El principal acusado del Gobierno por el asesinato del fiscal Alberto Nisman, el ex director de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia, Antonio "Jaime" Stiusso, dejó trascender que está en el exterior. Miami, Israel o Uruguay son las diversas versiones. No se descarta, empero, que haya regresado en secreto. Teme que lo maten y dice estar amenazado de muerte.

Si obtuviera garantías para su seguridad personal, no descarta presentarse a declarar lo que sabe ante los jueces.

Así como la Casa Rosada lo acusa de la aparición sin vida del fiscal del caso AMIA el domingo último, sus allegados responsabilizan, por lo bajo, por la muerte de Nisman al jefe del Ejército, teniente general Cesar Milani, a quien le atribuyen el control de la inteligencia militar y local. También señalan al titular de la Secretaría de Inteligencia, Oscar Parrilli.

"Todo esto fue organizado por Milani y Parrilli y ordenado al más alto nivel. Ya nos mataron al Lauchón (Pedro Viale, agente de confianza de Stiusso), ahora matan al fiscal con el que trabajaba Jaime. Éstos van por todo y quieren armar una escalada de violencia para tener impunidad como sea", señaló un viejo conocido del espía apuntado por Cristina.

Cerca del ex director de Operaciones temen por futuros hechos de violencia contra todos aquellos que investiguen al Gobierno o que financien a la oposición, léase fiscales, jueces, periodistas o empresarios.

"¿Qué le pasó a Daniel Vila (Grupo Vila Manzano)? Lo asaltaron en la puerta del canal América TV y le rompieron la camisa. Vila está cerca de Sergio Massa", dijo un allegado a Stiusso, a quien en la Casa Rosada también acusan de apoyar a Massa.

En la versión más firme, algunos allegados a Stiusso aseguran que está de viaje en Miami. Otras fuentes lo sitúan en Israel bajo la protección de servicios secretos de ese país, como el Shin Bet y el Mossad. También se dijo que estaría en Uruguay. Y otros, sin embargo, no descartan que el agente ya esté en Buenos Aires.

"Jaime teme que lo maten. Está muy amenazado de muerte. Si consigue garantías para su seguridad personal podría venir a declarar por la muerte de Nisman y por el encubrimiento a Irán. Pero si no tiene garantías no se va a exponer. Quieren meterlo preso o algo peor. Si no tiene garantías, no viene", dijo ayer otro allegado.

Hasta hace dos años, Stiusso estaba alineado con el Gobierno. El ex presidente Néstor Kirchner y su sucesora, Cristina Kirchner, respaldaban sus investigaciones de la pista iraní en el caso AMIA, con apoyo de Estados Unidos y de Israel en todos los foros internacionales como las Naciones Unidas.

Luego del pacto con Irán, en 2013, el vínculo entre Stiusso y la Casa Rosada se fracturó y comenzó una "guerra de espías".

La Casa Rosada lo acusaba de responder a la CIA (Estados Unidos) y al Mossad (Israel) contra los "intereses nacionales". La línea de Stiusso sospechaba de un encubrimiento a Irán a cambio de negocios, dinero y petróleo, tal como luego denunció Nisman.

Sobrevino una división en la SI: un sector liderado por el director de Reunión Interior, Fernando Pocino, con línea directa a Cristina Kirchner y Milani. El ala opuesta la comandaban el subjefe de la SI, Francisco "Paco" Larcher; Stiusso; el director de Análisis, Alberto Mazzino, y el director de Observaciones Judiciales (OJ), Santiago Vila. Todos fueron despedidos de la SI en diciembre último junto con Héctor Icazuriaga, kirchnerista, pero inepto para controlar ese organismo.

"Hablan de guerra de espías. Pero acá hay una andanada contra Jaime, les matan a todos sus amigos y lo quieren boletear a él", se alarmó un allegado.
El kirchnerismo acusaba a Stiusso de impulsar la ofensiva judicial contra el Gobierno a través de jueces y fiscales afines. Otros aseguran que Cristina se anticipó a la denuncia de Nisman por encubrimiento y puso a Parrilli en la SI, a quien Luis DElía mencionó en las escuchas como su contacto por ese acuerdo. Por su sospecha de que le sacarían la causa, Nisman se apuró a presentar su denuncia en plena feria judicial. Luego apareció muerto en su departamento.