Dentro de esta volatilidad, hubo días donde los valores subieron generando un cambio de humor en las filas de los productores, pensando que quizás ya es hora de que acaben las bajas y ocurra una modificación de tendencia. Pero esto no es así, y a pesar de que estaremos frente a mayor volatilidad y mayores vaivenes en los precios, la tendencia seguirá siendo de chatura y con posibilidades de volver a tener semanas con bajas de precios.
A pesar de que las cosechas de maíz y de soja norteamericana por el clima están ocurriendo en forma más lenta a lo esperado, se sigue estimando excelentes volúmenes de ambas zafras. Para la soja las cifras rondan las 107 millones de toneladas, siendo record de producción, generando mucha oferta y recomposición de stocks. También debemos considerar que los fondos de inversión se encuentran “desarmando” sus posiciones vendidas, teniendo que salir a recomprar contratos. Esto fue otro motivo que influyó en la recuperación de los valores de la oleaginosa en las últimas semanas. Pero al irse limpiando el mercado de las operaciones especulativas, la presión de los guarismos de la cosecha a obtenerse en los EEUU influyó a la baja más que cualquier otro dato.
En el caso del maíz, a pesar de que el Departamento de Agricultura de los EEUU (USDA) ajustó un poco hacia abajo las cifras de producción, todavía estamos en vísperas de que obtengan una súper cosecha de 366 millones de toneladas. También está influyendo las posiciones abiertas de los fondos de inversión en los mercados de futuros, pero las últimas subas de precios fueron ocasionadas por el aumento del cálculo de utilización del maíz para la producción de etanol. Atención con esta variable. Hay que seguir muy de cerca la evolución de los valores del petróleo. Porque de continuar en los actuales precios o hasta seguir bajando, el maíz no tendría muchas posibilidad de que suba. Además debemos considerar la gran cantidad de trigo forrajero que anda dando vueltas por el mundo –especialmente en la Unión Europea- que compite frontalmente con el maíz como consumo para alimentación de los diferentes ganados.
Y por último y no por ello menos importante, el trigo continúa y continuará siendo uno de los mayores papelones argentinos de los últimos tiempos. Con una producción mediocre, con problemas de calidad ya que se estima se cosechará mucho trigo bajo de proteína y con todo tipo de inconvenientes de infraestructura de transporte, esta cosecha de trigo argentina estará dentro del listado de una de las peores. Y no hablamos tan sólo de lo antes descripto, sino que hablamos de la falta de transparencia de los mercados, la imposibilidad de realizar negocios de exportación, a tan solo 40 días del ingreso de la zafra.
El gobierno realizó una apertura de permisos de exportación insuficiente teniendo en cuenta el posible saldo exportable compuesto por lo que se produzca este año y un importante carry over (trigo que quedó de la cosecha anterior).
Además, todos los días, los operadores de las bolsas y demás comercializadores del cereal, son testigos de todo tipo de manejo en los precios por parte de los compradores de la exportación y la molinería, que siguen pagando poco, cuando y como quieren. Lógicamente como es ya costumbre en nuestro país, todo esto perjudica al productor argentino.
Por Alejandro Ramírez - Analista Agropecuario
Fuente: De Todo un Poco AGRO