El año climático sigue el ciclo de la naturaleza y, por esta causa, no se ajuste al año calendario, sino que comienza entre fines de Marzo y comienzos de Abril de un año, y se extiende aproximadamente hasta la misma época del siguiente.   Aunque no existe una regla fija, podría decirse, con bastante aproximación, que su comienzo y final se ajustan bastante bien a la celebración de la Semana Santa. A comienzos de Marzo, el Océano Pacífico  Ecuatorial se encontraba en  un estado neutral.  Pocas semanas después,  el Océano Pacífico Ecuatorial se había calentado por encima de lo normal, acercándose rápidamente a lo que podría convertirse en un episodio de “El Niño”.

Adicionalmente, se observa un calentamiento del Océano Indico, que podría estar asociado al desarrollo de una fase positiva del Dipolo del Océano Indico (IOD), lo cual suele acentuar los efectos de “El Niño”, produciendo un escenario climático con muy fuertes contrastes: La Región Oriental del Paraguay, el sur del Brasil, el este de la Región del Chaco, la Mesopotamia, el centro y el este de la Región Pampeana y la República Oriental del Uruguay, observarían tiempo cálido y húmedo,  con  precipitaciones superiores a lo normal desde Octubre hasta Marzo, con alto riesgo de tormentas severas, con granizo, vientos.

El año climático 2015/2016

Por su parte, el Océano Atlántico Subtropical continúa caliente, debido a que se encuentra atravesando una fase positiva de larga duración de la Oscilación Multidecadal del Atlántico (AMO), cuyos efectos comenzaron a notarse a partir de 2007 y, probablemente, continúen sintiéndose por unos 20 o 30 años más. La influencia del calentamiento del Atlántico  provoca fuertes tormentas sobre el Litoral Fluvial, pero reduciendo, al mismo tiempo, la llegada de lluvias hacia el interior del área agrícola.

Asimismo, imprime una fuerte irregularidad a la marcha de las precipitaciones, haciendo que se alternen prolongadas rachas de tormentas, que producen el anegamiento de los campos bajos, con igualmente prolongadas rachas de bloqueo, durante las cuales predominan condiciones secas y calurosas, que consumen las reservas de humedad de los suelos. Se espera que, durante la presente temporada,  la circulación polar se vigorice, incrementando las irrupciones de aire polar, frío y seco, que provocarán heladas intensas desde mediados del otoño hasta el inicio de la primavera.

Otoño 2015

Durante el otoño no se percibirán los efectos de “El Niño”, cuya actividad se concentra preferentemente en la primavera y el verano. Debido a la persistencia del calentamiento del Atlántico, y a la activación de los vientos polares, la actividad meteorológica será algo más intensa que lo normal, mostrando una fuerte concentración sobre dos grandes sistemas:

El sistema de la Amazonia generará una franja de intensas tormentas, que correrá en diagonal, atravesando Bolivia, el este del NOA,  el  Paraguay, la Región del Chaco, el norte y el centro de la Mesopotamia, el sur del Brasil, el nordeste de la Región Pampeana y la mayor parte del Uruguay. El sistema de los vientos polares provocarán intensas tormentas sobre el área agrícola chilena, la Cordillera Sur y Central, el oeste de Cuyo y el sudoeste del NOA.

Invierno 2015

Durante el invierno 2015 se acentuarán los contrastes que comenzaron a desarrollarse durante el otoño. Las precipitaciones se concentrarán fuertemente sobre una franja que se extenderá sobre el centro y el este de Bolivia, gran parte del Paraguay, el extremo este del NOA, el NEA, el norte y el centro de la Mesopotamia, el nordeste de la Región Pampeana, el sur y el centro-sur del Brasil y el norte y el centro del Uruguay, donde se experimentarán intensas tormentas, con vientos, aguaceros torrenciales y posibles granizadas.

Contrariamente, el oeste del área agrícola de Bolivia, la mayor parte del área agrícola argentina, y el centro-norte y el norte del Brasil observarán precipitaciones moderadas a escasas, con una distribución muy irregular. Los vientos polares continuarán produciendo fuertes tormentas sobre  la Cordillera Sur y la Cordillera Central, que extenderán su influencia hacia el centro y el sur del área agrícola chilena y el oeste de Cuyo, siendo probable que se produzcan abundantes nevadas, según es usual en las temporadas en que está desarrollándose un episodio de “El Niño”.

Primavera 2015

Al comenzar a sentirse los efectos del desarrollo de “El Niño”, la primavera 2015 experimentará una vigorosa reactivación de la circulación tropical, aunque conservando el patrón de fuerte concentración de las precipitaciones sobre la diagonal que va desde Bolivia hasta el Sur del Brasil. Bolivia, el Paraguay, el NOA, la Región del Chaco, el nordeste de la Región Pampeana, la mayor parte del área agrícola del Brasil y el Uruguay  experimentarán intensas tormentas, con vientos, aguaceros torrenciales y posibles granizadas.

Verano 2016

El verano 2016 experimentará los efectos del desarrollo de “El Niño”. No obstante, contrariamente a los episodios típicos, en los que el centro y el Norte del Brasil, Bolivia, el NOA, Cuyo y el oeste del Paraguay observan precipitaciones escasas, el presente caso producirá valores abundantes en la mayor parte del área agrícola.

Se observarán numerosos núcleos de tormentas severas. Sólo el centro del área agrícola chilena, el oeste de Bolivia, el oeste del NOA, el oeste de Cuyo y el sudoeste de la Región Pampeana registrarán precipitaciones moderadas a escasas. Debido a la influencia perturbadora del calentamiento del Atlántico, se alternarán rachas de fenómenos contrapuestos.

Resumen y Conclusiones

A lo largo del otoño y el invierno “El Niño” irá desarrollándose gradualmente, pero no causará efectos sensibles hasta la llegada de la primavera. Por lo tanto, el panorama climático otoño invernal estará controlado por el antagonismo entre la circulación cálida y húmeda, producida por el calentamiento del Atlántico, y la circulación fría y seca, generada por la activación de los vientos polares.

Como consecuencia, las precipitaciones serán bastante erráticas en su distribución temporal y geográfica, concentrándose fuertemente sobre dos sistemas principales: Una diagonal que irá desde Bolivia, atravesando el nordeste de La Argentina,  hasta el sur del Brasil, donde se observará el riesgo de aguaceros torrenciales, granizo y vientos. El sur y centro de Chile y la Cordillera Sur y Central.

El régimen térmico mostrará fuertes oscilaciones, alternándose  prolongados lapsos muy calurosos y secos, que se alternarán con rachas de tormentas intensas, con granizo, vientos y aguaceros torrenciales, que provocarán el riesgo de desbordes de ríos y arroyos y anegamiento de zonas bajas. Es probable que el verano 2016 observe un comportamiento similar pero aún más acentuado, debido a los efectos de “El Niño” y a la persistencia del calentamiento del Atlántico Subtropical Sur.

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