Después de analizar las primeras declaraciones del nuevo presidente de FAA Omar Príncipe, sobre el apoyo a las retenciones segmentadas para defender a los pequeños productores, deduzco que los productores en general deberían estar muy preocupados porque FAA apoya la vigencia de las retenciones para el resto del agro.
El Presidente de FAA con dicha posición termina adhiriendo a la fábrica de pobres que nunca dejó de funcionar en 80 años y que este gobierno aplicó sin contemplación a productores y a todo el interior del país, con la confiscación de sus ingresos y promoviendo la emigración de los pequeños productores y trabajadores, a poblar las villas miseria de los grandes centros poblados.
Ha quedado demostrada desde el reclamo del 2008, la imposibilidad de poner en vigencia un sistema de retenciones segmentadas, además de ser una propuesta totalmente extemporánea si se analiza en la actual situación en quebranto de la mayoría de los cultivos, especialmente en las economías regionales. Corresponde aclarar que FAA públicamente nunca presentó, una propuesta en concreto de cómo gestionar las cobranzas de las misma, para poder determinar quién es productor chico y como se debe actuar si vende varias veces al año.
No tengo ninguna duda que llego el momento de terminar con el doble discurso en el sector agropecuario y agroindustrial. Por lo tanto el sector agroindustrial en el actual contexto del siglo XXI, no tiene que dudar de solicitar la apertura de la economía al mundo y el funcionamiento libre de los mercados para poder crecer y desarrollarse en forma sostenida.
En el mundo se definió que el único sistema para generar la riqueza es el capitalista por medio de las inversiones, más y mejores trabajos, la transformación de la materia prima y su exportación a todos los mercados del mundo orientados por el funcionamiento libre de los mercados. Las ideologías dejaron de tener protagonismo en la generación de las riquezas, pero sí lo tiene en su distribución, por lo cual hay que respetar el sistema que adopte el gobierno, aunque no lo compartamos.
Para poder aprovechar la actual coyuntura y hacer un aporte formal al desarrollo del país, las entidades gremiales, técnicas y de las cadenas del agro, que suscriban la apertura al mundo para trabajar, tendrían que formalizar una propuesta a todos los partidos políticos sobre la necesidad de eliminar definitivamente de los derechos de exportación. No es compatible el desarrollo de un país federal sin excluidos, si se confisca la renta de los productores y del interior por medio de la cobranza de este impuesto unitario, para darle más poder económico al gobierno central.
El sistema de retenciones en vigencia ha demostrado que no promueve alimentos más baratos, no mejora la distribución del ingreso, frena la capacidad de producción y de transformación, distorsiona geopolíticamente el territorio y crea una fuerte dependencia política del gobierno nacional, de intendentes y gobernadores. Si no existe federalismo fiscal no existen nuevas opciones políticas por falta de equidad distributiva de los recursos en los municipios.
En la actual situación con precios relativos totalmente distorsionados, con un dólar no competitivo para transformar y exportar y con una inflación del 40% ninguna producción puede soportar la actual carga impositiva, más retenciones a la exportación de ningún valor. Por lo cual es realmente preocupante que el dirigente agropecuario en el siglo XXI siga proponiendo solucionar el problema de los pequeños productores con retenciones segmentadas, castigando simultáneamente a los otros productores por la confiscación del capital invertido ante el resultado negativo de los cultivos.
Después de un análisis del agro desde el 2008 las conclusiones serían las siguientes:
1) No fue un reclamo de chicos contra grandes productores. Esta bandera es de un reducido grupo de dirigentes muy respetable, pero no debe ser su posición un condicionante e imposición, para no hacer ninguna propuesta en conjunto por mayoría. La unanimidad anula cualquier gestión de grupos.
2) Las retenciones son un impuesto al productor innovador y eficiente, como la definieron muchos intendentes en los últimos años. La repuesta más preocupante para el país, es que desde el 2007 no hemos podido superar la producción de 100 millones de TT de granos.
3) Existen nuevas formas de trabajo y de comercialización agrícola, que han formado una novedosa red de participantes en las asociaciones de siembras que ellos mismos quieren defender a pesar de la actual situación de quebrantos. Más del 70% de las inversiones en los emprendimientos de siembra, se gastan en la localidad según el trabajo de ACREA.
4) Ha despertado a la conciencia política una clase media del interior que sigue acompañando a la dirigencia innovadora, porque se dieron cuenta que las retenciones terminaban con la razonable previsibilidad que tiene una inversión a cielo abierto, a pesar de los buenos precios internacionales y otras buenas medidas
Por lo tanto la dirigencia agropecuaria por mayoría tiene ahora la responsabilidad y obligación de hacer un rechazo formal a este sistema de recaudación y proponer a todos los partidos lo siguiente:
1) Las retenciones deben ser sustituidas por una retención a cuenta de ganancias que será, obviamente, coparticipable. Los pequeños, medianos y grandes productores necesitan pagar sus impuestos con un régimen impositivo basado en el impuesto a las ganancias que sea progresivo según los ingresos de cada uno. Segmentar el nivel de productores para pagar retenciones diferenciales es un retroceso para el sector y el país. Es una confiscación cobrar un impuesto sobre la producción bruta. De tres camiones de soja uno hay que entregarlo al gobierno en el puerto.
2) Debe promoverse y defenderse los mercados de futuro que benefician, en primer lugar, a productores chicos y grandes si han sido formados por sus dirigentes a trabajar con este aporte.
3) Es necesario crear algún mecanismo transitorio que evite dejar sin financiamiento al Estado. Por ejemplo, que dicho impuesto se pague a cuenta de ganancias por cierto tiempo, hasta implementar una nueva estructura impositiva y de coparticipación federal.
4) Hay que proponer la unión de todas las entidades en una entidad supranacional con la fijación de un aporte por ley para sostenerse. Es fundamental que el sector pueda hacer propuestas y defenderla profesionalmente en todos los ámbitos públicos y privados.
La dirigencia general del país debe terminar con la barrera mental del siglo XX y proponer las políticas de estado para concretar un crecimiento y un desarrollo planificado a largo plazo. Tenemos todas las condiciones como país para aumentar las producciones, transformándolas con mano de obra argentina y exportarlas al mundo, duplicando el valor de nuestras exportaciones en pocos años si terminamos con las retenciones a la exportación y todo otro impuesto distorsivo.
El mejor plan social para concretar la inclusión en todo el territorio es la generación de más y mejores trabajos, que la agroindustria está en condiciones de aportar en primer lugar en forma inmediata.
Al mismo tiempo es el único sistema que va a permitir atender a todos los pequeños productores y trabajadores –hombres y mujeres- del interior, con las políticas concretas para seguir con sus trabajos, sin tener que discriminar entre productores grandes y chicos, frenando la capacidad que tienen los agro negocios, en la producción y exportación de alimento para insertarlo definitivamente en el mundo desarrollado.
Por Arturo Navarro
Fuente: Años de Campo