El libro fue escrito hace más de veinte años, o sea que, dado el vértigo de los tiempos que corren, es casi una reliquia, en el mejor sentido del término. En esos momentos, el entonces presidente Carlos Menem había anegado o controlado casi todos los organismos de control, la Corte Suprema de Justicia, la procuración general de la Nación y tenía cómoda mayoría en el Congreso. La mayor parte de los jueces y fiscales federales había sido designados por él y obedecían las órdenes de su Gobierno. Solo le faltaba, a Carlos Menem, lograr la reelección –la conseguiría en breve– y doblegar a la prensa, que denunciaba sus atropellos.
El libro se llamó ‘Hacer la Corte’ y es realmente recomendable leerlo en este contexto.
Su autor, Horacio Verbitsky, describía allí el progresivo control que el menemismo había comenzado a ejercer sobre la Justicia, y construía un alegato notable y duradero a favor de la división de poderes y del ejercicio del periodismo independiente. Para muchos de los que nos formamos profesionalmente en aquellos años es difícil olvidar aquella prédica tan didáctica y fundante, que obigaba a desconfiar de los presidentes que intentan copar el Poder Judicial, eligen a la prensa como enemigo o planean perpetuarse en el poder de diferentes maneras.
Pocos libros periodísticos tienen vigencia veinte años después de haber sido escrito. ‘Hacer la Corte’ constituye, sin dudas, una de esas excepciones, entre otras razones por la notable actualidad de alguno de sus fragmentos, como el que se refiere a la embestida del gobierno menemista contra la prensa, que por entonces era "uno de los bastiones que aun se resistía al asedio de Menem", según el autor. Es una perlita que explica muchas de las pasiones de aquellos años, y su proyección hacia los que siguieron.
El texto recorría los momentos pico de tensión entre el gobierno de Carlos Menem y la prensa. "El Gobierno retiró la publicidad oficial a Página/12 y Menem querelló a sus directivos y a varios de sus periodistas; la Corte Suprema condenó al autor de este libro por desacato a uno de sus miembros en una vieja causa desempolvada de urgencia y en la Casa Rosada se fraguó una causa penal en su contra...La Asociación de Entidades Periodísticas (Adepa) se preguntó si lo que perseguía el Gobierno no era en realidad la investigación periodística de hechos de corrupción. Romper el espejo, o ensuciarlo, ha sido la reacción tipo del Gobierno en estos años".
El autor de ‘Hacer la Corte’ defendia allí, además, al grupo Clarín. Textualmente: "También el grupo Clarín fue objeto del furor presidencial desde que informó en abril de 1992 que existía una causa judicial contra el grupo Vicco, por una defraudación al Banco Central de u$s 40 millones. Incluso algunos preferidos de Menem, como Bernardo Neustadt y Constancio Vigil, fueron denigrados en la televisión estatal cuando pidieron la renuncia del señor Vicco por el caso de la mala leche". Verbistsky concluía: "El espectro de las fobias oficiales es tan amplio que no se explica por la ideología: al Poder Ejecutivo no le molestan las opiniones políticas de la prensa sino la información que publica".
En otro párrafo, muy notable a la luz de hechos que ocurrieron más tarde, el autor ofrecía su opinión sobre las primeras denuncias contra la dueña del grupo Clarín por supuesta apropiación de niños secuestrados durante la dictadura, aunque evitaba curiosamente esa palabra –‘dictadura’– en su crónica. "El ex jefe de la Alianza Libertadora Nacionalista, Patricio Guillermo Kruger (n. del a.: ironía para referirse a Guillermo Patricio Kelly), tenía un programa semanal en el que insinuaba supuestas irregularidades en la adopción de dos niños por la directora de Clarín. De ese modo, el Poder Ejecutivo presionaba al diario sin asumir la responsabilidad... Las averiguaciones de Clarín indicaron que el señor Kruger recibía órdenes del jefe de Estado... Ministros y secretarios del Poder Ejecutivo confiaron que las citaciones para participar de ese programa eran transmitidas directamente por el doctor Menem o por su secretaria de audiencias".
El autor, luego, abundaba: "En 1993, el Gobierno colocó a la prensa en el centro de la campaña electoral, caracterizándola como la verdadera oposición a derrotar. Al elegir a los periodistas como contendientes políticos intentó deslegitimarlos como fuentes de información independiente. La información es un crimen, el compañero disidente un traidor, la crítica una conspiración, la prensa una herramienta opositora, simplificaba. Un ministro del Poder Ejecutivo explicó en privado que el Gobierno no perdonaría la tapa de Clarín del 2 de mayo cuando interpretó que el proyecto de flexibilización laboral anunciado por Menem aumentaría la jornada laboral a 10 horas y habilitaría el domingo como día laborable".
Verbitsky luego enumeraba los intentos del menemismo para regular el mercado del papel prensa, disminuir la influencia de los monopolios periodísticos e implantar una nueva ley de medios. Inmediatamente, se refería a las palizas que habían recibido, en aquellos días, el periodista Marcelo Bonelli a la salida de radio Mitre y Hernán López Echagüe, de Página 12. Y citaba los argumentos de una demanda de Menem contra la prensa: "Resulta un negocio más redituable a nivel editorial ser opositor que informar objetivamente".
"El objetivo no era un solo diario sino el conjunto de la prensa", razonaba.
Una de las maravillas de los libros es que su destino es independiente de la conducta, buena o mala, coherente con su contenido o no, de sus creadores. ‘Hacer la Corte’ formó a una generación de periodistas que, gracias a ese y otros textos, aprendieron a rechazar cuando la televisión oficial denigra a disidentes, o cuando los periodistas son apretados en las calles o en la Justicia, o cuando se elige como enemigo al periodismo y se lo confunde adrede con la oposición, o cuando el Poder Ejecutivo reacciona de manera destemplada ante fallos que comprometen a sus integrantes.
En ese sentido merece un homenaje y, sobre todo, una relectura de tanto en tanto. Es un ayuda memoria y un gran aporte para enteder algo de lo que ocurrió en esta última década.