Y esto viene ocurriendo en los últimos 20 días en una amplia zona de producción de la oleaginosa. “Tenía los cultivos a punto de caramelo y las máquinas para empezar con la cosecha, y desde ese momento, no paró más de llover” comentaba con amargura un productor del oeste bonaerense. Lamentablemente no es un caso aislado, sino una generalidad. Los chacareros se encuentran que sus campos están con los plantíos ya maduros desde hace 2 semanas, pero el clima continúa jugando una terrible jugada. Y en el caso de la soja, este escenario es prácticamente lapidario. Porque el exceso de humedad, las lluvias y la falta de sol, genera que las chauchas se abran, dejando caer el poroto al suelo, siendo esto una pérdida absoluta. Además, han aparecido todo tipo de enfermedades fúngicas que van en detrimento no tan sólo de los rindes sino también de la calidad comercial.

Y a pesar de que pueda salir el sol y comenzar los días más benévolos, con viento que haga orear los terrenos y que baje la humedad ambiente, ya podemos estimar que la cosecha de soja de Argentina tendrá una pérdida de 6,5 millones de toneladas de acuerdo a lo estimado por instituciones y organismos privados y nacionales. Si tomamos el último informe del USDA (Departamento de Agricultura de los EEUU) que en su último informe estima una producción de soja argentina de 59 millones de toneladas, debemos anunciar que la zafra 2016 de soja argentina será de 52,5 millones de toneladas. Y fuera de las pérdidas que ya se ocasionaron por las inclemencias, debemos considerar los diferentes y desparejos rindes que se están obteniendo en una misma zona o región.

Esta situación está generando zozobra en las filas de todos los partícipes de la cadena de comercialización granaria. Porque hay que considerar que puede llegar a ocurrir con las deudas comerciales. Se estima que las mismas llegarían a la cifra de 1.200 millones de dólares, sin considerar las deudas bancarias o con las instituciones de crédito. Los productores deben canje y/o compra de semillas, compras de agroquímicos, gasoil y demás insumos que habitualmente se abonan en el momento de la cosecha. Si en algunas regiones podría haber menos recolección o directamente nada de cosecha, esto impactará fuertemente en la economía de la región involucrada.

Además, la importante disminución de la producción total de soja de nuestro país, implica que ingresarían 2.145 millones de dólares menos en concepto de divisas y 640 millones de dólares menos de ingreso a las arcas del fisco en concepto de retenciones a las exportaciones.
Este panorama es muy diferente a lo que se esperaba y estimaba tan sólo hace unas semanas atrás. Es una muy mala noticia no tan sólo para el sector agropecuario y para aquellos que tienen algún nexo comercial con el sector, sino también para el actual gobierno, que contaba con el ingreso de divisas y retenciones a la exportación antes mencionado.

El tiempo podría cambiar y mejorar, con días de sol y sin húmedad, con temperaturas más acordes a esta época del año, pero muchos especialistas ya indican que este cambio llegaría tarde para aquellos lotes que ya se encuentran afectados y en categoría de “perdidos”.

Por todo lo antes manifestado, es que las cotizaciones de los mercados internacionales salieron de su chatura de los últimos meses, para comenzar a recorrer un camino de sostenimiento y posible firmeza en momentos puntuales. En el mercado interno todavía se espera que se “digiera” la actual grave situación y que los compradores comiencen a elevar las cotizaciones en búsqueda de lotes para la compra.

Por Alejandro Ramírez - Analista Agropecuario
Fuente: De todo un poco Agro