El cimbronazo se sintió de lleno también entre los candidatos a presidente, que, desde que el fiscal apareció muerto hace tres semanas, navegan entre la incertidumbre, el desconcierto y la cautela. Sobre todo, mucha cautela.
Hacen lecturas distintas sobre el impacto del caso en el escenario electoral y en sus chances individuales de cara a la pelea por la sucesión de Cristina Kirchner, pero en los análisis aparecen algunas líneas comunes. La primera, que los efectos políticos de la muerte de Nisman no están ni por asomo todos a la vista. Laberinto de vericuetos incontables, avalancha y agujero negro. Todo a la vez.
La segunda, que frente a la conmoción social que provocó el caso, cualquier paso en falso puede ser letal. De allí la extrema cautela, pero, a la vez, la contradicción con la matriz de un año electoral que impone ponerse en movimiento, exponerse, pedir el voto, confrontar con el adversario.
La tercera, que ningún balance sobre "ganadores y perdedores" de la crisis derivada de la muerte de Nisman es definitiva y, menos aún, linealmente transferible la intención de voto.
Sí hubo diferencias en las reacciones públicas y en las interpretaciones sobre cómo se modificó el panorama político. Daniel Scioli no se corrió del manual al que suele apelar cada vez que su pertenencia al kirchnerismo lo deja en el peor de los lugares. Ciño sus interpretaciones públicas al pedido de "justicia y esclarecimiento" de rigor y, como otras veces, dejó que otros hablaran por él. Su ministro de Asuntos Agrarios, Alejandro Rodríguez, cuestionó el polémico documento del PJ (el mismo al que él debió ponerle la cara) y José Pampuro defendió la marcha de silencio que los fiscales convocaron para el próximo 18. Uno de los interrogantes que esperan respuesta es si la muerte de Nisman acelerará el distanciamiento de Scioli del kirchnerismo (si alguna vez lo hace) o si, por el contrario, la profundidad de la crisis lo dejará sin margen para tomar distancia.
Sergio Massa privilegió los escenarios institucionales y retomó la intensidad política de su campaña recién ayer, con el lanzamiento de la candidatura a gobernador de Felipe Solá. Adhirió a los pronunciamientos del Club Político y de la Asociación de Magistrados. Después del pedido para ser querellante en la causa por la denuncia de Nisman contra la Presidenta, delegó protagonismo en el jefe de su bancada en Diputados, Darío Giustozzi. Ayer apoyó enfáticamente la convocatoria a la marcha del 18.
En el massismo siguen de cerca la reacción social. Vislumbran que la muerte de Nisman podría reforzar el pedido que en todo el antikirchnerismo le atribuyen a una parte importante de la sociedad de que la oposición "se una". Creen que si así fuera, ganaría fuerza la idea de una interna amplia y quedaría más expuesto Mauricio Macri, que rechaza esa posibilidad (ver página 19).
Cerca del jefe de Pro hacen la lectura opuesta. Parados en el eje continuidad versus cambio que, afirman, atraviesa la próxima elección, creen que la muerte de Nisman no hace más que reforzar el "hartazgo social" con el kirchnerismo y con cualquier alternativa asociada al PJ, es decir, con Massa.
En ese marco, Macri optó por exponerse lo menos posible. Las caras visibles de Pro fueron las diputadas Laura Alonso y Patricia Bullrich. Escudado en que "hay que dejar que la Justicia y el Congreso actúen", se recluyó en la campaña en el interior. Estuvo en Santa Fe y Neuquén para lanzar fórmulas a gobernador compartidas con la UCR.
También la UCR privilegió la estrategia parlamentaria. Cobos y Sanz acompañaron las movidas en el Congreso, pero de lejos. Sanz suspendió la campaña. Cobos la retomó ayer, también a la distancia, con un acto junto a su ex amigo y candidato a gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo.
En la UCR sugieren que la profundidad de la crisis podría convertir al partido en protagonista por su vínculo histórico con la respuesta a las crisis institucionales, pero admiten que la ebullición de la interna partidaria le impide ocupar ese lugar.
El próximo desafío para los presidenciables está planteado: participar o no de la marcha organizada por los fiscales. Hermes Binner, Elisa Carrió, Massa, Cobos y Sanz ya confirmaron su presencia. Macri todavía no decidió. Quiere esperar unos días. Sus asesores le aconsejan abstenerse.