incluye dos grandes secciones: 1) una descripción de la herencia recibida y 2) qué hacer en materia de gasto público, política impositiva, comercio exterior, etc.
Luego de varios meses de reuniones, correcciones en la redacción del texto y pulir algunas ideas adicionales, comenzó el debate sobre cuál era el mejor camino para dar a conocer el documento. En ese lapso uno de los miembros de la Fundación Libertad y Progreso propuso que no saliera solo con la firma de los 7 economistas que habíamos trabajado sino que saliera con el nombre de la Fundación. Si bien yo me había ocupado de armar el grupo original, no tuve ningún inconveniente para que el documento saliera con el nombre de la Fundación, finalmente era un trabajo para tratar de colaborar con el nuevo gobierno (a esa altura ya había ganado Macri la segunda vuelta) y no era cuestiones de figuraciones sino de formular aportes. Y tampoco era el objetivo buscar puestos en el gobierno, sino contribuir con ideas.
Ya avanzado y casi terminado el documento, vino otro debate. ¿Debíamos dar a conocer en los medios y redes sociales el trabajo o primero se lo acercábamos a los miembros del nuevo gobierno?
Finalmente primó la idea de no difundirlo y enviárselo vía la Fundación a por lo menos media docena de funcionarios que actualmente son ministros u ocupan otros cargos en el área económica del gobierno. Tarea que se encargó de realizar la Fundación Libertad y Progreso.
Algunos agradecieron el envío pero no hubo ningún tipo de feedback para reunirnos e intercambiar ideas. Aclaro que ninguno de nosotros estaba buscando un puesto en el gobierno, era solo el intento de 7 economistas con más de 30 años de profesión que habiendo visto y vivido varios fracasos económicos, intentaba aportar su granito de arena.
Pasado un tiempo prudencial y viendo que las nuevas autoridades no estaban interesadas en intercambiar ideas sobre las medidas a tomar, sugerí dar a conocer el documento en forma pública que había sido la idea original cuando convoqué a Agustín Monteverde y a mi hermano.
En esa parte hubo diferentes posiciones por miedo a perjudicar al nuevo gobierno y se llegó al acuerdo de publicar solo el diagnóstico. Es decir, la descripción de la herencia recibida pero no las propuestas de las medidas a tomar. Personalmente yo era de la idea de publicar todo pero acepté limitarnos a publicar el diagnóstico.
En definitiva, el documento era una descripción de la espantosa herencia económica que dejaba el kirchnerismo y en su segunda parte una propuesta económica que busca volver, dentro de lo posible y a lo largo del tiempo, a los principios alberdianos, padre de nuestra Constitución Nacional, que fueron los que permitieron que Argentina pasara de ser un desierto a una de las potencias económicas a principios del siglo XX.
Lo concreto es que 7 economistas, al final se sumó un economista más con su firma, hicimos los deberes. Se los enviamos por mail a diferentes miembros del actual gabinete de Macri pero optaron por no intercambiar ideas.
Es perfectamente entendible que no les interesara ni nuestro diagnóstico ni nuestras propuestas de volver a los principios de nuestra constitución de 1853/60 y tengan en mente otra propuesta. Pero lo cierto es que se hizo el esfuerzo por diagnosticar y proponer ideas, lo cual a mí, que fui el que tuvo a su cargo armar y coordinar las reuniones del grupo, me queda la conciencia totalmente tranquila que el esfuerzo estuvo hecho y, por lo tanto, me siento libre de apoyar o criticar las ideas del gobierno habiendo previamente intentado ser escuchado por las actuales autoridades.
Debe quedar en claro que esta no es una nota reclamando que el gobierno nos convoque a dialogar, posiblemente se sientan más cómodos dialogando con el massismo, el radicalismo y el progresismo. Finalmente su ministro de Hacienda Prat Gay proviene de las filas del progresismo y es perfectamente atendible que quieran buscar la solución por ese costado ideológico. Por mi parte sigo creyendo que son más dignos y eficientes los principios de la libertad, la cultura del trabajo, la competencia empresarial, la integración al mundo que el paternalismo estatal que impulsa el progresismo.
En lo personal seguiré bregando por difundir las ideas de un gobierno limitado, que no exprima a los contribuyentes con impuestos para financiar un gasto público monumental, de baja calidad y con todos los condimentos para que la corrupción siga enquistada en el estado. Quiero un estado que le permita a la gente liberar su capacidad de innovación, disciplina fiscal para tener disciplina monetaria y bajar la inflación. Y, finalmente, quiero un país en el cual vuelva la cultura del trabajo. Valor que fue destruido a lo largo de décadas y demolido por el kirchnerismo.
Pasados más de 5 meses desde que asumió el nuevo gobierno 7 economistas hicimos un primer esfuerzo por colaborar acercando ideas que prefirieron no debatir y descartaron de entrada.
Ahora el camino que queda para todos aquellos que queremos que al gobierno le vaya bien, es solo marcar puntos de vista diferentes cuando se adoptan medidas que consideramos no adecuadas y apoyar aquellas que sí están bien enfocadas, pero siempre centrados en sostener los principios de la libertad que impulsó Juan Bautista Alberdi, tanto en su libro Bases como en el Sistema Económico y Rentístico.
No es aceptando nuestra historia desvirtuada que ha vendido el progresismo que vamos a salir de la decadencia, sino recuperando los valores de grandeza que están en nuestra constitución de 1853/60 y adoptando la audacia de estadistas como un Sarmiento, Pellegrini, Mitre y tantos otros que tomaron las ideas de la generación del 37 para transformar la Argentina en una potencia económica.
Fuente: Economía para Todos