SAN NICOLÁS.- Fueron tres horas de un Sergio Massa auténtico. Hizo chistes, repartió abrazos, se sacó la misma foto cien veces, aceptó posar con sombreros varios, estrechó manos y tomó mate. El jefe del Frente Renovador pasó ayer por Expoagro para recorrer la muestra que desde el miércoles se realiza aquí, pero, sobre todo, para dejar algunas definiciones políticas en la principal vidriera del sector agropecuario, irreconciliablemente enfrentado con el Gobierno desde hace casi siete años.
Cuando Massa llegó al predio, poco después de las 11.30, el sol ya pegaba fuerte. Se cumplía un día entero sin lluvia, pero en el camino a las carpas las huellas del agua y el barro seguían firmes. Sus zapatos de gamuza negra inmaculada lo supieron enseguida.
El tigrense llegó acompañado por el ex presidente de la Federación Agraria y
actual precandidato a gobernador de Santa Fe por el massismo, Eduardo Buzzi, y
por Silvio Garetto, ex titular de Coninagro y su principal referente en temas
vinculados al agro. Dos de los "padres" de la Mesa de Enlace que en 2008
aglutinó la resistencia contra las retenciones móviles. También estuvieron
Felipe Solá y el intendente de Villegas, Gilberto Alegre.
Como es habitual en él, Massa se abrazó a una frase y la repitió hasta el cansancio. "Hay que sacarle la pata en la cabeza que hoy el Estado le pone al campo", dijo cada vez que le preguntaron por sus planes para el sector si fuera presidente. Aseguró que basta con tomar "cinco o seis medidas entre el 11 y el 30 de diciembre" para que "el campo levante vuelo". Y detalló: "Hay que eliminar los ROE, las retenciones a las economías regionales, al trigo y a los productos de invierno; eliminar temporalmente las retenciones al maíz e ir en una curva descendiente con las retenciones a la soja". Se apuró a aclarar que para reemplazar esos ingresos propone gravar la renta financiera y el juego ("La timba", dijo con una media sonrisa). "Terminemos con la mentira que quiere imponer el Gobierno de que si se bajan las retenciones nos quedamos sin asignación universal."
La recorrida por los stands fue lenta. Rodeado de cámaras, micrófonos y asistentes a la feria, Massa frenó cada vez que le pidieron una foto. Repartió besos y abrazos, y saludó a todos con el tono campechano que busca imprimirles a sus incursiones territoriales.
"¿Cómo se porta el intendente Martín Casco?", le preguntó a un hombre de piel curtida que se acercó a saludarlo. La pregunta llegó después de que Massa escuchara que el hombre era de Rojas, tierra del vecinalista y aliado del FR, Casco. Pocos metros más adelante, aceptó un mate de un chico del stand de CREA y lo devolvió con un "gracias, pibe".
La insistencia del sol fue volviéndose insoportable. Con la camisa pegada a la espalda, Massa siguió avanzando lento. Alguien le alcanzó un trapo negro para que se secara la transpiración. Sin perder la sonrisa, volvió a sacarse fotos con sombreros siempre de paja, pero rodeados por lazos con distintas marcas. Para entonces, dos promotoras lo seguían con paraguas enormes para ofrecerle algo de sombra.
Estuvo un buen rato en el stand de la municipalidad de Ramallo, donde se reunió con productores y con el intendente local, el radical Walter Santalla. Luego repitió el camino de vuelta y respiró aliviado ante el golpe de aire acondicionado de la carpa para invitados. Lo esperaban una picada y una copa de coca light..