Las charlas tratadas el jueves 31 de marzo en la Sesión III titulada “¿Cómo influye el medio ambiente y el bienestar animal en el negocio lechero?”, giraron en torno a las regulaciones ambientales en el mundo (Raylene Liufalani, Embajadora de Nueva Zelanda en Argentina), al manejo del agua y sus efluentes (Alejandro La Manna, del INIA Uruguay), al comportamiento y bienestar animal (Noelia Silvia del Río) y a cuestiones relativas a ética animal (Dr. Ignacio Maglio).
Durante la Sesión IV que se brindó el viernes 1 de abril y que tuvo por
nombre “¿Cómo ser más eficiente?”, se abordaron temáticas en torno a cómo lograr
más rentabilidad (Santiago Fariña de CREA), la conversión de pasto en leche
(Sergio García de Universidad de Sydney) y cuáles son las tecnologías del futuro
para el negocio tambero (Nicolás Lyons de NSW Australia).
Sesión III
Medio ambiente, factor determinante del bienestar animal y de la rentabilidad
En Nueva Zelanda el 42% de la tierra es destinada a tareas de agricultura; cuenta con 5 millones de vacas produciendo en el sector lácteo, lo que representa el 40 % de las exportaciones totales y su sistema productivo no recibe subsidios. Así comenzó su charla Raylene Liufalani, Embajadora de Nueva Zelanda en Argentina. Su exposición, que giró en torno a las regulaciones ambientales en el mundo, tuvo un foco particular sobre el cambio climático, el cual, en palabras de Liufalani, “es un problema global que requiere acciones locales si se quiere tener resultados, y ningún país, sector o persona puede esta ajeno”.
El acuerdo de Paris sobre cambio climático es considerado por Nueva Zelanda como “revolucionario”, donde 196 países firmaron contra el calentamiento global. El pacto fija techo a las emisiones de gases de efecto invernadero, establece un sistema de financiación y se compromete a establecer un proceso para que en 5 años se implementen tecnologías limpias, iniciándose un periodo de transición hasta el 2020 para alcanzar los objetivos previstos. “Nueva Zelanda estableció para el período 2005-2030, la implementación de medidas de mitigación un 30 % por debajo del orden actual. El Acuerdo de Paris es una plataforma ambiciosa que requerirá esfuerzos de mitigación para los países en vías de desarrollo. Las economías emergentes necesitan tecnología, financiamiento y asistencia”, reflexionó Liufalani.
El Dióxido de Carbono (CO2) comprende el 80% de total de los gases de efecto invernadero en la atmosfera, generados por cientos y cientos de años comparados con la corta vida del metano generado por los animales. “En Nueva Zelanda, la mitad de las emisiones generada es por alimentos consumidos en otros países”, comparó Liufalani, y continuó en su exposición: “Aun cuando el sector de la agricultura no es mencionado en el acuerdo de Paris, sí se hacen muchas referencias a la producción de alimentos. Se debe entender que los productores pueden reducir sus emisiones mejorando su eficiencia, pero no pueden eliminarlas”.
“La producción de alimentos es responsable del 15% del total de las emisiones, al mismo tiempo que el mundo requiere cada vez más alimentos, por lo que no debería penalizarse el aumento de producción de los mismos. Se requiere más bien de un un nuevo enfoque para cambiar las tecnologías de producción”, concluyó Liufalani.
Resultados de investigaciones que ha liderado Nueva Zelanda en numerosos proyectos dan cuenta de que se pueden reducir hasta en 30% las emisiones provenientes del metano. Encontrar las soluciones al cambio climático será entonces el nuevo desafío del sector lácteo.
Manejo del agua y sus efluentes
Tras la exposición de Liufalani, Alejandro La Manna, Investigador Principal en Nutrición en Lechería y Ganadería Intensiva en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) de Uruguay, siguió la línea temática y comentó que “la mayor presión sobre la producción de alimentos es debido al crecimiento de la población y al aumento de las necesidades de alimentos (intensificación)”.
Asimismo, La Manna citó el informe sobre riesgo global del World Economic Forum 2007–2016, que sostiene que la crisis del agua es uno de los cinco mayores riesgos en términos de impacto de los últimos años. “La huella del agua de un producto es el volumen de agua dulce usada para elaborar ese producto en toda su cadena. En el caso de la huella del agua de la leche, esta tiene su mayor peso en el eslabón que se da a nivel de la producción primaria”.
Como conclusiones finales, La Manna pidió considerar que la huella del agua
para la mayoría de los países pastoriles (sin uso de riego) es mayormente verde,
que no existe un sistema único para el manejo de efluentes (caso por caso),
realizar manuales consensuados de Buenas Prácticas de manejo, la necesidad de
determinar nuestros propios coeficientes para determinar de la mejor manera las
huellas (carbono y agua) y las respuestas al uso de efluentes, trabajar en redes
regionales (INTA, UBA, INIA de Chile, Embrapa de Brasil, INIA de Uruguay, y por
último lograr la coparticipación de Productores, Gobierno, Institutos de
Investigación y Universidades para resolver temas ambientales.
Aspectos Prácticos de Bienestar Animal en Megatambos
La veterinaria e investigadora Noelia Silva del Río, de la Universidad Davis en California, Estados Unidos, habló de las 5 libertades del bienestar animal: Libres de hambre y sed; Libres de incomodidad; Libres de dolor, lesiones y enfermedades; Libres de expresar un comportamiento normal y Libres de miedo y angustia.
Por otro lado, del Río señaló que el estrés calórico genera cambios en la ingesta, en la producción de leche y en el consumo de agua al aumentar la temperatura ambiente. En las oleadas o golpes de calor, del Río indicó que “los primeros animales que sucumbieron al estrés por calor padecían alguna enfermedad crónica (Neumonía sin resolver, absceso hepático crónico, enfermedad del hierro, o linforsarcoma), las vacas recién paridas fueron más susceptibles a contraer endometritis tóxicas mortales, los animales con diarrea moderada eran más susceptibles a morir deshidratados, el uso de vacunas Gram (-) en el periodo seco derivó en más abortos y mortalidad de vacas”.
Como recomendación, del Río mencionó la importancia de la sombra y el efecto de enfriar vacas secas con ventiladores y aspersores 46 días antes de la fecha de parto en producción de leche. También sugirió la refrigeración con ventilador cuando la temperatura llegue a 20 °C y mantenerlo encendido. Propuso incluso el uso de aspersores en los comederos con 20 °C. “Los aspersores se deben de encender durante 1 o 2 minutos con ciclos de 15 minutos. Los ciclos se deben de reducir al aumentar la temperatura ambiente. Con 28 °C los aspersores se deben encender durante 1 o 2 minutos con ciclos de 6 a 7 minutos”, sugirió del Río.
Como conclusión, del Rio remarcó la necesidad de mejorar el bienestar animal para aumentar la eficiencia productiva de la cabaña, y mantener una opinión publica positiva hacia la ganadería.
Persona no humana
El Doctor Ignacio Maglio, Coordinador y miembro de los Comités de Ética en Investigación Clínica del Hospital Francisco Javier Muñiz, de la Fundación Huésped y del INCUCAI, comentó que los seres humanos no son los únicos que pueden sufrir. “En algún momento se debe advertir que el interés en no sufrir es similar al interés en no sufrir que tiene la vaca de un tambo. Es por eso que se debe incluir a los animales en la ética, pero introduciendo una gradación en la relevancia moral”, mencionó Maglio.
“Algunos animales son más sensibles al dolor que los fetos y por lo tanto la sociedad les debe dar el reconocimiento que merecen”, continuó el Dr. Maglio. “Todo animal posee derechos y el desconocimiento y desprecio de dichos derechos ha conducido al hombre a cometer crímenes contra la naturaleza y los animales. Todos los animales nacen iguales ante la vida y tienen los mismos derechos a la existencia”, enunció Maglio, al tiempo que disparó una crítica al respecto de la falta de regulación en vacas lecheras, por las condiciones de producción, reproducción y transporte a que las mismas son sometidas.
Como reflexión final, Maglio apuntó a que “el hombre, como especie animal, no puede atribuirse el derecho de exterminar a los otros animales o de explotarlos, violando ese derecho. Tiene la obligación de poner sus conocimientos al servicio de los animales, porque también ellos tienen derecho a la atención, a los cuidados y a la protección del hombre. Ningún animal debería ser sometido a malos tratos ni actos crueles”.
Sesión IV
La eficiencia se mide en “litros libres”
La mejora en la eficiencia de los tambos es clave y apremiante cuando el negocio es ajustado. La experiencia dice ahora que no hay un solo indicador de eficiencia, como lo fue la mejora en la productividad de las vacas. El tema se trató en el panel Cómo ser más eficientes que fue coordinado por el ingeniero agrónomo Miguel Taberna, del INTA Rafaela.
A partir de relevamientos realizados en Tandil (cuenca Mar y Sierras) y en Uruguay, el ingeniero agrónomo Santiago Fariña, del Consorcio Regional de Experimentación Agrícola (CREA), concluyó en su charla “¿Qué hacen los más rentables?”, que el factor más determinante en la rentabilidad de los tambos es la cantidad de “litros libres” de alimentación, es decir, el margen bruto entre el precio recibido por la leche y el gasto en alimentación (compra de maíz o concentrados), cuestión íntimamente relacionada a la eficiencia del tambero en la producción de alimento propio. Los “litros libres” explican mejor la rentabilidad que otras mediciones, tales como la carga animal o la producción individual o por hectárea.
El ingeniero agrónomo Sergio García, de la Universidad de Sidney en Australia, continuó con el lineamiento de Fariña, y bajó una serie de reglas sobre cómo hacer eficiente la conversión de alimentos (Convirtiendo Pasto en Leche); demostró que el buen manejo de pasturas y suplementos hace que la vaca pueda expresar su potencial, enfatizando en el bienestar animal y en la posibilidad de un manejo individual. “En la conversión de alimentos en leche, el entorno y el ambiente confortable juegan un rol muy importante”, remarcó García.
Finalmente, el autraliano Nicolás Lyons, enumeró en su disertación “Las tecnologías del futuro” los cambios tecnológicos producidos en el tambo, centrados en la automatización de tareas, tales como el extractor automático de pezoneras o el suministro de alimentos balanceados que hicieron más eficiente la mano de obra, limitando el tiempo que la persona asigna a trabajos. Lo próximo tiene que ver con la posibilidad de procesar la enorme cantidad de datos que generan las nuevas tecnologías (captores de la medición de producción y de composición de leche, la detección automática de celos) hasta el uso más común de los sistemas robotizados.