Existe una alta probabilidad de que el Gobierno consiga hasta u$s 3.000 millones "cash" a través de la emisión del Bonar 2024. Es la sensación imperante en Wall Street. La contracara es que se alejaría el incentivo por apurar un acuerdo con "holdouts" a partir de enero, cuando vence la cláusula RUFO. Al menos así lo interpretaron distintos bancos de inversión y analistas tras los anuncios de las operaciones que realizó el Ministerio de Economía y que se efectivizarán esta semana. Aunque en ningún momento surgieron señales contundentes desde Economía en relación con arreglar la deuda con los fondos buitre y otros bonistas que no entraron en los canjes, en octubre habían aumentado los rumores sobre un acuerdo en el arranque de 2015. Fue después de la reunión anual del FMI, cuando tanto Kicillof como el número uno del BCRA, Alejandro Vanoli, mantuvieron distintas reuniones con banqueros y empresarios en las que manifestaron su vocación por llegar a un acuerdo. Sin embargo, no hubo desde entonces ningún paso concreto en esta dirección.
Un informe divulgado por BancTrust, tras el anuncio del Gobierno, enfatizó justamente estas dudas por lo que se viene: "¿Será que el Gobierno lanzó esta operación en diciembre porque ya está claro que en enero no habría ningún acercamiento con bonistas?", se preguntó. "El Gobierno ya dijo en varias oportunidades que mantendrá la oferta en las mismas condiciones que las de 2010, aun cuando expire la cláusula RUFO. Por eso, esperamos que la saga continúe hasta octubre del año que viene, por lo que el proceso sería heredado por el próximo Gobierno en 2016". El exsecretario de Finanzas Guillermo Nielsen opina en la misma dirección: "Cualquier acuerdo con holdouts requiere de varios meses de preparación para realizar la oferta en Nueva York, además de la suspensión de tres leyes que impiden mejorar la propuesta a los bonistas que no entraron. No veo que exista la intención de avanzar en esa dirección". Otro informe tras el anuncio del Gobierno realizado por Bulltick Capital se concentró en los aspectos positivos, dejando en un segundo plano los posibles efectos negativos de no arreglar la deuda en default: "La decisión de prepagar el Boden 2015 aleja los rumores de una posible pesificación". Según la entidad que dirige Alberto Bernal, sigue existiendo un espacio amplio para la recuperación de los bonos argentinos y la caída de los rendimientos. En ese sentido, considera que el Discount podría llegar a los u$s 120 (más del 30% de apreciación desde sus niveles actuales), mientras que el rendimiento del Bonar 24 caería desde el 9,5% hasta el 6,5% anual en dólares, siempre y cuando se despeje el horizonte de la deuda en default.
Existen, sin embargo, otras interpretaciones: incrementar el nivel de reservas a través de la colocación de un bono internacional, es decir, accediendo a los mercados voluntarios de deuda por primera vez desde 2007, fortalece la posición del Gobierno a la hora de negociar con buitres. Si la idea de llegar a un acuerdo con los holdouts era recuperar crédito externo, el hecho de conseguirlo sin la necesidad de arreglar fortalecería la postura oficial. Por ahora, la diferencia entre las partes es enorme. Mientras que el fondo NML no quiere aceptar un acuerdo por menos del 80% de lo que dispone el fallo de Griesa, el Gobierno no estaría dispuesto a pagar más del 35%.