Todo proceso económico tiene como destino final el consumo. Aun cuando se produzcan bienes de capital o insumos para la producción, ambos factores de producción tiene como último destino el de producir bienes de consumo.
Ahora bien, el kirchnerismo dio vuelta el proceso lógico de la economía y se lanzó a estimular artificialmente el consumo en forma desaforada utilizando diferentes mecanismos. Por un lado uso stock de capital para estimular el consumo, por ejemplo nuestros ahorros en las AFJP o el dinero que tendría que haberse destinado a financiar el mantenimiento y la mejora del sistema energético; por otro lado, nos exprimieron como a un limón a los que producimos dentro del sistema formal, aplicándonos una salvaje presión impositiva para redistribuir entre quienes se consideran con derecho a ser mantenidos de por vida por el resto de los mortales. Lo cierto es que esa presión impositiva derivó en fuertes desestímulos para producir y la economía quedó estancada durante los cuatro años del segundo mandato de Cristina Fernández. El resultado es que aunque Macri quisiera hacer populismo estimulando el consumo, no podría llevar a cabo esa estrategia porque no hay con qué estimular el consumo artificial como lo hizo el kirchnerismo, dilapidando 12 años de nuestras vidas.
No le queda otra opción a Macri, más allá que esa sea su convicción, que volver al proceso lógico de la economía por la cual primero hay que producir y luego consumir.
Para enfrentar el destrozo económico que hereda Macri del kirchnerismo, tiene, a mi juicio, dos opciones para comenzar a mover la economía. La más inmediata es las exportaciones, en particular de productos agropecuarios con una mayor diversificación en granos (el kirchnerismo forzó el monocultivo de la soja con las absurdas medidas que adoptó) y en una segunda etapa tiene que encender el segundo motor para mover la economía que es la inversión. Con estos dos motores en march bajará la desocupación, mejorarán los salarios reales e iremos a un proceso final en el que a economía tendrá tres motores empujando: el consumo, las exportaciones y la inversión. Pero el consumo no crecerá en forma artificial, sino en forma sólida.
Obviamente que todo este proceso no es mágico ni instantáneo. Décadas de destrucción populista no se resuelven en unos pocos meses y menos cuando esa destrucción populista llegó al máximo con el kirchnerismo. Yo diría que junto con José Ber Gelbard, Kicillof fue el peor ministro de economía que tuvo la Argentina en los últimos 40 años. Cabeza a cabeza compitiendo por el premio mayor al peor ministro de economía.
Ahora bien, volviendo a las opciones que tiene Macri por delante, me parece que al regular el mercado de cambios cuando salieron del cepo, se quedaron cortos en la suba del tipo de cambio real. Dicho de otra manera, Argentina sigue siendo cara en dólares porque los precios internos subieron más que el tipo de cambio nominal y, por lo tanto, habrá que ver si las exportaciones, que eran el motor más inmediato para mover la economía, pueden darle el empuje necesario. Tengo mis dudas, en particular con un tipo de cambio que se movió, en términos nominales igual al de Brasil y, encima, con nuestro principal socio estancado o en recesión.
Le queda a Macri el tercer motor para mover la economía que es la inversión. Un paso importante dio el presidente en las reuniones que mantuvo en Davos. El flamante gobierno argentino dejó una muy buena imagen. Ya no nos ven como los loquitos irresponsables de América Latina junto con el chavismo. Sin embargo, me queda el interrogante si la nueva imagen de Argentina con un gobierno racional, con gente preparada y proponiendo políticas lógicas, alcanza para atraer la suficiente cantidad de inversiones como para empezar a mover la economía hacia mediados de 2016, porque me parece que el primer semestre va a ser bastante duro.
Dicho de otra manera, uno puede decir para dónde va, pero habiendo tenido nuestro país tantas aventuras populistas, antes de lograr inversiones en cantidades importantes habrá que mostrar que estamos dispuestos a iniciar el camino de la madurez. No basta con decir que se buscará la disciplina fiscal, probablemente las inversiones lleguen cuando se vean señales claras con medidas concretas que buscan la disciplina fiscal.
Quiero decir que no sé si el simple cambio de expectativas alcanza para encender el tercer motor que puede mover la economía, esto es el motor de las inversiones. ¿Tendremos inversiones antes de aplicar reformas estructurales o primero vendrán las inversiones y luego se podrán implementar las reformas estructurales, particularmente en gasto público e impositivas?
En lo personal yo no me arriesgaría e iría por lo seguro. Dejaría flotar en serio el tipo de cambio sin subir la tasa de interés para que el motor de las exportaciones mueva rápidamente la economía y descomprima la situación social mientras avanzo en un plan de disciplina fiscal más convincente que el anunciado para, de esa manera, atraer inversiones.
El gran interrogante que se presenta es: ¿qué es lo mínimo indispensable que hay que hacer en el campo de la economía para salir del largo período de estancamiento? Hay tiempo para hacer correcciones en caso de no ser suficiente lo hecho hasta ahora. Pero tampoco tenemos todo el tiempo del mundo, porque el mundo nos está esperando entusiasmado, pero no nos va a esperar eternamente.
Fuente: Economía para Todos