Inclusive, si había segunda vuelta preveían anticiparse a su jefe con un comunicado a favor de Scioli, lo que hubiera sido un desafío al consultor peruano Sergio Bendixen, quien había dicho que jamás Massa podría apoyar al kirchnerismo.

Pero los resultados de ayer cambiaron la ecuación. Con más chances de una victoria de Macri y la provincia en manos de Cambiemos, a los peronistas del Frente Renovador no les entusiasma pegarse a Scioli.

Los votos massistas del conurbano serán claves para el ballotage. En esa franja, el líder del Frente Renovador consiguió un millón y medio de los más de 5 millones de votos obtenidos en el país.

Y al menos hasta ayer, muchos suponían que se trataba de un voto peronista con destino al Frente para la Victoria. Ahora nadie se anima a tanto.

Ese dilema será debatido en un plenario de los referentes del massismo el miércoles en Córdoba, donde comenzará a hacerse el documento sobre las políticas de Estado que consideran fundamentales para un próximo Gobierno.

El texto, coinciden los massistas, será una excusa para dar un apoyo tácito a Macri, sin tener que pintarse de amarillo.

En eso avanzó hoy Massa en una reunión en la Torre de las Naciones de Tigre, junto a Roberto Lavanga, José Manuel de la Sota, Gustavo Sáenz, Felipe Solá y Joaquín de la Torre.

“La gestión de Vidal es un misterio y no podemos empezar cruzados por jugarnos por Scioli, quien ya nos incumplió dos veces: en 2011 cuando prometió apoyo si Massa no lo enfrentaba; y en 2013 cuando nos hizo armar listas comunes y se bajó”, rememoró un massista de la primera hora.

Los massistas aventuran con un gobierno de Macri y Vidal que obligue al peronismo a reagruparse y partir de cero, con margen para negociar y proyectar nuevos liderazgos.

Con el antecedente de 20 puntos en una presidencial, Massa se imagina entre los jefes renovadores. Pero para eso no debe ganar Scioli. Y mucho menos perder con su apoyo.