Los números para producir trigo, cuya siembra está comenzando, dan en rojo y sólo con una eliminación de las retenciones se amortiguaría la pérdida.

A nivel nacional, el rinde promedio más alto del cereal en los últimos ocho años fue de 3503 kilos por hectárea. Se dio en el ciclo 2010/2011. Sin embargo, aun si volviera a repetirse ese rinde promedio, para la actual campaña el productor perdería plata, incluso en campo propio. Según un informe del productor Néstor Roulet, en la pampa húmeda la pérdida en campo propio sería de US$ 148,95 por hectárea. En tanto, treparía a US$ 250,16 por hectárea en un campo alquilado.

Estos quebrantos obedecen a la caída del precio internacional, mientras el Gobierno mantiene vigentes los derechos de exportación. Hace un año, cuando los productores decidían la siembra de trigo, la posición de ingreso de la nueva cosecha valía US$ 205 la tonelada. Ahora ronda los 144 dólares.

En paralelo, las retenciones están clavadas en una tasa de 23 por ciento. Con el rinde considerado en el informe, van a parar al Estado por los derechos de exportación US$ 156,22 por hectárea. Curiosamente, es casi lo que perderá el productor en campo propio. De hecho, sumando a las retenciones otros impuestos, desde el cheque a Bienes Personales, el Gobierno se llevará de una hectárea de trigo 257,16 dólares.

En el contexto actual, de baja del precio y retenciones sin cambio, el productor en campo propio necesitará cosechar 4380 kilos por hectárea para no perder plata (rinde de indiferencia). El año pasado requería al menos 3800 kilos, según Roulet. En el caso del campo alquilado hace falta obtener 5000 kilos para que los números no den en rojo.

"Perdimos precio y hoy sólo sin retenciones el productor podría tener un beneficio para su inversión, porque los números ya no dan ni en campo propio", explicó Roulet.

Si se eliminaran las retenciones, el rinde de indiferencia de 4380 kilos en campo propio caería a 3372 kilos por hectárea. Este rinde requerido es inferior al mejor rendimiento promedio de los últimos ocho años, lo cual alivia el quebranto.

Incertidumbre y protestas

Los productores están paralizados sobre los pasos a seguir respecto de la siembra que, según diversas estimaciones, caerá al menos 10% respecto del ciclo pasado. "Hay una gran incertidumbre, por eso no hay definiciones de siembra para trigo", opinó Pablo Bressa, asesor del Consorcio Regional de Experimentación Agrícola (CREA) General Arenales, provincia de Buenos Aires.

En el sudoeste bonaerense, una de las típicas regiones trigueras, la siembra podría registrar una caída de entre 15 y 20 por ciento, según alertan en la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca. Allí se suman a los problemas actuales las dificultades para vender el cereal del ciclo pasado. "En la zona el problema continúa siendo financiero y de rentabilidad si no hay cambios de fondo en la política triguera. Vender trigo para encarar la nueva siembra no es rentable. Una vía es financiar la campaña, pero no todos los productores cuentan con la financiación bancaria o de proveedores para costear la siembra y lo que viene luego, como la fertilización, el control de malezas", evaluó Iván Ullmann, analista de la entidad.

Los productores se quejan de que los compradores les ofrecen descuentos de $ 500 por tonelada por el cereal de la cosecha pasada. Ayer, el Comité de Acción Gremial de Federación Agraria Argentina (FAA) analizó esta situación y pidió medidas mientras anunció asambleas por el cereal. Mañana habrá una reunión en General Pico, La Pampa, y la próxima semana se hará otra en el sur de Santa Fe.