Y lo hará a favor de ésta aún cuando el planteo conservacionista más elemental exija la implantación del cereal.

Dejamos de lado la consideración del trigo por el panorama caótico que enfrenta, dada la extraordinaria cuantía de inventarios existentes, sobre todo en el sur de la provincia de Buenos Aires.

Se estima que, para cuando termine la actual campaña, habrá un sobrante próximo a 5 millones de toneladas de trigo. Al menos así lo calcula la BCR.

Otro elemento que obstaculiza cualquier decisión viene de los costos.

Los costos directos de siembra giran en torno a u$s 340 por hectárea (zona núcleo). Se trata de un monto muy pocos están en condiciones de afrontar.

Quienes duden de esta aseveración, por favor, que pregunten en las casas de ventas de insumos cómo está el nivel de facturación en insumos.

Una superficie de tan sólo 100 has. requiere la friolera de u$S 34.000.- La cifra asusta, sobre todo si se considera que estamos en un negocio de final incierto.

Así el cuadro, no debe extrañar que la BCR (GEA – Guía Estratégica para el Agro) estime una baja en la superficie de siembra de más o menos 20%.
Vamos al maíz.

El primer problema para el maíz es el costo de implantación.

En la zona núcleo, se estima un costo de u$s 440. De este valor, sólo la semilla representa el 33%. Algo que hay que afrontar de arranque.

El segundo problema viene del exterior. La producción mundial alcanzará, seguramente, algo así como 960 millones de toneladas.

Para la nueva campaña 2015/2016, la producción mundial se ubicaría en 961 millones de toneladas.

Pese a que el stock final en el ciclo 2015/16 será, muy probablemente, inferior al alcanzado en el período previo, la realidad es que las existencias finales estarán por encima de la media del último quinquenio.

Por si no fuera suficiente lo comentado, las últimas noticias procedentes de EE.UU. son alarmantes en términos de precios.

La siembra allí ya ha terminado y las condiciones climáticas han resultado claramente positivas, con abundantes precipitaciones en la mayor parte del área sembrada

El informe semanal de seguimiento de cultivos, publicado por el USDA, acaba de estimar que un 74% de la superficie se mantenía en condiciones buenas o excelentes.

Distinta –aunque también mala- es la situación del negocio de soja.

Con un panorama poco alentador en términos de precios, los costos toman relevancia destacada.

A diferencia de los costos de los cereales mencionados, la implantación de soja de primera se ubica por debajo de u$s 300.-

En la zona núcleo, por ejemplo, el costo se aproxima a u$s 270 por hectárea, con una erogación por semillas sustancialmente menor.

Si esta son las condiciones al tiempo de comenzar las siembras, las opciones racionales parece que se centran en la oleaginosa.

Y como vimos la responsabilidad no viene tanto del exterior sino de la política económica, donde reinan los ROE y los derechos de exportación.