El equipo de Mauricio Macri piensa en marzo para entrar de lleno en las conversaciones sobre un nuevo régimen de coparticipación federal, pero el almanaque aprieta y las necesidades de las provincias acaban de anotar en la agenda un punto inmediato: la asistencia a muchos distritos para poder hacer frente al pago de salarios y aguinaldo. Es un tema central en la perspectiva de los acuerdos más amplios con la oposición a los que aspira, y al mismo tiempo un objetivo cercano y vital para el nuevo gobierno: lograr que se afirme el clima de convivencia político y social y desbrozar lo más posible el camino para tener un fin de año sin sobresaltos, reales o provocados, sencillamente en paz.
“La foto de la gobernabilidad”. Así fue calificada en el equipo político de Macri la imagen de los jefes de los veinticuatro distritos del país con el Presidente. La cita en Olivos fue trabajada intensamente desde que quedaron definidas las designaciones del nuevo gabinete, que encabeza Marcos Peña, y la tarea central quedó a cargo del ministro Rogelio Frigerio. Fue un paso fuerte pero, es sabido, no se trata de una fotografía sino de una película cuyas secuencias, en este caso, ya insinúan un ritmo veloz marcado por necesidades nuevas y viejas, de coyuntura y estructurales. No todas las repuestas, advierten, serían de corto plazo.
En el encuentro de Olivos, de forma más o menos directa, y antes, de modo reservado pero más explícito, varios representantes de la oposición expusieron los graves problemas financieros que afrontan sus provincias. De manera pública ya lo habían hecho algunos jefes locales que integran la sociedad gobernante. María Eugenia Vidal no se anduvo con eufemismos para explicar el deterioro de las cuentas bonaerenses. Antes lo había expuesto el radical mendocino Alfredo Cornejo. Y en las conversaciones con el nuevo equipo nacional expresaron sus inquietudes varios peronistas y algunos gobernadores que jugaron como aliados del poder central en la etapa kirchnerista.“El mensaje fue en todos los casos de tranquilidad: la Nación va a ayudar todo lo que pueda a las provincias. Tiene que haber compromiso político y distensión”, sintetizó una fuente del oficialismo, en relación con los pedidos de las provincias más comprometidas financieramente. Está claro que no se trata sólo de Buenos Aires, vidriera principal del ciclo que se inicia, sino de los solicitudes, por el momento amables, que llegaron de distritos de menor peso pero de fuerte valor a futuro. El juego que, según los planes oficiales, sobrevendrá al final del verano en el Congreso requiere de un paciente y muy específico trabajo con cada gobernador.
Está claro que, por distintas razones y funciones específicas, la atención sobre las provincias involucra a varios funcionarios, entre ellos y en lugar destacado al ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay. En algunos casos tendrá participación directa José Cano, encargado del Plan Belgrano, con promesas de infraestructura para las provincias del Norte, y con diferentes ritmos se irán sumando Transporte y otras áreas, aunque el eje político y también buena parte de la definición de obras públicas pasará por Interior. En la coyuntura, y en la perspectiva de fin de año, no será menor ni menos sensible la tarea de la ministro de Seguridad, Patricia Bullrich.
En el Gobierno, con realismo, aceptan que buena parte del tramo inaugural de gestión dependerá de las primeras medidas económicas. Del mismo modo, entienden que a partir de marzo, el clima social y político tendrá impacto además en las posibilidades reales de acuerdo en el Congreso, desafío que también explica el valor de las conversaciones con los gobernadores, de cuyos liderazgos dependen en buena medida muchos senadores y en menor grado, también diputados.
La relación con los gobernadores es un trabajo a tiempo completo. Frigerio estará el jueves en Tierra del Fuego, para asistir a la jura de Rosana Bertone, peronista disciplinada como senadora pero que jugó fuerte y de entrada con Daniel Scioli en medio de las tensiones con el kirchnerismo. Bertone ya ha planteado la necesidad del acompañamiento del Gobierno para asegurarse créditos destinados a infraestructura portuaria, entre otros rubros. Antes, Frigerio estuvo en la asunción del gobernador entrerriano, el peronista Gustavo Bordet, sucesor del kirchnerista Sergio Urribarri, que exhibe juego propio y también recibió una provincia con complicaciones financieras.
La cuestión de la distribución de fondos supera largamente estos primeros acercamientos. El Gobierno trabaja en la idea de llegar a marzo con una propuesta de ley de coparticipación. El tema no es sencillo, aunque es amplio el camino a desandar: en la era kirchnerista, la distorsión del sistema fue llevada a límites extremos y utilizada para presionar en continuado a los gobernadores. “En este país, fue más fácil modificar la Constitución que tratar una nueva ley de coparticipación”, dice un experimentado dirigente radical. De hecho, es una materia pendiente desde la reforma de 1994. Los meses que vienen dirán si las necesidades actuales heredan mucho o poco de la paciencia de estos años.