La asociación que nuclea a la cadena triguera (Argentrigo) volvió a reclamar el cese de las intervenciones comerciales, la presión fiscal, las retenciones y los cupos de exportación, a través de los ROE, para que la producción del cereal despegue y recupere el terreno perdido en las últimas campañas.
En una carta pública, el presidente de la entidad, Matías Ferreccio, pidió “no matar al trigo, porque más trigo es más riqueza para el país” y advirtió que los “fortísimos desequilibrios” que atenazan a esta cadena sobre todo perjudican a los productores que tienen los números en rojo.
“Con la situación actual de precios en baja, en un contexto climático complejo, las condiciones solo han empeorado. En este marco, el primer eslabón se encuentra en una situación de quebranto y el resto de la cadena también sufre pérdidas considerables”, planteó Ferreccio.
Argentrigo estima que en un escenario más favorable los productores argentinos podrían producir 20 millones de toneladas del cereal, pero en la campaña pasada, una de las peores de la historia, apenas cosecharon 9,5 millones de toneladas, y este ciclo se estima que la producción alcanzaría unas 12 millones de toneladas, según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
En la carta, Ferreccio recordó que la reducción del área sembrada y de la producción de trigo en la Argentina provocó una caída del valor agregado por la cadena comercial de 2.544 millones de dólares, al pasar de U$S 5.500 millones en el ciclo 2007/8 a U$S 2.956 millones en 2013/14. En la campaña 2007/8, el cereal representaba el 2,46% del PBI y en 2013/14 cayó a 1,87%.
“Es la sustentabilidad económica la que tracciona la cadena generando la decisión de siembra y producción. Eliminando la señal de precios no sólo el país ha perdido alrededor de 3 millones de hectáreas de trigo, sino también mercados e ingreso de divisas”, insistió el presidente de la entidad.
Argentrigo recordó que esta cadena de valor siempre afrontó riesgos climáticos a los cuales supo sobreponerse, pero la intervención actual hace que el riesgo comercial afecte seriamente y con consecuencias que comprometen el futuro, tanto para el sector productor como para el resto de la cadena, por la disminución de la tecnología aplicada y la inversión desde la investigación a la industria.
“El Estado debe estar presente en la generación de políticas públicas que generen crecimiento y desarrollo, pero no intervenir deteriorando uno de los principales motores de la economía que es el sector agroindustrial, esto pone en riesgo el destino productivo del país”, explicó Ferreccio.
La entidad recordó que en el campo el trigo genera trabajo en una época distinta del año al resto de los cultivos y tiene un fuerte aporte a sustentabilidad del sistema agrícola, que necesita gramíneas para aportar recursos al suelo. También aseguró que sin estos límites y restricciones la mayor productividad del cultivo puede traccionar una mayor generación de riquezas para la economía del país. “Argentina debe recuperar el liderazgo histórico de este cultivo y desde Argentrigo trabajamos firmemente en esa dirección”.