Miguel Galuccio acababa de terminar su presentación en la 20a Conferencia Industrial con un saldo positivo, a juzgar por los aplausos que se escucharon al final de sus palabras, y el gesto de tarea cumplida que evidenciaba en el rostro el presidente de YPF. Galuccio había ensayado un libreto que no calza en los manuales del kirchnerismo: cuando concluyó el PowerPoint, invitó al público a preguntar "de todo", literalmente. "Pueden consultar sobre el precio del petróleo, el contrato con Chevron...", ofreció.
Mientras se iba del lugar, en un breve diálogo con periodistas, deslizó que, pese a la baja internacional en el precio del crudo, los valores de las naftas y del gasoil en el país no disminuirían en línea con esa tendencia, al menos en el corto plazo. El primer motivo: hoy el barril de crudo tipo Medanito, propio de Neuquén, cuesta 84 dólares, por encima de los precios internacionales, y no fue afectado por las condiciones que se viven en el mundo. YPF es una de las que negocian ese precio.
El petróleo implica cerca de un 80% del costo de producir combustibles. Por lo que si no se registraron bajas en el principal insumo a nivel local, tampoco las habrá en los surtidores. Y el propio Galuccio descartó que la importación -a diferencia de otras épocas, hoy los precios internacionales están por debajo de los locales- sea una alternativa viable. "El Bonny Light[el petróleo de Nigeria, de una calidad similar al de Neuquén] no está barato", les dijo a los periodistas. Cuando le comentaron que estaba, de todas maneras, por debajo del crudo argentino, respondió de inmediato: "Pero cuesta plata traerlo".
El presidente de YPF puso en evidencia algo que piensa casi todo el sector petrolero: los principales eslabones de la cadena del crudo no están dispuestos a que el precio local baje. Es una verdad que no sólo aplica a los empresarios. Ayer, el gobernador de Neuquén, Jorge Sapag, se reunió con sus pares de la Ofephi (la organización que reúne a las provincias productoras de petróleo) para "defender el precio en el mercado interno", según él mismo explicó. "Si los Estados productores ante los momentos difíciles fuimos generosos con la República, ahora que las provincias atravesamos momentos difíciles, con la posibilidad de que baje el precio del petróleo, las provincias queremos que se sostenga este precio interno", explicó a los medios de su provincia. Sucede que los Estados productores cobran 12% de regalías sobre el precio final de venta, por lo que una baja mermaría sus ingresos.
Frente a los industriales, Galuccio aseguró que la caída en el precio internacional del crudo no afectaría los planes de YPF. "No podemos decir por la foto que muestra un Brent de 65 dólares por barril, Vaca Muerta no es más rentable. Eso sería una error. Los fundamentos de la demanda de petróleo no han cambiado. Vaca Muerta no está en riesgo", sostuvo. Y dobló la apuesta: "Si el precio del crudo está en baja, habría que ser más competitivos y ajustar los costos. Si hoy un pozo cuesta 7 millones de dólares, en tres años tendrá que salir 3,5 millones", dijo. Pero aclaró: "En diciembre, cuando el Brent era de 110 dólares el barril, al perforar un pozo no mirábamos el precio a dos años, sino a 35".
Paradojas de la confección del programa mediante, a Galuccio lo siguió el jefe del Frente Renovador, Sergio Massa, el único de los presidenciables que dijo abiertamente que, si condujera los destinos del país, cambiaría al presidente de la petrolera estatal.
Massa, crítico con la energía
El precandidato a presidente por el Frente Renovador, Sergio Massa, criticó ayer en muy duros términos la política energética del kirchnerismo. "El próximo presidente, además de presidente, tendrá que ser ministro de Energía", sostuvo. Según el diputado, el déficit fiscal se debe a la política energética, y destacó que los beneficios que genera para el país la agroindustria se los lleva "el fracaso de la política energética". Lo aplaudieron cuando dijo que derogaría la ley de abastecimiento.