Por el momento no está confirmado si se cayó de un caballo y quedó
momentáneamente ciego por un relámpago en el cielo como le sucedió a Pablo de
Tarso camino a Damasco. Lo cierto es que al igual que San Pablo, que en un
santiamén dejó de perseguir cristianos y se bautizó, Aníbal Fernández evidencia
un cambio de creencias, tan profundo como repentino. En 2008 en pleno conflicto
con el campo, al mando de la Prefectura corría a los productores de las rutas.
Bien recuerda Raúl Víctores, presidente de la Sociedad Rural de San Pedro, el
uso y abuso que efectuó esta fuerza. Hoy, en cambio, afirma que, por más que
viene del conurbano, el "campo lo lleva en la sangre".
Antes, Aníbal Fernández creía que los productores tenían "rentas extraordinarias" por lo que apoyó las retenciones móviles. Ahora opina que los productores deben alcanzar excelentes rentabilidades para poder sobrellevar los ciclos de bajos precios. Además afirma enfáticamente que no va a aumentar aún más la presión tributaria a los productores.
El "milagro" comenzó a gestarse hace dos meses cuando recibió a los
directivos de Aapresid Pilu Giraudo, Pedro Vigneau e Ignacio Garciarena para
confesarles que era "un defensor acérrimo de la siembra directa". En aquella
oportunidad, la sorpresa de los productores fue mayúscula porque unos días antes
había declarado que este sistema era una de las causas de las inundaciones.
Las muestras de su nueva fe fueron coronadas el lunes pasado al presentar su plan para el campo, definido como un pilar de su futura gestión, y a los titulares del equipo que comandará su Ministerio de Asuntos Agrarios. "Un ministerio en serio", según Aníbal Fernández, que de paso logró enfurecer a su actual titular, Alejandro "Topo" Rodríguez.
Con esta movida Aníbal Fernández logró dos objetivos. Por un lado, sacar un
cuerpo de ventaja a María Eugenia Vidal y Felipe Solá, sus competidores por la
gobernación, que por el momento no hicieron una presentación equivalente. Y
además para aquellos que no creen en milagros o conversiones express, la gran
mayoría de los productores bonaerenses, Aníbal Fernández suplió su falta de
credibilidad rodeándose de profesionales con prestigio, conocimiento y
trayectoria en la producción como Roberto Domenech, su eventual ministro;
Gabriel Delgado, como presidente del Banco Provincia, y Jorge Dillon y Cristiano
Cassini, entre otros.
Sin embargo, al encaramarse en el atril del Teatro Argentino, su nueva fe lo traicionó y lo llevó a realizar un milagro imposible. Intentó ser visto exclusivamente como un candidato a gobernador nacido ayer de un repollo y no como jefe de Gabinete y actor protagónico de las políticas kirchneristas de la última década. Así brindó una representación propia del extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, una persona con el trastorno de tener dos identidades.
El Aníbal Fernández candidato propone recuperar el protagonismo exportador triguero de la provincia, exportar todo lo que se pueda de carne vacuna, volver a tener novillos pesados, incentivar el agregado de valor, inspeccionar todas las plantas frigoríficas de la provincia para evitar el doble estándar sanitario, sentarse a dialogar con las entidades del campo, abrir las cabeza a nuevas ideas y tener las manos libres. Pero el Aníbal Fernández, actual jefe de Gabinete, se niega a definirse en contra de la aplicación de los ROE y las retenciones; nunca recibió ni propició algún tipo de diálogo con la Mesa de Enlace, por el contrario fue el primero en denostarla, y nunca se le conoció una postura en contra del cierre de exportaciones de carne y de la política de exterminio del stock vacuno llevada por Guillermo Moreno.
Afirmó que las rutas del cereal, las nacionales 3, 5 y la provincial 33 no sirven más, pero fue parte de un gobierno que es responsable del actual deterioro. El Estado nacional recauda 50.000 millones de pesos en concepto de impuesto a los combustibles que no se destinan a las obras de infraestructura vial por el que fueron creados.
Aníbal Fernández enfrenta el problema de los conversos a una nueva fe: son pocos los que le creen. Sólo el tiempo dirá si efectivamente hubo un milagro.
Soja en Brasil
101,1
millones de t
Es la estimación de la firma norteamericana FC Stone sobre la cosecha brasileña
La frase
Luis Etchevehere
Presidente SRA
"Por los campos abandonados, las malezas serán la cuarta superficie"