Uno de los momentos clave del congreso A Todo Trigo, organizado por la Federación de Acopiadores en el Hotel Sheraton de Mar del Plata, fue el referido a los desafíos del comercio de trigo en el Mercosur. Allí, un panel integrado por Leandro Pierbattisti, de la Federación de Acopiadores, Edson Csipai, de Abitrigo –Brasil, Ricardo Soja, de Uruguay, y Matías Ferreccio, de Argentrigo, expuso las visiones sobre la realidad y las perspectivas de cada país.
“Nos enfrentamos al desafío de recuperar la condición de proveedor confiable ajustándonos a los requerimientos de calidad que tienen los mercados”, dijo Pierbattisti y recordó que las restricciones cuantitativas a las exportaciones, que comenzaron en 2006/07 y que aún se mantienen vigentes, han provocado una fuerte erosión de ventas de trigo hacia Brasil y la casi desaparición del trigo argentino en el resto de los mercados a partir de la campaña 2012/13. Hasta el ciclo comercial 2006/07 entre el 80 y el 90% de las importaciones brasileñas de trigo eran de origen argentino, mientras que en la campaña 2013/14 cayeron al 19%.
La calidad de los granos es el otro gran elemento de peso en las decisiones del mercado internacional triguero. Históricamente el trigo argentino fue considerado capaz de aportarle tenacidad a las harinas, por lo que siempre se lo utilizó como corrector en las mezclas de diferentes orígenes que realizan los molinos de otros países. Debido a esto, los mercados externos mantienen exigencias elevadas para los trigos argentinos. Es lo que también ocurre con Brasil, que posee una producción propia que no alcanza a satisfacer las exigencias de calidad de los molinos brasileños y por lo tanto requieren ser corregidos con trigos “de fuerza” para satisfacer los requerimientos de panificación.
El brasileño Edson Csipai, de Abitrigo, comentó que el mayor desafío de Brasil para el sector del trigo es aumentar el consumo. Para eso, la Asociación trabaja en una campaña promoviendo el consumo, mejorando la calificación profesional para pan y en una que sostiene que el trigo es salud –para contrarrestar aquella que hace foco en las dietas y la reducción en el consumo de gluten-.
Tras mostrar el ritmo en que vienen cayendo las importaciones de trigo desde Argentina, Csipai destacó el peso que tiene la incertidumbre en la provisión de mercadería. “Cuando queremos trigo no hay para comprar, y esto se debe a los ROEs”, dijo. Esto llevó a Brasil a comprar en otros orígenes, a tener que lidiar con barcos parados y huelgas. A su vez, la calidad argentina ha ido cayendo y esto es un gran problema.
“Para hacer pan necesitamos trigo con no menos de 250 W. Brasil siempre buscó comprar trigo de calidad argentino y mezclar con menor calidad nacional”, explicó.
El representante de Abitrigo anunció que en 2017 se va a implementar una reglamentación que va a traer problemas. “Se van a exigir harinas con un límite máximo de 700ppb de DON, equivalente trigo 1.000ppb (en certificado oficial de origen)”.
A raíz de la falta de provisión de trigo por parte de Argentina, los productores brasileños comenzaron a aprovechar la ventana, con entradas de nuevos varietales, mejor estructura logística y mayor lobby para obtener ayuda del gobierno.
Según el representante de Abitrigo, reducir el subsidio a exportación de harina argentina y equiparar el impuesto de exportación de trigo y harina, es clave para la relación con argentina.
“Nosotros creemos en el futuro del trigo argentino y tenemos muchas razones. Por clima y suelo, porque somos socios en el Mercosur, estamos muy cerca, tenemos logística favorable y productores apasionados por el trigo”, dijo Edson Csipai.
Sobre el tema, Pierbattisti recordó que en Brasil hay molinos que hacen 26 diferentes tipos de producto. “La calidad no es un capricho del comprador y hay que trabajar sobre el tema”, dijo. “Regularidad y homogeneidad son importantes”, insistió para aclarar que “estar con un trigo banalizado en Brasil es lo peor que nos puede pasar. Estamos compitiendo con el productor brasileño”.
Ricardo Sosa, de Monitor Agrícola, fue quien planteó la situación en Uruguay. El especialista contó que venían muy dulces en el rendimiento, aunque ya debieron ajustarse pero de todos modos son emergentes exportadores de trigo.
“Uruguay necesita una Argentina líquida en cuanto a trigo”, dijo Sosa. En Uruguay, la soja es el driver del mercado y es ella la que arrastra al trigo para sostener las rotaciones. Esto los convirtió en exportadores del cereal. “También influyó, además de la soja, el efecto K y el ingreso de productores argentinos al país para producir”, acotó Sosa y detalló que los niveles de calidad y lo estándares son similares al trigo Up River, 11,5 % de proteína y 7678 kg/hl PH 2 ppm Don trigo.
A su vez, en Uruguay no hay mercado de futuros para la formación de precios, ni precios pizarra y casi no se realizan coberturas de precios en Chicago y Kansas. En consumo y molienda están en 450.000 toneladas de semilla y los principales destinos de exportación, que desde 2008 promedian los 1.2 millones de toneladas, son Brasil y Bolivia. El vecino país cuenta con una economía muy dolarizada y una ganancia relativa de competitividad, con escaso margen de cambios en medidas fiscales o en tarifas y sin ajustes de políticas.
Sosa relató que uno de los procesos que están atravesando es la renegociación de alquileres de los campos. Se buscan formas alternativas basadas en compartir riesgos porque no se pueden sostener los niveles de precios que se venían pagando. Además, se están liberando campos marginales.
En Uruguay, como en la región, la ganadería vuelve a crecer y ya se sabe que la campaña 2015/16 será una campaña de bajos precios para soja.
En lo que hace a trigo, hoy el precio no tiene referencias y ronda los 190 dól/tonelada, con stocks de 697.000 ton al 1 de abril y el Carry over de más o menos 280.000 toneladas con calidad regular.
Para los uruguayos, la nueva campaña se presenta poco predecible: se pronostica un año Niño, con lluvias por encima del promedio, márgenes de doble cultivo ajustados y necesidad de caja vs. restricciones comerciales. “Pero si el productor no hace trigo ahora o cebada no hace nada hasta el año que viene, por lo que en un escenario de máxima, el área se puede mantener, con mejora de precios, clima propicio y rindes que lleven la cosecha a 1.3 millones de toneladas. En un escenario de mínima, la producción puede ser de 1 millón de toneladas”, anunció Sosa.
En su opinión, la correlación soja- trigo marca el futuro. Por una necesidad de rotación y combate de malezas el trigo va a mantenerse -300 a 400 mil hectáreas de base a las que se le pueden sumar unas 100 mil más, dependiendo del precio-. “Si la soja se mantiene en el millón de hectáreas éste es el escenario”, apuntó.
Por último, Sosa enumeró los temas que hoy se debaten en Uruguay en torno al trigo: la estrategia del país, las señales de precio, la calidad, jugarse a Brasil y la segregación. Estos son los temas que hoy se discuten.
A su turno, Pierbattisti reflexionó que Uruguay no es un competidor cualquiera, “no le conviene que a la Argentina le vaya mal”. A su vez, recordó que Brasil es el tercer importador mundial de trigo y a su vez exporta el cereal, este año 1,5 millón de toneladas. “Fíjense lo que es la apertura de mercado. Miren a Uruguay exportando trigo forrajero”, dijo.
Matías Ferreccio, presidente de Argentrigo, también compartió su mensaje con los asistentes al panel destinado al Mercosur en A Todo Trigo. El productor triguero invitó al optimismo, y a tratar de ver la película y no quedarnos en la foto. “Hay que ver las cosas en perspectiva, la foto es áspera”, dijo.
“Producimos para 400 millones de habitantes y podemos producir para 600 millones. Deberíamos dar un salto de 100 a 130 millones de toneladas en los cuatro cultivos. Estamos clavados en los 100 millones. No hay dudas de que el sector agroindustrial es uno de los pilares de nuestra economía”, enunció Ferreccio.
Al referirse al valor agregado del trigo, Ferreccio detalló que en 2007/08 la cifra era de 5.500 millones de dólares, lo que representaba un 2,46% del PBI. En tanto, en 2013/14, la cifra descendió a 2956 millones de dólares, un 1,87% del PBI
“El tema de la sustentabilidad es clave”, dijo Ferreccio. “La actividad tiene que ser rentable, tiene que tener impacto social pero también cuidar el medioambiente. Pero hay que trabajar sobre las causas de la pérdida de sustentabilidad”, apuntó.
Sobre ROE’s y cupos de exportación, el presidente de la cadena de trigo relató que en 2012 se establecieron grandes cupos al inicio de la campaña para la exportación de trigo; en 2013, ROEs por pequeños montos y otorgados tardíamente y en 2014, pasó un año sin ROES para exportación de granos de trigo. Se otorgaron ROES para la exportación de harina de trigo y sus subproductos. “En el período 2011/13, la recaudación por derechos de exportación de trigo representó, en promedio, el 0,36% de la recaudación total de la AFIP”, dijo Ferreccio.
Para Argentrigo, la participación en el mercado brasileño es clave. Al horizonte 2022/23, Brasil importaría 7 millones de trigo, recuperando la parte de mercado previa a la intervención (90%), Argentina podría colocar 6,3 Mt de trigo.