La extensión y la gravedad de la problemática de malezas duras en Argentina aumenta cada campaña. Durante la Jornada Nacional de Malezas, realizada en la estación experimental INTA Oliveros esta semana, a los 2.000 asistentes les quedó claro la severidad del problema y una advertencia: “Es necesario un cambio urgente en el enfoque de la problemática para dar con soluciones contundentes que mitiguen el impacto de este tema sobre la competitividad de la producción".
Juan Carlos Papa, especialista en malezas y anfitrión en esta oportunidad, ya que el experto investiga en INTA Oliveros, abrió el panel que analizó la situación de las malezas en distintas zonas del país, moderado por Daniel Tuesca (de la Universidad Nacional de Rosario), refiriéndose a las causas que desencadenaron los problemas de tolerancias y resistencia.
Sostuvo que entre ellas están el uso de un único herbicida para el control de todas las malezas (el glifosato), la siembra directa como sistema cultural que dificulta el manejo de ciertas especies, el monocultivo de soja y el sistema de tenencia de la tierra. Refiriéndose a cómo ya está progresando el problema de las resistencias, el especialista dijo que “cuando el glifosato empezó a fallar en los controles, se acompañó con una diversidad de herbicidas para aumentar su eficacia, a los cuales también ya se están encontrando resistencias”.
Por eso -agregó- “de mantener este núcleo duro de productos hay más riesgo de perder estas alternativas herbicidas. Así, no caben dudas de que hay que pensar en un manejo integrado y en una gestión a fondo de las malezas”. Luego, el especialista contó qué está pasando en su región. “La rama negra es una especie que ya está bastante bien manejada”, afirmó el especialista. Pero recordó que al ser otoño-invernal, “el barbecho es la mejor época para su control”.
En el elenco de las resistentes, es decir, “especies que originariamente eran muy sensibles a un determinado herbicida y que debido al uso excesivo del producto se fueron seleccionando las plantas resistentes, también están el sorgo de Alepo y los yuyos colorados”, manifestó Papa.En el primer caso, el especialista recomendó tener una actitud preventiva, hacer más de un monitoreo, rotar cultivos y evitar aplicaciones con sobre o subdosis. “Muchas veces, la eliminación de la planta de forma manual es lo más barato y efectivo”, lanzó.
Otro especialista de la zona núcleo que participó de la jornada organizada por el INTA y el Ministerio de Agricultura fue Diego Ustarroz, del INTA Manfredi, en Córdoba, quien dijo que en su zona la reducción de la superficie sembrada con trigo y el retraso de la fecha de siembra de maíz fueron las principales causantes de los problemas con las malezas duras. Además de la rama negra, en su zona también son problemas importantes gomphrena pulchera, una especie perenne que se comporta como anual, “lo cual facilita los controles con herbicidas residuales”, y chloris virgata. Entre las resistentes se refirió al sorgo de Alepo, que invade todas las regiones cordobesas. También a Eleusine indica, Echinocloa colona, el género Amaranthus y Cynodon hirsutus. Y concluyó con una advertencia: “Ahora hay que prepararse para la aparición de malezas con resistencia a múltiples principios activos”.
De la jornada participaron funcionarios nacionales, como el secretario de Agricultura, Gabriel Delgado (quien abrió el evento), y ministros de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Desde Tucumán, donde apareció la primera resistencia, la del sorgo del Alepo al glifosato, llegó Sebastián Sabaté, investigador de la estación experimental Obispo Colombres: dijo que el cambio en la dinámica de siembra de cultivos de invierno está ocasionando los principales problemas.
“El desafío es reducir la presión de selección y encontrar estrategias de manejo que sean económicamente rentables”, agregó.Por su parte, en el NEA, la zona con los problemas más severos con las malezas, cambian rotundamente las especies tolerantes, según contó Alejandra Ledda, de la estación experimental de INTA Las Breñas, en Chaco. En esta región, -dijo- “ la siembra directa, el glifosato, el uso de graminicidas y los herbicidas de la familia de los ALS modificaron el espectro de malezas”. Y alertó que en su zona hay nuevas especies que muy posiblemente desarrollarán resistencia.
Finalmente para cerrar el panorama nacional, Mario Vigna, especialista en malezas de INTA Bordenave, al sudoeste de la provincia de Buenos Aires, explicó que los principales problemas de la región son las gramíneas, aunque están en crecimiento los problemas de especies de hoja ancha.El especialista brindó datos interesantes, surgidos de los monitoreos que hicieron en el sudoeste bonaerense. “Normalmente, los productores suponen que es baja la diversidad de especies. Sin embargo, registramos en un lote de trigo la presencia de hasta 105 diferentes. Esto da una idea de que existe una gran diversidad de plantas de las que pueden surgir los problemas”, advirtió.
Está claro que los problemas de las malezas no son exclusivos de una región y que su impacto afecta seriamente la competitividad de los productores. Por eso, vale la pena analizar los desafíos tecnológicos y sus soluciones. Porque las hay.