La cosecha de soja ya comenzó y se espera que en los próximos días se acelere
a fondo, en un contexto en el que se estiman 59 millones de toneladas del
poroto, según la Bolsa rosarina.
“Se ve una campaña excelente. Si bien entre Chivilcoy y Chacabuco faltaron lluvias en enero, en pleno período de floración de la soja sembrada más temprano, los rendimientos rondarán los 5.000 kilos por hectárea”, relató Fernando Lipera, uno de los productores que dialogó con Clarín Rural.
Lipera, quien trabaja en Silo Chico, una empresa que siembra en el norte y
centro de Buenos Aires, específicamente en Chivilcoy, 25 de Mayo, Navarro, y
Carlos Casares, presume que este cosecha sojera será mejor en relación al año
anterior.
De todas maneras, Guillermo Subiza, quien también pertenece a la firma,
aseguró que la soja sembrada en la localidad de Navarro se tuvo que resembrar
por la caída de granizo.
Un poco más al norte, el asesor privado Daniel Pasquale también aseguró que
la cosecha de soja en esa zona será muy buena, similar a la del año pasado.
Allí, detalló precavido, los rendimientos que espera oscilarían arriba de los
4.000 kilos por hectárea. “Se sucedieron varios fenómenos climáticos durante el
desarrollo del cultivo. En agosto, antes de la siembra del poroto, hubieron
lluvias muy fuertes que provocaron inundaciones. Pero luego, en diciembre y
enero, las lluvias escasearon, lo que hará bajar el rinde, sobre todo del maíz,
porque la soja capeó mejor este evento”, sostuvo.
Al sur de Santa Fe, Federico Romagnoli, asesor de la firma Agroprofesional,
ubicado en la localidad de Amstrong, coincidió que esta campaña sojera en esa
zona será muy buena, con rindes iguales o superiores a los promedios,
promediando arriba de los 4.000 kilos por hectárea.
“El clima fue muy bueno durante todo el desarrollo del cultivo, salvo en los
últimos días de enero, cuando hubo una ola de calor que podría mermar el rinde”,
dijo.
Más al este, específicamente en el sur de Córdoba, el asesor privado Claudio
Chari detalló que la soja se viene desarrollando de manera óptima y se espera
que sea igual o mejor que el año anterior, con rindes superiores a los 4.000
kilos por hectárea. Salvo, según indicó, algunas zonas del sur cordobés que por
las fuertes lluvias provocaron anegamientos y quedaron con los suelos bajo agua.
Así las cosas, con este escenario más favorable productivamente y económicamente, pararon la pelota y ya comenzaron a analizar la próxima campaña junto a Clarín Rural.
Para Lipera, hay dos cuestiones a resolver: la fecha de siembra y la elección
de los cultivares, por un lado; además, intensificar el control de las malezas
resistentes. “Depende de cómo venga el clima, iremos analizando cada fecha de
siembra. Y este año hicimos varios ensayos de variedades para poder elegir las
que más nos convengan y seguir cambiándolas, como ocurrió en esta campaña”,
indicó.
En cuanto a la segunda problemática, tras la aparición en varios lotes del
yuyo colorado, harán hincapié en los barbechos químicos cortos para la siembra
de trigo y largos para los cultivos de verano, agregando preemergentes.
“Vamos a continuar rotando los modos de acción, porque aparecieron las dos
especies, tanto Amaranthus palmeri como quitensis”, sostuvo el productor.
Y una ayuda será volver a las rotaciones de cultivos. Antes hacían una
secuencia tradicional a rajatabla: maíz, soja, trigo y soja de segunda con un
33% de cada cultivo. Pero, según comentó, fue muy complicado poder sostenerla.
“El anteaño directamente no sembramos trigo y la campaña pasada volvimos al
cereal pero con pocas hectáreas”, recordó. Ahora, tratarán de volver a la
rotación antigua porque los campos no “dan más”.
A su vez, en el norte bonaerense el principal problema que afrontan los
productores también es el de las malezas. Pero allí el foco está puesto en la
rama negra que, según Pasquale, ha visto incrementada su presencia en los
últimos años en los lotes, además de expandirse por todos los campos.
“Esto se debe a la falta de inclusión de cultivos de invierno”, apuntó
Pasquale, quien con un nuevo escenario prevé que ahora sí el área de las
gramíneas aumente, tras las últimas medidas del Gobierno.
“La idea sería realizar barbechos químicos temprano usando preemergentes”,
manifestó. Y, además, indicó que se debe implantar algún cultivo de cobertrura
con gramíneas como trigo, avena o centeno.
Para Romagnoli, a pesar de los buenos rindes que esperan en el sur
santafecino, no escapan a la gran problemática del país y considera que el
principal tema a resolver es el complejo de gramíneas: Chloris, capín, y sorgo
de Alepo, que es el que más problema está causando. Pero agregó que ya se hizo
presente también el yuyo colorado: es decir, la especie Amaranthus quitensis.
La clave para el asesor es ajustar el manejo de malezas fundamentalmente
tomando los lotes a tiempo con herbicidas preemergentes, para comenzar la
siembra con el lote limpio, ya que está convencido de que una vez que se siembra
hay menos opciones de control.
Asimismo, coincidió en que la mejora de la rentabilidad del trigo y del maíz
pueden aportar un plus en la rotación de cultivos y para el control de malezas.
Y el otro punto, para Romagnoli, que viene a colación de la problemática de
malezas, es el incremento de los costos productivos para la campaña que viene.
“Es en lo primero en lo que se fija el productor. No aconsejamos reducir
tecnología, sino que hay que apuntar a ser cada vez más eficientes”, sostuvo.
“Nosotros somos la capital nacional de amaranthus palmeri”, se adjudicó Chari, al comentar las principales dificultades en el manejo de los cultivos en el sur cordobés.
Sin embargo, el asesor consideró que este inconveniente se está de a poco
controlando. ¿Cómo? “Con el uso de residuales, que no estábamos acostumbrados a
usar en esta zona. Igualmente, todavía estamos buscando la mejor estrategia. Hay
una gran paleta de opciones que ofrecen las companías”, relató.
A su vez, destacó que la otra punta para controlar este flagelo es la
rotación con gramíneas. “Siempre realizamos puentes verdes con cultivos de
cobertura , sobre todo con centeno. Pero este año se está planificando volver al
trigo. Más allá de que los rindes no son los mejores, la quita de las
retenciones permite que la cuenta quede en positivo”, sostuvo.
Y ahora, ya con el yuyo colorado más controlado, el problema radica en las
gramíneas resistentes, sobre todo el sorgo de Alepo, que según Chari, todavía el
productor no pudo hacer foco en poder controlarlas en tiempo y forma.
Pero Chari ya busca soluciones. Para combatir a esos enemigos, comenzarían a
achicar las hileras de siembra y usar residuales, aplicándolos más cerca de la
fecha a implantar.
La cosecha ya se está acelerando, pero los productores ya sacan conclusiones para la que viene.