En el marco del Programa Nacional de Suelos del INTA,  y el proyecto específico “Desarrollo e implementación de métodos analíticos, instrumentales y de gestión de la calidad en la Red de Laboratorios de Suelo, Agua y Vegetal (RILSAV)”, tuvo lugar en el Laboratorio Regional de la EEA Pergamino, un taller sobre una de las metodologías de uso habitual en los laboratorios de análisis de suelos. La misma permite determinar la distribución del tamaño de partículas y definir la textura de los suelos. Los organizadores fueron Daniel Carreira y Miriam Ostinelli, del Instituto de Suelos, Olga Gudelj de la EEA Marcos Juárez y María Liliana Darder, de la EEA Pergamino, todos ellos integrantes de laboratorios que conforman la RILSAV.

Para el mismo, se plantearon los objetivos de trabajar en aspectos fundamentales del método de Bouyoucos, como se dijo, empleado para evaluar la distribución del tamaño de partículas del suelo y definir su textura;  evaluar los diferentes protocolos empleados actualmente en los laboratorios de la RILSAV, sus alcances y limitaciones, y consensuar un protocolo único con posibilidades de normalización; establecer su concordancia con el método de la Pipeta de Robinson, considerado patrón, y acordar actividades que permitan validar el protocolo consensuado, de modo de ampliar su alcance a la mayoría de los suelos del país.

Se contó con la asistencia de 25 profesionales y técnicos de diez de los laboratorios que integran la RILSAV, pertenecientes a las EEAs Anguil, Bordenave, Corrientes, Hilario Ascasubi, Manfredi, Marcos Juárez, Mendoza, Pergamino y Reconquista, y del Laboratorio del Instituto de Suelos, todos ellos usuarios de la metodología en cuestión.

Previo a la asistencia al Taller se había acordado que cada Unidad trabajara, empleando su propio protocolo, realizando el pretratamiento de muestras de suelo distribuidas mediante el Programa de Comparación Interlaboratorios de la RILSAV e incluyendo un suelo característico de la zona en que se encuentra la EEA, es decir un suelo de interés particular para el laboratorio. Además, se previó que cada participante llevara muestra del suelo específico de su zona, con la finalidad de aplicar sobre él la técnica que se consensuara durante el taller.

La actividad comenzó con una recopilación colaborativa de las metodologías empleadas en las distintas Unidades y la discusión de las diferencias sustanciales que se observaban entre ellas. Posteriormente, en función de esta información, se consensuó un protocolo, empleando como primer antecedente una técnica acordada en un taller anterior. En el laboratorio, se trabajó en dos actividades principales, completar el ensayo sobre las muestras que cada participante traía pretratadas desde su EEA y aplicar el protocolo consensuado al inicio del taller, sobre los suelos específicos de las zonas de donde provenían los asistentes.

Para completar la actividad, se discutieron los resultados obtenidos y la concordancia de la nueva técnica con el método de la Pipeta de Robinson, considerado patrón. Finalmente, se acordaron actividades a realizar en cada EEA, de manera de sumar evidencias a los resultados obtenidos en el taller, evaluando la respuesta del método consensuado sobre otras muestras de suelo, para corroborar su alcance o establecer la necesidad de aplicar correcciones al mismo, de modo de ampliarlo a la mayoría de los suelos del país.

Como actividad adicional, durante la tarde del segundo día, se incluyó una visita a las instalaciones de todo el Laboratorio Regional de la EEA Pergamino.