Llegan noticias del exterior alarman a los agentes de la producción agrícola. Algunos, así, entran en una suerte de pánico.

Es cierto que no son nada buenas, pero tampoco deberían asustar. Veamos con mayor detenimiento…

No cabe duda que China está pasando por un mal momento. Los mercados bursátiles sufrieron, hoy lunes 11,una baja de 5% en el índice de Shanghai, después de que las cotizaciones se hayan desplomado, la semana pasada.

Pese a ello, vale escuchar lo que informa la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que entiende que se perciben signos de estabilización en la tendencia de la economía de este gigante.

Además, aunque la economía de China se halle en un proceso de desaceleración, la realidad es que el consumo de alimentos resulta ser el elemento menos afectado dentro de la problemática del país. Difícilmente éste caiga.

Es cierto, también, que el precio del petróleo afecta al valor de los commodities. Pero vale recordar que, por otro lado, beneficia a la balanza comercial argentina al disminuir el precio de las importaciones por combustibles.

Es cierto también que la suba de la tasa de interés de EE.UU. no contribuye a entonar los precios agrícolas. Sin embargo, al menos por ahora, el alza resulta tan diminuta que no debería presionar visiblemente a los precios a la baja.

En suma, lo que pretendemos reflexionar se liga a un mundo menos favorable para la adquisición de granos y subproductos pero no demasiado afectado por ello.

En todo caso, la baja de precios está más relacionada con las abundantes cosechas que permiten, hoy, proyectar la relación stock consumo para el período 15/16, para el caso del maíz en 13,10% y para el caso del trigo en 21,80%.

Respecto a la soja, se estima para tal ciclo un stock final de 95,10 millones de toneladas. Este extraordinario volumen se asemeja a toda la cosecha de un año de EE.UU.

Quiere decir que hoy por hoy es más importante lo que suceda con el clima que las otras variables. El clima hace a un juego de suma cero.

En este juego, parece que nuestro país pasaría a tener un resultado más favorable. ¿Por qué?

Los pronósticos  indican que para el período enero/marzo, las lluvias en el sudeste sudamericano se ubicarán por encima de sus valores normales. Y el área más afectada sería el sur de Brasil y, en menor medida, el Noreste de Argentina.

Se prepara así un cuadro que, por un lado sufrirá graves problemas y pérdidas por inundaciones, pero por otro, vivirá una situación de alta productividad para los dos cultivos más importantes del país, la soja y el maíz. Todo ello, con posibilidades de mejoras de precios a consecuencia de los daños que el clima podría ocasionar sobre el gran productor mundial, Brasil.

Vale entonces enfatizar que lo que más importa hoy es el devenir de la economía interna.

La virtual anulación de las restricciones para la compra de moneda extranjera permitió una devaluación, de más o menos un 40%. Ello más la eliminación de todos los derechos de exportación con excepción de los correspondientes al complejo de la soja (reducidos en 5 puntos).

Es patente que la cadena agroindustrial ha pasado a ser uno de los sectores más alentados por las nuevas medidas económicas.


El cuadro precedente permite ver cuáles son los productos mejor parados luego de las medidas. En términos relativos, productos como el maíz, el girasol y el trigo han ganado mucho más que la soja. ¿De ahora en más, qué es lo que puede incidir con mayor peso sobre los precios?

La respuesta mucho más que en el mercado mundial está en el plano interno. Acá los granos dependen estrechamente del tipo de cambio.

Habría que aprovechar para vender cuando el dólar se afirma, cosa que parece darse hoy por hoy. No es caso del trigo cuyo precio puede mejorar ya que hoy, todavía, se encuentra por debajo del valor de paridad.

Después de todo, si llega el  auxilio de los bancos internacionales y la soja sigue su camino de ventas, es probable que, en  el corto plazo, el valor del dólar afloje un poco.