Ni una mención a Daniel Scioli, su principal rival del domingo. Tampoco hubo alusiones a Aníbal Fernández, salpicado por el escándalo mediático que sacudió al propio Frente para la Victoria.

En los 19 minutos que demandó para su discurso de cierre de campaña, en el repleto gimnasio del Centro Asturiano, Mauricio Macri eligió polarizar con la presidenta Cristina Kirchner, a quien acusó de "obsesionarse con escribir la historia, cuando en realidad lo que hay que escribir es el presente". Pero más de la mitad de su tiempo lo aprovechó para pedirle a más de mil fiscales estar "con los ojos abiertos" el próximo domingo para "cuidar nuestros votos, que son también nuestros sueños", según afirmó el jefe de gobierno y candidato a presidente por Pro en Cambiemos.

"Tenemos sueños, y estos sueños necesitan ojos que los cuiden de un sistema arcaico y tramposo, el deporte de robarse boletas porque saben que son minoría", dijo Macri en el centro del gimnasio, subido a una tarima redonda y ocupando el centro de la escena. Allí comenzó un virtual "instructivo de cómo cuidar el voto" en vivo y en directo.

"Vos te vas a levantar a las seis de la mañana, no te vas a ir de joda. Y a las siete ya estás en la escuela", dijo mirando a un joven muy sonriente. "Nos van a poner cara de malo, como la de (Néstor, ministro de Hacienda porteño) Grindetti. Pero no nos van a asustar", dijo el líder de Pro ante los aplausos de fiscales y dirigentes nacionales y bonaerenses. "Si ves que salen gorditos, es porque escondieron las boletas en la ropa", explicó.

Contraataque

"La mejor noticia, porque me dicen que diga que no es mala... es que a las 18 la cosa se pone mejor, ¡y va a haber que quedarse otras cuatro horas!", completó el líder de Pro. La preocupación por la fiscalización también apareció en el discurso de su compañera de fórmula, Gabriela Michetti, que un rato antes había advertido: "No vamos a dejar que alguien venga a robarnos, a escondernos (los votos). Los vamos a cuidar", repitió la senadora ante el aplauso de jóvenes con remeras amarillas.

¿La preocupación es grande, entonces? "Mejor es prevenir que curar. Instalamos el tema, el Gobierno tuvo que reaccionar, y éste es un sistema de votación que hay que cambiar", dijo a LA NACION el secretario de Gobierno, Marcos Peña, sentado junto al ministro de Gobierno, Emilio Monzó, en una de las gradas, frente a la tarima donde se ubicaron los oradores: además de Macri y Michetti, María Eugenia Vidal, Jorge Macri y Fernando Niembro.

Un rato antes de hablar de la estrategia contra el robo de boletas, Macri había combinado un discurso optimista con críticas a la Presidenta. "Ella nos enseñó que obsesionarse con construir la historia no contribuye a un mejor futuro, hay que obsesionarse con el presente", dijo el líder de Pro. "También nos enseñó que hacer cadenas nacionales todas las semanas no la hace tener razón", afirmó, e insistió: "Los argentinos necesitamos escucharnos, no gritarnos", afirmó, en otra crítica indirecta al estilo del Gobierno.

Los jóvenes que lo escuchaban eran mayoría. Tanto que Macri les preguntó de manera genérica si habían participado del "cierre virtual", la publicación en las redes sociales de la consigna "Yo lo voto", con la imagen de Macri. En Pro estaban exultantes: sus números hablaban de 85.000 tuits con esa consigna.

El ambiente fue festivo, pero moderado. Fuera de micrófono, en Pro apostaban a una diferencia de menos de diez puntos con relación a Scioli y a una "gran actuación" de Vidal en la provincia de Buenos Aires. Quizás, un triunfo, aunque todos miran con recelo el conteo bonaerense.