Se eligió a un ingeniero, que no es radical ni peronistas, pero supo convocar en dicha coalición electoral a todos los ciudadanos de todos los colores políticos que quieren un país integrado al mundo, con toda a la actividad privada posible en la generación de la riqueza por medio de emprendedores y todo el estado necesarios, para arbitrar la relación entre ellos y todos los argentinos.
La mayoría de los ciudadanos del país rechazaron un sistema autoritario y demagógico que gobernó el país los últimos 12 años y eligieron a la persona que creen será la más indicada, para consolidar un sistema de gobierno republicano y federal, que promueva por medio de un moderno proyecto de desarrollo integral, mayor igualdad entre todas las regiones y ciudadanos del país.
Estoy convencido que la gran mayoría de los argentino, si se proponen y concreta las propuestas para diagramar un futuro diferente, no van a tener duda de apoyar las correcciones de forma y de fondo que sean necesarias, para terminar con este modelo unitario de distribución de recursos, que provoco la actual brecha entre el crecimiento del centralismo y el interior, responsable directo de la actual crisis en las economías regionales.
La situación económica, social y política del área de conurbano bonaerense
actual, es justamente por la falta de un proyecto estratégico y planificado para
el crecimiento y desarrollos equitativos de todas las regiones del país, que
hubieran permitido arraigar a sus pobladores en sus lugares de trabajo y
residencia original. La falta de dichas políticas terminó generando innumerables
villas miserias en el cinturón del conurbano bonaerense, que está poniendo en
juego el funcionamiento de las instituciones y va a terminar siendo un problema
nacional si no actúa con urgencia y sensatez la dirigencia del país, en una gran
mesa de concertación definiendo las grande políticas de estado para los
siguientes 20 años.
Hace 60 años las políticas fueron diagramadas premeditadamente por todos los gobiernos con la idea de promover la industrialización del país a costa del interior y del sector agropecuario, que terminaron siendo funcionales para mantenerse en el poder. Terminaron además aplicando política de coyuntura como fueron los impuesto por exportar - mal llamado derechos de exportación- cuando los precios suponían los burócratas que eran altos y después nunca llegaba el momento de reducirlos o eliminarlos, mientras el agro y el interior entraba en crisis por falta de competividad, como está ocurriendo en estos momentos.
Estas políticas fueron confirmadas y consolidado definitivamente con la modificación de la Constitución del 1994, que determinó como distrito único el país y el voto directo del presidente de la Nación. Al terminar con el federalismo fiscal por la concentración del manejo de los impuestos en el Gobierno nacional –muchos de ellos distorsivos- desapareció el federalismo y la construcción políticas alternativas, al perder independencia las autoridades para poder gobernar las provincias y las intendencias.
La actual situación del interior y el triunfo de Cambiemos, determinan una grandes posibilidades de poder cambiar, discutiendo una nueva ley de coparticipación que permita una distribución de impuestos más equitativa a la actual conformación del país y sus modificación futura por medio de un moderno proyecto de desarrollo del país.
No estoy proponiendo un proyecto agroexportador tradicional. Estoy
promoviendo que el país se convierta rápidamente en un gran exportador de
alimentos para abastecer la creciente demanda mundial y de esa forma poder
generar un desarrollo equitativo junto a todos los otros sectores de la
economía. La agroindustria es la industria más importante y competitiva del país
y la base para una acción geopolítica eficiente.
Aumentar las inversiones, las fuentes de trabajos, las producciones y las
transformaciones para exportar a todos los mercados del mundo y abastecer mejor
el consumo interno es la prioridad inmediata para ayudar a salir de la actual
situación. Es la única fábrica de dólares genuinos por medios de las
exportaciones, mientras se construyen las bases para el proyecto moderno de
crecimiento y desarrollo que necesitamos.
El ejemplo a imitar es el de los emprendedores que motorizan diferentes cluster regionales en todo el país. Ellos logran integrar eficientemente las producciones y rompen la dinámica de la expulsión territorial de los trabajadores. Relativizaron el costo del flete transformando la materia prima en origen y agregando valor a lo transportado. Se trata solamente de poner al complejo agroindustrial - el más eficiente y competitivo del país - , en igualdad de condiciones con los otros sectores de la economía, integrado a en un proyecto nacional basado en valores fundamentales y con objetivos económicos generales y sectoriales.
Entre estos valores fundamentales está el respeto irrestricto a la Constitución y a las instituciones de la Nación, la defensa de la República y del federalismo, la construcción de capital social con base en la ética y al rescate del espíritu emprendedor y la promoción de la equidad distributiva para lograr un mayor equilibrio regional, que aliente las posibilidades de desarrollo y promueva la radicación de la población en el interior del país.
Lo que necesitamos como sector es que las nuevas autoridades del Ministerio de Agricultura estén a la altura de los circunstancias para poder llevar adelante este enorme desafío de duplicar los ingresos por exportar en pocos años como primera meta. Necesitamos en la conducción del Ministerio un emprendedor que conozca cómo deben integrarse las cadena agroalimentarias, que sepa del sacrificio del productor y con muchos conocimiento políticos para consolidar un trabajo en conjunto de todas las entidades, para que con un trabajo público-privado, sea el sector unido el protagonista principal en la discusión de las grandes políticas macro en las mesas de diálogo y consensos con los otros sectores de la economía.
Hay que tener capacidad de soñar y consensuar un proyecto diferente si
queremos cambiar la situación de todos los argentinos. Estoy convencido que se
puede. Los objetivos que vengo proponiendo son los principales para integrar
definitivamente y en forma permanente al sector agropecuario y las
agroindustrias, consolidando de esa forma el complejo productivo más importante
y competitivo del país, que, en igualdad de condiciones con los otros sectores
de la economía, nos permitirá multiplicar nuestras producciones y exportar con
valor agregado en forma competitiva a todos los mercados del mundo.
Los desafíos de Cambiemos con el agro son compatibles a la propuesta integradora del presidente electo de la Nación anunciada en la conferencia de prensa, con el proyecto de crecimiento y desarrollo moderno propuesto para poder en unos años achicar la brecha entre ricos y pobres, igualar todas las regiones y sus habitantes en lo económico, social y político, y simultáneamente que el país pueda duplicara sus exportaciones transformadas por mano de obra argentina a todos las góndolas de los supermercados del mundo.
Por Arturo Navarro - Especial para Agrositio