Los motores se están probando.
Las maquinas próximas a salir al campo, se preparan para la inmediata cosecha en EE.UU.
Mientras tanto, las plantas industriales en este país trabajan a todo vapor. Y las exportaciones del complejo oleaginoso no cesan. Asia demanda y Norteamérica responde.
La gran pregunta ahora es cuánto quedará en este país antes de que se levante la cosecha de la otra campaña. ¿Cómo quedará el stock de soja?
En este ambiente de ansiedad por parte de los chacareros, el clima se desarrolla favorablemente. Las condiciones para la trilla son buenas.
De esta forma, el cuadro es -por ahora- nuevamente negativo para los precios.
Más aun cuando el USDA no se decide a corregir lo que algunos suponen que ha pasado; que la cosecha si bien es muy buena, la realidad final resultará algo menos de lo presupuesto.
Acá, en nuestro país el desaliento es atroz. Quienes están en la producción y venta de insumos lo sufren dramáticamente.
Los valores FOB deprimen la intención de siembra. No sólo del maíz y del trigo. También, de la soja. Los futuros de soja para la posición más cercana giran en torno u$s 325. En el año 2012, para esta época tal precio se aproximaba a u$s 640. ¿Qué tal? La caída se parece a un avión con el motor averiado.
La situación en el Golfo de México es similar.
Golfo de México
En el Mercado a Término de Rosario (ROFEX), el contrato, fábrica Septiembre cotiza a u$s 225.
Sin embargo, se habla de que la superficie de soja crecerá. Es cierto. Pero… ¿por qué?
Porque en el país de los ciegos, el tuerto es rey. El trigo y el maíz son negocios inviables. Así, la mayoría de los cañones van a la siembra de soja.
Dale que dale con el monocultivo….
Como Brasil y EE.UU. tendrán una cosecha de magnitud considerable, el mediano plazo a nivel internacional no muestra signos de mejoría para los precios. Tampoco, habría que esperar una mayor baja.
Es posible que por acción de la demanda proveniente de Asia, los precios iternacionales, incluso tengan un cambio de pendiente. A favor, obviamente.
Pero, como están las cosas para nuestro país, ahora, no hay negocio agrícola posible.
La soja, en zonas no muy alejadas de los puertos, tiene alguna posibilidad de rentabilidad. El clima, más que nunca, decidirá cómo termina la película.
La esperanza reside en el cambio de política económica. Ni siquiera es imprescindible que haya devaluación. Lo que se necesita es la eliminación de los ROEs y la baja de los derechos de exportación.
Pero, a juzgar por la escasez de divisas, no queda otra que observar una depreciación de nuestra moneda.
Ojalá que ésta se realice en el marco de un plan global que genere certidumbre y confianza, a fin de que el daño que suele producir toda devaluación sea menor.